Caída libre en el Mercado Libre: La Caída de los Precios de los Productos Agrícolas y el Mito del "Acceso al Mercado"

Gerard Greenfield*

 

La Crisis de Precios de los Productos Agrícolas: ¿nuevamente en la Agenda?

 

Uno de los temas clave que provocó el estancamiento de la 5ta. Cumbre Ministerial de la OMC en Cancún y dio origen a su fracaso, el debate sobre la liberalización del comercio agrícola, continúa su escala, y parece estar rompiendo las fronteras del fundamentalismo del libre mercado que ha dominado el pensamiento y la acción de los elaboradores de políticas durante más de dos décadas. Tal como señala Irfan ul Haque en un artículo sobre productos agrícolas publicado por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), el neoliberalismo ha creado "un entorno intelectual de no hacer nada; laissez-faire" en el que "cualquier búsqueda de solución a los precios bajos e inestables de las commodities se descarta por ser una pérdida de tiempo.[i] Muy lejos está de ser una pérdida de tiempo, el Informante especial de la Comisión de las Naciones Unidas sobre Derechos Humanos sobre el "derecho a la alimentación" ha instado a tomar medidas en forma inmediata para aliviar la crisis en la agricultura, tomando medidas contra el dumping de productos exportados por los países industrializados y para contrarrestar el control corporativo sobre los alimentos y la agricultura que se ha aprovechado de la caída de los precios de los productos básicos.: "Los mercados globales de commodities están cada vez más dominados por menos corporaciones transnacionales que tienen el poder de exigir precios más bajos para los productos básicos a la vez que mantienen altos los precios al consumidor, incrementando así sus márgenes de ganancia."[ii]


[i] Irfan ul Haque, Commodities Under Neoliberalism: The Case of Cocoa, UNCTAD G-24 Discussion Paper Series, No.25, Naciones Unidas, Nueva York y Ginebra, enero 2004, p.18.

[ii] The Right to Rood, Informe presentado por el Informante especial sobre el derecho a la alimentación, Jean Ziegler, Comisión sobre derechos humanos, Consejo económico y social de las Naciones Unidas, 9 de febrero 2004, pp.9;13.

  Habiendo dejado atrás las rígidas "flexibilidades" de los acuerdos, plazos y compromisos coercitivos de la OMC, parecería que las agencias y programas clave de las Naciones Unidas están (re)comenzando el debate sobre la liberalización del comercio agrícola en formas que cuestionan las políticas neoliberales que desde hace tanto tiempo vienen socavando el sustento y los derechos de unos 1.300 millones de granjeros y 450 millones de trabajadores rurales. El Informe de los Países Menos Desarrollados 2004 de la UNCTAD, del 27 de mayo, aunque tardíamente, reconoce que "un incremento en las exportaciones no necesariamente conduce a la reducción de la pobreza", describiendo la combinación de la expansión de las exportaciones y el incremento de la pobreza como "comercio generador de miseria". [i] En sus conclusiones, el Informe observa que: "un problema especial para los LDCs (Países Menos Desarrollados) exportadores de productos agrícolas es que la adopción indiscriminada de políticas orientadas a la liberalización y a la exportación ha estado asociada a la caída de los precios mundiales de los productos agrícolas". [ii]

 

Éste es ciertamente un problema. Durante las dos décadas pasadas, los precios de casi todos los principales productos agrícolas han caído en términos reales. De acuerdo con la UNCTAD, las comparaciones de los precios de  commodities agrícolas y de los alimentos y bebidas en 2003 con respecto a los precios de 1980, muestran un descenso de 60% y 73% respectivamente. Los precios del café en 2003 eran apenas 17% del valor de 1980, y los precios del algodón el 33%.[iii] Una consecuencia de la caída en los precios ha sido el deterioro de los  términos de intercambio para los países que dependen de la producción de  commodities, los que -lejos de beneficiarse de la liberalización del comercio- son abrumados por una deuda aún mayor. Sólo de 1997 a 2001, el índice de precios combinado de todas las commodities cayó en un 53% en términos reales; es decir que "perdieron más de la mitad de su poder de compra en términos de bienes manufacturados." 6 En este contexto, el informe regional de desarrollo económico de la UNCTAD en África publicado el 26 de febrero del corriente año, analiza fundamentalmente los problemas graves que ocasiona la dependencia de la producción de  commodities en un mundo en el que los precios de los productos agrícolas caen, argumentando que la "trampa de la producción de  commodities" se ha vuelto una "trampa de la pobreza". [iv]

 

También se reconoce hoy la devastación social producto de estas caídas en los precios -que se traducen en menores ingresos para los productores rurales, reducción de los salarios y deuda. Tal como indica un Informe del Encuentro de Personas Eminentes sobre Problemas de las Commodities organizada por la UNCTAD inmediatamente después de Cancún: "Nos apena sobremanera constatar la pobreza extrema a la que han sido arrojados 25 millones de trabajadores y plantadores de café debido a los precios extremadamente bajos." [v] Expresiones similares de preocupación -aunque mucho más inocuas- aparecen en un número cada vez mayor de informes de las Naciones Unidas en los que se aborda la temática de la pobreza, el comercio y las commodities. A esto se suma el interés renovado en los acuerdos internacionales sobre productos básicos -57 años después de que el Consejo Económico y de Seguridad de las Naciones Unidas reconociera la necesidad de establecer medidas de estabilización de los precios a fin de superar el impacto social y económico de la volatilidad de corto plazo de los precios en los mercados mundiales. Parece que estas medidas podrían volver a estar en la agenda del debate.

 

La Jaula de Hierro del Neoliberalismo

 

Esta renovada atención oficial al impacto económico y social de la caída de precios de los productos agrícolas generada por algunas agencias de las Naciones Unidas, como la UNCTAD, es necesaria y oportuna, particularmente si contribuye a mantener el estancamiento en las negociaciones agrícolas en la OMC y amplía los horizontes del debate sobre el futuro de la agricultura. Al mismo tiempo, debemos reconocer que las intervenciones de las Naciones Unidas en el debate sobre la agricultura global implican una auto limitación, e incluso la auto-censura. Si bien las soluciones que se proponen exigen que los gobiernos hagan algo, está implícitamente asumido que cualquier acción que se tome debe facilitar la lógica del mercado y no oponérsele.

 

Una consecuencia de mantener esta devoción al "mercado" es que, incluso los informes que son críticos a la liberalización del comercio y la dependencia de la exportación, ignoran el papel y los impactos del neoliberalismo. Por ejemplo, un informe crucial sobre la dependencia en las commodities presentado en la UNCTAD X (febrero 2000) describe la forma en que los acuerdos internacionales sobre productos básicos finalizaron "en el momento en que los mercados internacionales de  commodities pasaron de una volatilidad excesiva de los precios a corto plazo a una caída pronunciada en los precios reales de los productos." Como resultado, "La década de los 90 por tanto comenzó sin la presencia de ningún mecanismo efectivo de estabilización del mercado." [vi] Este cambio se presenta como si el fin de los mecanismos de estabilización de precios simplemente coincidiera con la caída en los precios de los productos. No existe una referencia a las medidas políticas que se tomaron deliberadamente con el fin de abolir los mecanismos de estabilización de precios y abatir los precios, ni a las políticas neoliberales agresivas bajo las cuales esto se llevó a cabo.

 

De forma similar, el informe de la UNCTAD sobre África sugiere que la "ascendencia" de la noción de que "el libre juego de fuerzas de mercado" produce crecimiento económico concluyó en que la regulación del mercado por parte del estado "no se considerara más aceptable o factible". [vii]  No hay ninguna explicación de cómo o porqué sucedió esto. No existe ningún reconocimiento en absoluto de las luchas políticas o de la violencia ideológica involucrada en este cambio de paradigma. En consecuencia, hay menos espacio todavía para un análisis crítico de la violencia social del mercado y sus consecuencias.

 

Existe una obvia "desconexión" entre las causas de la caída de precios de las commodities y las soluciones. Por ejemplo, todos los nuevos informes de las Naciones Unidas que tratan de los productos agrícolas reconocen el alto nivel de control que ejercen las corporaciones transnacionales sobre alimentos y agricultura. Sin embargo -con la única excepción del Informante especial sobre el derecho a la alimentación- la relación entre este control corporativo y los efectos sociales de la caída de precios permanece en la oscuridad. La discusión sobre las fuerzas del mercado de la oferta y demanda se yuxtapone con la evidencia de una masiva concentración de las cadenas de producción, procesamiento y distribución agrícolas en manos de corporaciones transnacionales, sin ninguna contradicción aparente. Y lo que es más importante, las soluciones que se promueven para enfrentar el "comercio generador de miseria", sencillamente omiten de plano abordar el papel de las transnacionales del sector agro-alimentario, ni que hablar respecto a poner límites o hacer retroceder la dominación de las corporaciones.

 

Otra gran carencia radica en la manera en que las soluciones a la caída a largo plazo de los precios de productos agrícolas se enmarca en los parámetros establecidos por el régimen de la OMC. En particular, se asume que asegurar un mayor "acceso al mercado" a través de negociaciones sobre agricultura de la OMC hará crecer los ingresos por exportaciones, transformando el comercio generador de miseria en  enriquecedor. Además, se agregan las propuestas para la diversificación en productos de sectores más "dinámicos del mercado", la transferencia de tecnología y la "generación de capacidad" institucional -medidas que se suponen van a detener el empobrecimiento de los agricultores (sin ninguna mención a los trabajadores rurales), incluso aunque los precios sigan cayendo. Así, nos enfrentamos a una lógica curiosa que sostiene por un lado que las últimas dos décadas de liberalización del comercio constituyen una causa central del empobrecimiento rural, y por otro y al mismo tiempo propone soluciones en el contexto de más liberalización del comercio bajo los auspicios (o mejor dicho la coerción) de la OMC.

 

Los precios caen, las ganancias aumentan: El Eslabón Perdido

 

La mayoría de los análisis sobre los problemas de precio de las commodities asumen que se pasó de la volatilidad de precios los años 1980, a una caída constante de éstos en la década de 1990. De esta forma se llega a una extraña conclusión: los precios se han vuelto más estables. En un informe a la Consulta sobre Problemas de Precios de Productos Agrícolas organizada por la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en marzo de 2002, el Subdirector General de la FAO concluye que, ya que "muchos precios de  commodities fueron más estables en la década de los 90 que en los 80", la "preocupación actual es respecto a los niveles de los precios más que a su volatilidad." [viii] Pero como sugiere Irfan ul Haque al analizar el impacto del neoliberalismo sobre la industria del cacao: "Los precios fueron más estables en los 90 simplemente porque prácticamente habían tocado fondo." [ix]

 

Pese a lo obvio de esta situación, la consulta de la FAO se basó en que los precios se habían estabilizado en niveles bajos, y en consiguiente se plantea una pregunta clave a resolver: "¿Son los actuales precios de los productos demasiado bajos?" El informe concluye: "Por lo tanto, en respuesta a la pregunta sobre si los precios son muy bajos, ciertamente se puede decir que los precios de la mayoría de las commodities son bajos según los estándares históricos, pero no se puede afirmar con igual certeza que sean demasiado bajos dadas las condiciones actuales de oferta y demanda del mercado." [x] De acuerdo a esta lógica circular, en la medida en que las condiciones actuales de demanda y oferta del mercado son las que establecen los precios, éstos nunca pueden ser demasiado altos ni demasiado bajos. Siempre estarán de acuerdo con las condiciones dominantes de mercado. La pregunta que debió realizarse es: "¿Demasiado bajos para quién?" Resulta evidente que los precios son demasiado bajos para los pequeños productores y los trabajadores rurales y sus comunidades, que han visto empeorar sus condiciones de vida como resultado de la reducción de sus ingresos. Y de allí el aumento de la pobreza bien documentado que la UNCTAD describe como "comercio generador de miseria". Los precios no son demasiado bajos para las corporaciones transnacionales que dominan el procesamiento y la distribución de alimentos y otros productos finales, ya que -como compradores de productos agrícolas- sus márgenes de ganancia han venido creciendo mientras los costos de sus insumos caen. Es más, es tal el dominio de estas corporaciones sobre el comercio global de productos agrícolas, desde el cultivo al mercadeo, que las mismas moldean directamente las condiciones de la oferta y la demanda.

 

El informe de la FAO reconoce en forma explícita el hecho de que: "una creciente concentración y especialización de la producción y la integración vertical cambian las relaciones oferta-precio, mientras que una creciente concentración del procesamiento, la comercialización y la distribución modifican las relaciones demanda-precio de los productos". Esto significa que, "el creciente poder de mercado de las compañías transnacionales exportadoras y procesadoras y de una multiplicidad de comerciantes en los mercados de consumo ha modificado las relaciones de mercado con los países en desarrollo que son proveedores de  commodities." [xi]  Entonces, en realidad es una expresión de poder y no de invisibles fuerzas de mercado. Sin embargo, este análisis llega a punto muerto antes de alcanzar su conclusión lógica. El poder de mercado de las corporaciones transnacionales parece no tener ninguna relación con la hipótesis que asume que los precios no son demasiado bajos porque están en función de las condiciones de mercado de la oferta y la demanda. Que las transnacionales sean quienes en gran medida crean estas condiciones, y que la liberalización del comercio bajo el neoliberalismo aumente su poder para hacerlo, son realidades que se ignoran en el análisis final.

 

En los 33 párrafos que componen el Report of the Consultation on Agricultural Commodity Price Problems, donde se resumen los hallazgos de la conferencia de la FAO, no existe siquiera una referencia a la concentración ni al control de las corporaciones, ni siquiera en la lista de "Factores que Influyen en los Precios". [xii] Las soluciones propuestas, por tanto, se limitan a medidas para mejorar el acceso al financiamiento, la tecnología y la competitividad en la exportación, etc. La acción del estado se limita a la búsqueda de "un mejor balance entre la oferta y la demanda" y políticas dirigidas al sector agrícola en busca de "reducciones permanentes en la oferta" a través de la diversificación -que en ningún caso apuntan al problema del poder de las corporaciones transnacionales. [xiii] ¿Porqué deben imponerse reducciones permanentes en la oferta y la diversificación a los pequeños productores y los trabajadores rurales como una "solución", si ya se ha reconocido que la sobreproducción y los precios en caída son consecuencia directa del poder de las corporaciones transnacionales en el mercado?

 

En última instancia, no se reconoce la necesidad de la intervención del estado para enfrentar la concentración corporativa, por lo que la dependencia de los productores y trabajadores rurales de un puñado de corporaciones transnacionales se transforma en una condición dada -una realidad objetiva tan incuestionable como las condiciones de mercado de la oferta y la demanda. Incluso el Informe del Encuentro de Personas Eminentes sobre Temáticas de Productos auspiciado por la UNCTAD, donde se analiza explícitamente el empobrecimiento de millones de agricultores y trabajadores del café, trata el tema de las corporaciones transnacionales solamente en el contexto de elogiar la "responsabilidad social corporativa", expresando satisfacción por aquellas compañías que voluntariamente han aplicado ciertas normas internacionales (no definidas). [xiv]

 

Un problema similar se puede apreciar en el informe de la UNCTAD sobre la dependencia del África en la producción de  commodities. Los subsidios a la exportación en los países desarrollados para productos como algodón y azúcar y la sobreproducción de otros productos como el café, té y cacao se consideran la causa de una "sobreoferta estructural" que lleva a la caída de los precios. Al mismo tiempo, el informe reconoce que los "mercados oligopólicos" y los altos niveles de "concentración" en estas industrias respectivamente, "revelan una "desconexión" entre los precios que pagan los consumidores finales y los que reciben los productores, debido a la existencia de ganancias más altas en las etapas posteriores de la cadena de valor". También se reconoce, "… allí donde hay una mayor concentración, existe una tendencia a hacerse de un mayor porcentaje de las ganancias, y a dejar solamente una pequeña cuota parte del precio final para las otras etapas". [xv] Se cita el ejemplo del café y el té, donde el negocio en "apogeo" de los países desarrollados genera precios más altos para los productos procesados, pero "no en así en los precios que reciben los productores en los países en desarrollo". [xvi]

 

Esta "desconexión" entre lo que ganan productores y trabajadores rurales y lo que pagan los consumidores (un eufemismo para referirse a los enormes márgenes de ganancia de las corporaciones del sector agro-alimentario) sugiere que el eslabón perdido entre la caída a largo plazo en los precios de los productos agrícolas y el apogeo de los mercados de consumo se encuentra en alguna parte del reino de la concentración corporativa. Esta concentración ya está bien documentada. [xvii]

 

En el caso del cacao, se puede ver que las 200 fusiones y adquisiciones que tuvieron lugar entre 1970 y 1990 dejaron a sólo 17 corporaciones en control de la mitad de los mercados del mundo de chocolate, con cinco corporaciones dominantes (Nestlé, Mars, Hershey, Kraft-Jacob-Suchard y Cadbury-Schweppes).[xviii] Como resultado, hacia mediados de la década de los 90, se estima que el 70% de los molinos de cacao estaban bajo la dirección de diez grandes corporaciones, de las cuales tres gigantes (Archer-Daniels-Midland (ADM), Barry Callebaut, y Cargill) representaban el 50%..[xix] En el caso del café, sólo dos compañías -Philip Morris y Nestlé- controlan más de la mitad del mercado mundial del café torrado e instantáneo. Incluso al momento del colapso del Convenio Internacional del Café (ICA) en 1989, General Foods (Maxwell House), Proctor & Gamble (de Folger) y Nestlé controlaban más de las tres cuartas partes del mercado de café molido.

 

Bajo estas circunstancias, está claro quiénes se benefician de la "desconexión", y que el ritmo de aumento de estas ganancias es mayor en la medida en que caen los precios de los productos agrícolas. Tal como argumenta Jeffrey Paige en su análisis del neoliberalismo y la elite del café en Costa Rica, en donde el final del ICA fue el detonante de un dramático colapso en los precios de café: "Los principales beneficiarios de la caída de precios del café fueron las empresas oligopólicas del café torrado del mundo desarrollado, que luego no tradujeron esta caída en menores precios al consumo. El efecto neto del colapso del ICA fue una transferencia substancial de riqueza del mundo subdesarrollado al mundo desarrollado". [xx]

 

Esta transferencia de riqueza fue aún mayor debido a que dentro de los precios en caída, la cuota parte que recibían los plantadores de café también se redujo en forma directa: "Entre 1989/90 y 1994/95, la proporción del ingreso total absorbida por los productores cayó a un 13%, la proporción retenida en los países consumidores subió al 78%. Esto representa una transferencia substancial de recursos de los países productores a los países consumidores, independientemente de los niveles de precios". [xxi]

 

Esta transferencia de riqueza del Sur al Norte -de los productores y trabajadores rurales a las corporaciones transnacionales- ilustra en forma precisa las capas, una por encima de otra, de la "desconexión" que el informe de la UNCTAD sobre la trampa de las commodities que afecta a África reconoce pero no cuestiona.

 

¿Echando leña al fuego? La solución del acceso al mercado

 

A pesar de la crítica creciente al comercio generador de miseria y los costos económicos y sociales y de la caída en los precios de las commodities, gran parte del análisis y debate oficial sigue funcionando dentro de los parámetros del neoliberalismo. Prueba de esto es el escaso reconocimiento de la liberalización del comercio como causa directa de esta caída de precios. Recordemos que el Informe de los Países menos desarrollados de la UNCTAD (citado anteriormente) establece que la liberalización del comercio y las políticas orientadas a la exportación están "asociadas con" la caída global en los precios de los productos agrícolas. [xxii] No existe un vínculo causa-efecto, ni ninguna explicación sobre cómo estas políticas abatieron los precios y potenciaron las ganancias de las transnacionales del sector agro-alimentario.

 

La liberalización del comercio fomentó un incremento en la producción, conduciendo a la sobreproducción que terminó abatiendo los precios, reduciendo los ingresos de los granjeros y obligándolos a intentar producir más para mantener su sustento. Como ilustra la experiencia del comercio de cacao, los esfuerzos realizados para alinear los precios nacionales y mundiales y mejorar en forma ostensible los precios de los productores generaron "una contradicción entre los dos objetivos, ya que el aumento de la producción a raíz de la liberalización baja el precio mundial, bajando así el precio que reciben efectivamente los cultivadores de cacao". [xxiii] Este espiral descendente sin retorno es reforzado por el sistema de la competencia. De esta forma la violencia social del mercado -la presión en constante aumento que sufren productores y trabajadores para producir más por menos- aparece como una fuerza, no como in conjunto benigno de oportunidades.

 

Conjuntamente con este ciclo vicioso de sobreproducción y caída de precios opera la trampa "deuda-exportación", que fuerza a los países a aumentar sus exportaciones de  commodities para pagar sus deudas, y a solicitar nuevos préstamos para financiar la expansión de la exportación. El informe regional sobre África de la UNCTAD reconoce que a consecuencia de "serias dificultades en la balanza de pagos y el lastre de la deuda" ha aumentado la situación de dependencia de las commodities que sufren los países más pobres. Estos países "fueron alentados a través de programas de ajuste estructural a producir y exportar más de sus productos tradicionales para compensar la pérdida de ingresos". [xxiv]


 

A pesar de la realidad del mercado como fuerza coercitiva, el presupuesto subyacente de la ortodoxia dominante es la bondad del mercado, que ofrece un espectro de oportunidades. La solución para los productores rurales empobrecidos es mejorar su capacidad de respuesta y aprovechar estas oportunidades. En la medida en que existen barreras a la importación que no permiten que los productores aprovechen las oportunidades del mercado exterior, la solución es un mayor "acceso al mercado"-una gran oportunidad para vender más en estos mercados externos. Es en este sentido que el informe de la UNCTAD sobre África presenta al acceso al mercado como una solución a la trampa commodities/pobreza: "África podría aprovechar el sistema de la OMC en su beneficio a través de esquemas sensatos de reducción (o racionalización) de los aranceles dentro del contexto de agrupaciones económicas regionales que mejoren el acceso al mercado dentro del continente, y en general en los países en desarrollo". [xxv] El informe es claro; existe espacio para la flexibilidad o las "derogaciones", pero sólo dentro del sistema de la OMC. Esto se refiere en particular a propuestas para expandir los contingentes arancelarios (TRQ) negociados, otorgando a los países menos desarrollados un mayor acceso a los mercados de la UE y EE.UU. Pero tal como lo señala la Unión Internacional de los Trabajadores de la alimentación, Agrícolas, Hoteles, Restaurantes, Tabaco y Afines (UITA) "El régimen ampliado de TRQ (tariff rate quota: contingente arancelario) es esencialmente un instrumento político, que otorga acceso selectivo al mercado en recompensa a aquellos países que se comprometen a desarrollar un mayor ritmo en la liberalización agrícola. A través de este proceso, el poder de negociación queda en manos de los EE.UU. y la UE." [xxvi]

En particular, la solución del acceso al mercado que propone la UNCTAD para los países menos desarrollados del continente africano se explica en el contexto del "mecanismo de cumplimiento riguroso" de la OMC, que impide el uso de instrumentos utilizados previamente por las Economías de Industrialización Reciente (EIR). Esto sugiere que la OMC ha ilegalizado las políticas de desarrollo económico utilizadas por otros países, por lo que los países menos desarrollados de África deben negociar el acceso al mercado como una de las pocas opciones viables y disponibles. Toda otra propuesta -incluyendo transferencia de tecnología, financiamiento adicional, reducción de la deuda, etc. se enfoca sobre este objetivo. Así, para la UNCTAD, es una tarea urgente volver a encarrilar las negociaciones de la OMC. No hay el más mínimo reconocimiento de la contradicción que representa apoyar una institucionalización más profunda de una de las causas básicas de la trampa  commodities/pobreza con el objetivo de sacar a los países de esta trampa.

No es sorprendente que el gobierno de los EE.UU. se oponga terminantemente a iniciar un debate en la OMC sobre el problema de la caída de precios de los productos agrícolas, y al mismo tiempo insista en que cualquier medida tomada -por cualquier gobierno nacional o institución multilateral- debe apuntar a la facilitación y no a la intervención del mercado. Cuando el gobierno de Kenia (con el apoyo de India, Pakistán y Brasil) pidió en febrero que el Comité de Comercio y Desarrollo de la OMC debatiera sobre el tema de la caída de precios de las commodities, los EE.UU. expresaron su oposición, advirtiendo contra la inclusión de estos "temas ajenos al comercio" en las negociaciones. [xxvii] Aparentemente, la caída de los precios agrícolas -producto de la sobreproducción orientada a la exportación bajo la liberalización del comercio, el dumping masivo de las exportaciones de EE.UU. y la UE, y la manipulación de los precios de compra por parte de las corporaciones transnacionales- no es un tema propio del comercio. Irónicamente, los activistas del movimiento por la soberanía alimentaria estarían de acuerdo con la posición de los EE.UU.: no se trata del comercio. Y ya que el tema de la caída de precios de los productos agrícolas y el futuro de la agricultura son inseparables, es lógico que si uno escapa a la agenda de la OMC, lo mismo suceda con el otro. (EE.UU. también está intentando excluir las commodities de la agenda de consulta de la UNCTAD, con el argumento de que es  un "tema ajeno al comercio").

 

La Trampa del Mercado

 

Entre las soluciones a la trampa de los productos orientadas al mercado, se destaca el llamado a la diversificación de los productos agrícolas que han sufrido una caída en sus precios. Ésta fue la lógica detrás de la "Iniciativa Sectorial sobre el Algodón" de la OMC en Cancún, donde la respuesta al dumping masivo de las exportaciones de EE.UU. fue que otros países dejaran de exportar algodón. A pesar de toda la evidencia que relaciona a los programas de ajuste estructural con la actual crisis en la agricultura, la diversificación a partir del algodón sería supervisada por el FMI y el Banco Mundial, en conjunto con la FAO. [xxviii]

 

Aunque la Iniciativa Sectorial sobre el Algodón se hundió junto con la Cumbre Ministerial de la OMC, es importante reconocer que la lógica subyacente a esta propuesta para la diversificación prevalece. Continúa definiendo a la diversificación, no en términos de un alejamiento de la dependencia de las exportaciones hacia una mayor autosuficiencia y sustentabilidad (como podría sugerir la expresión diversificación agrícola), sino en términos de otros productos de exportación con precios mundiales en alza. De esta forma, el informe de la UNCTAD sobre África defiende avanzar hacia la exportación de "productos dinámicos en el mercado", especialmente bienes manufacturados. Actualmente, para el continente africano, "la ropa interior es el único artículo de exportación que se encuentra entre los más dinámicos del mercado mundial". [xxix] Por tanto, se necesita -independientemente de los jornales de los trabajadores y las condiciones de trabajo- más exportación de ropa interior o productos similares. Entre los productos agrícolas están aquellos no tradicionales identificados como "nuevos productos dinámicos", incluyendo frutas, hortalizas, pescado, productos del mar y flores recién cortadas. Ignorando los graves efectos que tienen sobre el medio ambiente y la salud las industrias que utilizan grandes cantidades de pesticidas, como la de las flores recién cortadas, y el absurdo que representa plantar flores para Europa en lugar de alimentos para la comunidad, la UNCTAD busca aumentar la capacidad de respuesta a los cambios en los "hábitos de consumo" en los países importadores. [xxx]

 

En forma más amplia, este direccionamiento de la totalidad de las economías hacia nuevos hábitos de consumo en otros continentes nos conduce otra vez al eslabón perdido en la ecuación: las corporaciones transnacionales, que dan forma a los hábitos de consumo y dominan la producción y el comercio que provee a estos mercados. Esto está reconocido en forma explícita en el informe de la UNCTAD donde los productos de los sectores dinámicos del mercado, incluso las exportaciones de productos agrícolas no tradicionales, están "dominados por compañías más grandes y de mayor integración vertical y en el sector minorista, por las grandes cadenas internacionales de supermercados". Son estos intereses concentrados que determinan "qué se produce, cómo y quién lo produce". Sumado a esto "las ganancias reales en la cadena de las commodities van a parar a quienes controlan los puntos críticos a lo largo de la cadena, las marcas propias establecidas o quienes tienen acceso al espacio en las góndolas de los supermercados". [xxxi]

Resulta evidente entonces que la diversificación a partir de la dependencia de las commodities y dirigida a productos de los sectores dinámicos del mercado promete nuevas formas de dependencia -incluso la dependencia de las redes internacionales de venta al consumo, las compañías de intermediación del comercio internacional y el capital financiero. Cambiar hacia productos de los sectores dinámicos del mercado significa que los productores en los países más pobres "deben entrar en las redes si es que quieren acceder a los mercados de los países desarrollados". [xxxii] Pero en lugar de proponer medidas para abordar esta concentración corporativa y para desarrollar políticas que protejan a los productores y sus comunidades de tal dependencia, la UNCTAD propone que los estados deben alentar a los productores a entrar en estas redes de joint ventures, sociedades y alianzas estratégicas para asegurar su acceso a los mercados de otros continentes. Los obstáculos identificados por la UNCTAD incluyen la falta de financiamiento, tecnología, conocimiento y capacidad institucional. Las soluciones -todas dirigidas en alguna medida a mejorar la capacidad de respuesta ante las oportunidades del mercado y la competitividad- inevitablemente aumentan la dependencia de los mercados globales, dominados por las corporaciones transnacionales, e intensifican la competencia.

 

Por tanto, en esta transición desde la dependencia de las commodities hacia los mercados dinámicos, prevalece el control corporativo; y los productores y trabajadores continúan produciendo más por menos. Eso no es una aberración -eso es el mercado.

 

* Gerard Greenfield es investigador y trabaja con Focus on the Global South, Bangkok, Tailandia.

 

Notas

 


 

[i] Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD), The Least Developed Countries Report 2004: Linking International Trade with Poverty Reduction, Nueva York y Ginebra, Naciones Unidas, 2004, p.152.

[ii] Ibid., p.191.

[iii] Ibid., p.126.

[iv] UNCTAD, Economic Development in Africa, p.46.

[v] UNCTAD, Report of the Meeting of Eminent Persons on Commodity Issues, Ginebra,  22-23 de setiembre 2003, p.4.

[vi] Alfred Maizels, "Economic Dependence on Commodities", UNCTAD X High-level Round Table on Trade and Development: Directions for the Twenty-First Century, Bangkok, 12 de febrero, 2000, pp.4-5.

[vii] UNCTAD, Economic Development in Africa, p.33.

[viii] "Issues in World Commodity Markets", presentado por Hartwig de Haen, Subdirector General, Departamento económico y social, a la Consultation on Agricultural Commodity Price Problems, División de  commodities y comercio, Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) de las Naciones Unidas, Roma, 25-26 de marzo 2002, p.15.

[ix] ul Haque, Commodities Under Neoliberalism, p.19.

[x] "Issues in World Commodity Markets", p.16.

[xi] "Issues in World Commodity Markets", p.16.

[xii] FAO, Report of the Consultation on Agricultural Commodity Price Problems, Roma, 25-26 de marzo 2002.

[xiii] "Issues in World Commodity Markets", p.18.

[xiv] UNCTAD, Report of the Meeting of Eminent Persons, p.5.

[xv] Ibid., p.24.

[xvi] Ibid.

[xvii] Sophia Murphy, Managing the Invisible Hand: Markets, Farmers and International Trade. Institute for Agriculture and Trade Policy, abril 2002; Sanaz Memarsadeghi and Raj Patel, Agricultural Restructuring and Concentration in the United States: Who wins, who loses? Institute for Food and Development Policy/Food First, Policy Brief No.6, agosto 2003; Unión Internacional de los trabajadores de la alimentación, agrícolas, hoteles, restaurantes, tabacos y afines (UITA), The WTO and the World Food System: A Trade Union Approach. Ginebra: UITA, mayo 2002.

[xviii] ul Haque, Commodities Under Neoliberalism, p.12.

[xix] Ibid., p.11; N. Fold, "Restructuring of the European chocolate industry and its impact on cocoa production inn West Africa", Journal of Economic Geography, 1, 2001, pp.405-20.

[xx] Jeffrey M. Paige, Coffee and Power: Revolution and the Rise of Democracy in Central America, Cambridge, Mass., Harvard University Press, 1997, p.262.

[xxi] Stefano Ponte, The ‘Latte Revolution'? Winners and Losers in the Restructuring of the Global Coffee Marketing Chain, Centre for development Research (CDR) Working Paper 01.3, Copenhagen, junio 2001, pp.14-15.

[xxii] UNCTAD, The Least Developed Countries Report, p.191.

[xxiii] ul Haque, Commodities Under Neoliberalism,, p.8. El ‘precio libre a bordo' de los productos de exportación es el valor de mercado de la mercadería en la aduana de frontera de la economía a la cual se exporta, antes de agregarles el flete internacional, los cargos de aduana y otros costos.

[xxiv] Emphasis added. UNCTAD, Economic Development in Africa, p.34.

[xxv] UNCTAD, Economic Development in Africa, p.62.

[xxvi] IUF, Export Dumping: Deepening the Global Crisis in Agriculture. Geneva: IUF, setiembre 2003. www.iuf.org

[xxvii] "CTD: Declining commodity prices in the spotlight", Bridges Trade Weekly, 8 (7), 26 de febrero 2004.

[xxviii] Párrafo 27 del Borrador del texto de la cumbre ministerial de Cancún, 13 de setiembre 2003.

[xxix] UNCTAD, Economic Development in Africa, p.8.

[xxx] Ibid., p.26.

[xxxi] Ibid., p.27.

[xxxii] Ibid.