por Aileen Kwa
GINEBRA, 5 de junio de 2006: Estudios recientes pronostican pérdidas para África como resultado de la ronda comercial de Doha, no sólo para el sector industrial, sino también para la agricultura. Esto contradice la visión convencional de muchos formuladores de políticas de África que creen que, aun cuando pierdan en el sector industrial, a la larga sus sectores agrícolas se beneficiarán con las reformas que realizarán los países con producción agropecuaria fuertemente protegida, EE.UU., la UE y Japón.
Contrario a estas expectativas, sin embargo, una investigación del Banco Mundial, el Carnegie Endowment, las Comisión Europea y la FAO, demuestra que la mayoría en África se verá enfrentada a pérdidas como resultados de la liberalización en la agricultura y la industria. Incluso si los mercados de exportación agropecuarios fueran abiertos a África, la mayoría de los productores africanos – de los cuales la vasta mayoría son agricultores de subsistencia- no estarán en condiciones de competir. Además, ellos perderán en la medida en que tendrán que abrir sus mercados nacionales a partir de las negociaciones. Los países más pobres de África serán los más duramente golpeados -muchos son Países Menos Adelantados en África Sub-Sahariana o África Oriental. Técnicamente, los PMA no necesitan bajar sus aranceles en la Ronda de Doha, pero como consecuencia de los acuerdos aduaneros regionales con otros países africanos que no son PMA, las importaciones se abrirán camino fácilmente hacia los países menos adelantados.

Banco Mundial
Antes de la Ministerial de Hong Kong, el Banco Mundial revisó sus estimativos de ganancias globales de la Ronda de Doha. De las optimistas ganancias globales de US$ 823.000  millones, previstas antes de Cancún en 2003, pasaron a una cifra ajustada de US$ 287.000 millones globalmente, y a una modesta cifra de US$ 96.000 millones en un probable escenario de Doha. Pero más preocupante aún fue el mensaje para los países en desarrollo -las ganancias previsibles serían sólo de US$ 16.000 millones y esta cifra no sería equitativamente distribuida.
El Banco concluyó que los beneficios serían captados por unos pocos países en desarrollo grandes tales como Argentina, Brasil e India. “Bangladesh y muchos países africanos que se benefician con las preferencias probablemente enfrentarán pérdidas”.(1)
Además, antes de Cancún, el Banco había argumentado que incluso si los países en desarrollo se mantenían intransigentes en relación a la ayuda interna, los países en desarrollo ganarían de todas maneras con la liberalización de la agricultura. Sin embargo, estudios más recientes realizados por el Banco, reflejan una conclusión opuesta. Los países en desarrollo verían una mejora más importante en su comercio neto de alimentos (exportaciones menos importaciones) si los países ricos liberalizaran sus mercados agrícolas y los países en desarrollo no. Como grupo, las ganancias sumarían US$ 42.000 millones como resultado de mejoras en las exportaciones.
Sin embargo, si a los países en desarrollo se les hace liberalizar sus mercados, el mayor ganador en términos de ingresos agrícolas redistribuidos sería EE.UU., seguido por Argentina, Brasil y otros países latinoamericanos, Australia y Nueva Zelanda. África sub-Sahariana podría experimentar algunas ganancias pequeñas, mientras que China, India y el resto del Sur de Asia serían perdedores netos.(2)
El modelo del Banco Mundial sin embargo, es defectuoso porque asume empleo total de toda la mano de obra, incluyendo la mano de obra no calificada. En el estudio de Carnegie se hicieron algunas correcciones.
Informes de Carnegie
El informe realizado por el Carnegie Endowment for International Peace “Winners and Losers: Impact of the Doha Round” (“Ganadores y  Perdedores: Impactos de la Ronda de Doha) de Sandra Polaski (junio de 2005), mejoró los ejercicios de modelado incorporando las tasas de desempleo reales. Además trata en forma diferenciada a los mercados de trabajo agrícolas de los mercados de trabajo urbanos no calificados en los países en desarrollo.
Los hallazgos del estudio de Carnegie son “contrarios a la visión que comúnmente se sostiene acerca de la Ronda de Doha, de que la liberalización de la agricultura beneficia a los países en desarrollo y que por lo tanto es clave para lograr los objetivos de desarrollo de la Ronda. De hecho, la liberalización de la agricultura beneficia sólo a un subgrupo relativamente pequeño de países en desarrollo.”(Polaski 2006; 25)
Entre los que se beneficiarían se encuentran Brasil, Argentina, la mayor parte de América Latina, Sudáfrica y algunos países miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), notablemente Tailandia. Sin embargo, según Polaski, los perdedores de la liberalización en la agricultura incluyen a muchos de los países menos adelantados del mundo, incluyendo a Bangladesh, y a los países de África del Este y el resto de África Sub-Sahariana. El Medio Oriente, África del Norte, Vietnam, México e India y China también experimentarían pérdidas.
Un aporte valioso del estudio es la simulación del escenario de “productos especiales”. El escenario modelado era el “límite más extremo“ de cualquier acuerdo que se pudiera alcanzar dentro del marco de Hong Kong, en el que a los países en desarrollo se les permitiera y eligieran proteger todos sus productos agrícolas de la liberalización, designándolos como “productos especiales”. (Los países que presionan por esta disposición, los del G33, han solicitado que se les permita dar este trato al 20% de las líneas arancelarias. EE.UU. está peleando para permitir sólo cinco.)
Del estudio se desprenden dos conclusiones importantes:
1) Sólo hay reducciones mínimas en las ganancias de otros países si todos los productos son clasificados como productos especiales, incluso para el grupo de países exportadores más afectados. (Por ejemplo Argentina y Tailandia).
2) Bangladesh y los países de África del Este de todas maneras experimentarán pérdidas si todos los productos fueran clasificados como productos especiales. La pérdidas experimentadas serán levemente menores a las que experimentarían si no fueran productos especiales.
La conclusión que saca Polaski es que “A menos que se tomen medidas especiales para ellos [o sea, más allá de los productos especiales] Bangladesh, África Occidental y el resto del África sub-Sahariana se ven adversamente afectados en cualquiera de los escenarios de Doha modelados, sin importar si el nivel de ambición es modesto o elevado.”(3)
Esta conclusión es similar a los hallazgos de Polaski en un documento anterior “Agricultural Negotiations at the WTO: First, Do no Harm” (Negociaciones Agrícolas en la OMC: Primero No Hagan Daño”), donde ella señala que el trato especial y diferenciado que los países pobres están demandando en la OMC continúa siendo inadecuado:
“Los enfoques alternativos, tales como permitirles a los países en desarrollo realizar reducciones arancelarias menores para un número limitado de productos especiales, o permitirles períodos de transición más prolongados para realizar los recortes arancelarios, no ofrecen una flexibilidad adecuada para los países que tienen una concentración significativa de la mano de obra en la agricultura a pequeña escala.”
El informe “Winners and Losers” (“Ganadores y Perdedores”) aporta tres razones principales por las que los países en desarrollo pierden en las negociaciones agrícolas. En primer lugar, muchos países pobres son importadores netos de alimentos. En segundo lugar, con la liberalización, muchos perderán también las ventajas de los actuales programas de preferencias (por ejemplo el acceso preferencial que tienen los países de África, Caribe y Pacífico, ACP, al mercado de la UE). Y en tercer lugar, la agricultura de pequeña escala y de subsistencia, de baja productividad, representa la mayor proporción de la actividad agrícola en muchos países en desarrollo. Los productos de los agricultores de subsistencia en general no son competitivos en el mercado global.
Polaski explica, “Forzar a los campesinos pobres a competir con la agricultura globalizada no fomentará un incremento en su productividad en la medida en que ellos no tengan tierra suficiente, acceso a créditos, semillas de alta productividad, agua, asistencia técnica y otros insumos necesarios..Para cualquier cultivo hay muchos países, tanto desarrollados como en desarrollo, que pueden producir a costos más bajos que los de los productores de subsistencia en cualquier otra parte, debido a las economías de escala, la mecanización, mayores insumos, condiciones climáticas, subsidios gubernamentales, o una gama de otros factores.”(4)
Incluso para los países exportadores de productos agrícolas competitivos, tales como Argentina, Brasil y Tailandia, las ganancias que puedan obtener de las negociaciones agrícolas son pocas. Las mayores ganancias suman tan sólo US$ 358 millones para Argentina.
En términos generales, las ganancias derivadas de la Ronda son modestas – un incremento de los ingresos mundiales de entre 40 y 60 mil millones de dólares, por una única vez. Los países en desarrollo recibirán 21.500 millones (de los cuales 10.600 millones le corresponderán a China por la liberalización de los productos manufacturados). La mayoría de los países africanos perderán como consecuencia de la liberalización tanto de la agricultura como de los bienes manufacturados. África sub-Sahariana, dice Polaski, “pierde su participación en el mercado global en algunos o todos los productos manufacturados.”(5)  Esto se debe a la caída de los precios mundiales para los productos manufacturados, la cual afectará a los sectores intensivos en mano de obra en los Países Menos Adelantados.
En lo que refiere a las exportaciones, los países en desarrollo más pobres, incluyendo a los PMA, experimentarán una caída generalizada como resultado de la Ronda. Igualmente se prevén pérdidas en los ingresos -las mayores pérdidas (0,8% del PBI) serán para los países de África Oriental -Tanzania, Uganda y Malawi. Polaski concluye que otros países sub-Saharianos cuyas economías comparten estructuras similares a las de estos países, seguramente experimentarán pérdidas de magnitud similar.
La evaluación de impacto de sustentabilidad de la Comisión Europea
La evaluación del Impacto de sustentabilidad de la Ronda de Doha encargada por la Comisión Europea y realizada por la Universidad de Manchester, muestra resultados que son bastantes similares a los de Carnegie y el Banco Mundial..
En términos generales la EIS informa que
1) en los países más pobres del mundo, como “en África sub-Sahariana, por ejemplo, la pobreza empeorará en la medida en que sufrirán pérdidas económicas con la liberalización comercial y enfrentarán severas restricciones en materia de oferta.”(6)
2) El período de ajuste -asociado al incremento del desempleo o subempleo -”puede ser severo…allí donde la protección social es débil o ausente.” Según los autores, estos efectos adversos pueden continuar a largo plazo ante la ausencia de políticas apropiadas para apoyar la creación de nuevas oportunidades de empleo.(7)
3) Los países pueden enfrentar también “una pérdida significativa de ingresos por concepto de aranceles, con posibles impactos sociales indirectos negativos.”(8)
4) Se prevé que los impactos ambientales globales serán negativos -desde efectos adversos para el cambio climático como para la biodiversidad mundial. Una vez más, se ejercerá mayor presión en las áreas biológicamente sensibles como resultado del incremento de la producción agrícola, afectando más negativamente a los países en desarrollo.(9)
 
Específicamente para la agricultura, la EIS concluye que:
-Los países competitivos a nivel global ganarán como resultado de un mayor acceso a los mercados. Sin embargo, “la mayoría de los países en desarrollo seguramente no obtendrán ningún beneficio directo significativo. Los países que obtendrán los menores beneficios, e incluso incurrirán en pérdidas, son aquellos en los que la agricultura nacional tiene menor capacidad de exportación, o son importadores netos de alimentos”.(10) (La mayoría de los países africanos son importadores netos de alimentos.)
– Allí donde la producción rural no es competitiva, la “liberalización puede conducir a un incremento de importaciones a costos más bajos que compiten con los productores nacionales. La caída de la producción agrícola implicará costos de adaptación significativos”.(11)
Informe de políticas del Sistema de Investigación e Información (RIS) para países en desarrollo
Como si las implicancias para los países en desarrollo no fueran lo suficientemente nefastas, Timothy Wise y Kevin Gallagher de la Tufts University en su Informe de Políticas RIS No. 22 “Doha Round and Developing Countries: Will the Doha Deal Do More Harm than Good?”
(Ronda de Doha y Países en Desarrollo: ¿El Acuerdo de Doha Generará Más Daños que Beneficios?) (http://www.ase.tufts.edu/gdae/Pubs/rp/HiddenCostsApr06.htm) han señalado que los modelos de simulación del comercio global han sobrestimado las ganacias de la Ronda simplemente porque no han tenido en cuenta las pérdidas que experimentarán los países por concepto de ingresos aduaneros perdidos a causa de la liberalización. Wise y Gallagher estiman que las pérdidas totales para el mundo en desarrollo, sólo a raíz de las negociaciones del AMNA, podrían ser de US$ 63.400 millones  -diez veces las ganancias totales que obtendrán del AMNA los países en desarrollo en conjunto (que serán US$ 6.700 millones). Estas pérdidas una vez más serán más duras de enfrentar para los países más pobres. Los ingresos por concepto de ingresos aduaneros representan el 20 % de los ingresos gubernamentales en más de la mitad de los países de África sub Sahariana, más del 50% para Nigeria y Gambia y más del 40% para Benín, Lesotho, Madagascar, Malí, Togo y Uganda.(12)
Los modelos económicos asumen que los balances fiscales gubernamentales son fijos, es decir que las pérdidas de ingresos por concepto de ingresos aduaneros se compensan con impuestos internos. La evidencia histórica ha demostrado que la cosa no es así. Muchos países en desarrollo con un sector informal de dimensiones importantes no pueden cobrar impuestos en forma eficiente. Y mientras que el IVA generalmente ha sido introducido para compensar las pérdidas en materia de impuestos aduaneros en los países pobres, el FMI estima que promedialmente sólo ha compensado menos del 30% de las pérdidas de ingresos.(13)
La FAO con relación a las preferencias
Las preocupaciones planteadas en los informes del Banco Mundial, Carnegie y la Comisión Europea, en relación a la pérdida de las preferencias que sufrirán los países en desarrollo pobres como resultado de la liberalización de conformidad con el concepto de Nación Más Favorecida (NMF), tienen eco en FAO:
1) “Si el actual proceso de liberalización comercial no presta especial atención a la situación de los países dependientes de las preferencias, en la mayoría de los casos los costos resultantes para ellos podrían ser mayores que los beneficios”.(14)
2) En relación a los instrumentos financieros que se han utilizado en el pasado para abordar ese tipo de problemas “se considera que han carecido concesiones y escala suficientes”.(15)
3) La ayuda por sí sola no es suficiente: “Los avances de la asistencia para el ajuste podrían ser abordado en forma adicional a, y no en lugar del diseño de un régimen preferencial mejorado para países específicos.”(16)
Recomendaciones de FAO sobre políticas agrícolas para países en desarrollo de bajos ingresos
En una nota técnica reciente, número 14, “Hacia una política de comercio agrícola apropiada para países en desarrollo de bajos ingresos,” FAO realiza las siguientes observaciones y recomendaciones para los miembros más pobres de la OMC:
1)Las fallas masivas del mercado en los países pobres requieren intervención estatal, inclusive protección aduanera
A partir de una revisión de la literatura existente en materia de desarrollo agrícola, la FAO concluye que está comprobado que los productores agrícolas de muchos países en desarrollo se ven enfrentados a las fallas masivas del mercado. Como resultado de ello no pueden generar excedentes para realizar nuevas inversiones, las cuales podrían estar dirigidas a facilitar la generación de actividades con mayor valor agregado. Este proceso es esencial para avanzar hacia una mayor diversificación.
Las fallas masivas del mercado incluyen mercados débiles de insumos y productos, falta de financiación temporal, instrumentos limitados para la gestión de riesgos.(17) Una transición de ese tipo “seguramente no ocurrirá allí donde las fallas del mercado sean perseverantes, si no hay “una intervención estatal significativa en estadios iniciales del desarrollo”.
Por lo tanto no hay evidencia de que una política de liberalización comercial del tipo laissez faire vaya a generar el desarrollo que los países están buscando. En efecto, el estudio de Dorward y Morrison de 2001, “The agricultural development experience of the past 30 years: lesons for LDCs” (La experiencia del desarrollo agrícola de los últimos 30 años: lecciones para los PMA), descubre que los países que han mantenido un crecimiento agricola sostenido fueron aquellos que no adoptaron una política liberal desde un principio, sino que “levantaron las limitantes al crecimiento continuo de forma secuencial, al mismo tiempo que intervinieron para garantizar el ambiente favorable necesario para la transformación de sus sectores agrícolas”. Es “durante las fases de protección aduanera” que “se han observado instancias de innovación inducida, con tasas de aumento de la productividad que exceden aquellas que se podrían haber logrado en ambientes más liberales”.(18)
2) Amplias evidencias de que la agricultura es una herramienta para el crecimiento de base amplia, pero que se requieren vínculos con la economía local
FAO descubrió que existe un alto grado de correspondencia entre los patrones de crecimiento agrícola y los patrones de reducción de la pobreza en las regiones de países en desarrollo. El crecimiento agrícola puede tener impactos positivos desproporcionados en la medida en que puede estimular un incremento de la demanda interna, a partir del incremento de los ingresos rurales, y por lo tanto apoyar el crecimiento en otros sectores. “En la práctica también, existen pocas alternativas obvias a la agricultura, como impulsoras de un crecimiento de base amplia en aquellos países que aún se encuentran en los estadios iniciales del desarrollo”.(19)
Sin embargo, para obtener ese tipo de resultados positivos, el sector tiene que tener “vínculos sustanciales con la economía local” y tal desarrollo agrícola “rico en vínculos” generalmente será fomentado por métodos de producción intensivos en mano de obra en contraposición con métodos intensivos en capital y conocimiento especializado, por una distribución más equitativa de los ingresos, por patrones de consumo local que favorezcan los productos y servicios locales antes que los importados, y por vínculos con mercados de productos más amplios que puedan continuar absorbiendo los incrementos de productividad sin grandes caídas en los precios de los productos”.(20)
El levantamiento gradual y secuencial de las limitantes al crecimiento del sector debe ser apoyado con arreglos institucionales conducentes en la esfera política, jurídica y económica.
3) Las exportaciones por sí solas no constituyen una solución para la reducción de la pobreza
Se da por supuesto que se debería aumentar la productividad de los productores locales para así incrementar los ingresos y la capacidad de compra, pero, ¿debería hacerse mediante una estrategia de promoción de las exportaciones o una estrategia de sustitución de importaciones?
Al medir los impactos del modelo exportador, la FAO concluye que el tamaño del sector cuenta. “Allí donde el sector agrícola es una parte importante de la economía, la rápida reducción de las protecciones en el sector como un todo, puede generar tasas de desempleo y de migración rural-urbana significativas. Por otro lado, cuando el sector como un todo da cuenta de una pequeña porción de la totalidad de la economía, y más aun, allí donde constituye una parte modesta de la economía rural, la mano de obra desocupada podrá ser reabsorbida rápidamente”.(21)
 “En algunos casos de crecimiento basado en las exportaciones, existe evidencia de que la consolidación de grandes establecimientos ha desplazado a los medios de vida de los hogares productores de pequeña escala. El número de individuos absorbidos por fuentes de empleo alternativas tiende a ser menor al número de desplazados.”(22)
En el caso de Chile, por ejemplo, donde tanto la participación de la agricultura en la generación de empleos, como las exportaciones agrícolas en relación al conjunto de las exportaciones, representan menos del 20%, el impacto en la distribución del ingreso podría ser negativo sólo para una pequeña proporción de la mano de obra. Sin embargo, en países con sectores agrícolas de proporciones mayores, los efectos negativos en la distribución del ingreso serían más visibles. En América Latina, el empleo agrícola generalmente sólo representa el 20% del empleo total. Esta tasa es significativamente mayor en África sub-Sahariana (66%) y Asia (56%).
Citando a Foster y Valdes (2006), la FAO señala que incluso en América Latina se observa que la estrategia de promoción de las exportaciones no contribuyó a la reducción de la pobreza. Aunque la región como un todo es exportadora neta de alimentos, sólo 6 de los 22 países son exportadores netos de alimentos (Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia y Nicaragua). Si bien las exportaciones no empeoraron la situación del sector como un todo, tampoco beneficiaron a todos los sectores de población participantes en el sector. Entre quienes no se han visto beneficiados se encuentran los agricultores de pequeña escala y los agricultores ubicados en áreas de baja productividad. El crecimiento del sector está actualmente limitado por la demanda interna y continúa siendo dependiente de las exportaciones.
4) El empleo es más importante que los alimentos baratos
La protección en los países en desarrollo a menudo es desalentada por los neoliberales porque la consideran perjudicial ya que conduce a un incremento del precio de los alimentos, afectando a los pobres de las áreas urbanas. La FAO sin embargo, concluye que los impactos de la intervención política son más importante en los ingresos reales que su impacto en los niveles de precios. La principal preocupación para los hogares pobres urbanos es el ingreso generado por el empleo (y la disponibilidad de empleo), más que el precio de los productos alimenticios. Este es igualmente el caso para quienes viven de la economía rural.(23)
5) Importancia de los mercados locales y regionales (internos)
En los países pobres como los de África sub Sahariana, no existe un mercado interno viable para los productos de mayor valor. La FAO plantea que los mercados internacionales para este tipo de productos son de difícil acceso, dadas las distorsiones vigentes en los países de la OCDE.
En contraste, la mayoría de los pobres en las áreas rurales en África sub-Sahariana, están ocupados en los sectores de alimentos básicos que compiten con las importaciones. Por lo tanto existe “un potencial de crecimiento considerable” en estos sectores de alimentos básicos (obviamente sólo si los aranceles son lo suficientemente altos como para mantener fuera a las importaciones) y el mercado interno “tiende a brindar una perspectiva más promisoria que los mercados internacionales en el corto y mediano plazo.”(24)
Para los productores de pequeña escala, producir para los mercados locales y regionales es menos riesgoso como estrategia comercial. Eso evita también los problemas que plantean las normas de calidad, etc.(25)
La FAO cita también evidencia de Asia para ilustrar la importancia de los mercados internos nacionales de grandes proporciones – ellos a menudo han sido un pre-requisito para el crecimiento de base agrícola en las economías asiáticas. Estos mercados internos facilitaron la comercialización de los excedentes en áreas deficitarias, contribuyendo a garantizar la estabilidad de los precios (Indonesia antes de la crisis financiera de 1997, por ejemplo). Hoy en día, los mercados nacionales – tales como los del África Sub Sahariana– son relativamente pequeños, pero los mercados regionales pueden jugar el mismo papel.
6) Una reforma comercial completa en África sub-Sahariana podría acorralar a los países en una producción de bajo valor
Finalmente, las notas técnicas de FAO hacen referencia también a una investigación de Achterbosch et al (2004) que sugiere que África se embarcará en un viaje hacia la desindustrialización si se lleva a cabo una reforma comercial completa. La consecuencia más probable será la contracción de los sectores con mayor valor agregado – del sector de industria liviana y pesada y del de servicios- y no la diversificación. Esto deja a África sólo con la opción de expandir la producción de las commodities agrícolas tradicionales.
El efecto es que estos países quedarán encerrados en patrones de producción que son el reflejo de sus actuales ventajas comparativas, en lugar de que se les permita desarrollar una ventaja comparativa en actividades de mayor valor agregado. (Un punto que no ha sido resaltado en el documento de FAO es que la demanda de commodities agrícolas tradicionales tiende a ser inelástica – y por lo tanto los incrementos de producción han conducido en parte a la caída de los precios a largo plazo. Esos términos de intercambio que se van deteriorando, sólo aumentarán los problemas económicos de esos países.)
Citando a Dorward et al (2004), la FAO concluye que: “Muchos de los países actualmente más pobres se han salteado una fase muy importante de apoyo a sus sectores agrícolas. Muchos de estos países se encuentran ahora con políticas comerciales relativamente liberales, pero con sectores agrícolas débilmente desarrollados, cuyo desarrollo al largo plazo los decisores políticos están hoy en peores condiciones de apoyar, y que son también más susceptibles a los choques externos de corto plazo, debido a los bajos niveles de protección aduanera aplicada”.(26)
* * Aileen Kwa es una investigadora asociada de Focus on the Global South y reside en Ginebra. Ella es co-autora con Fatoumata Jawara de “Behind the scenes at the WTO” (“Detrás de las Bambalinas en la OMC”), Zed Books, 2004. Se la puede contactar escribiéndole a: [email protected]
Notas
1. Anderson y Martin 2005 “Agricultural Trade Reform and the Doha Development Agenda”, Banco Mundial.
2. Banco Mundial 2005 “Global Agricultural Trade and Developing Countries”, p. 124-25.
3. Polaski ibid. p. 32.
4. Polaski S 2005 “Agricultural Negotiations at the WTO: First, Do No Harm”, Carnegie Endowment for International Peace, junio.
5. Polaski 2006 “Winners and Losers” p. 27
6. Kirkpatrick C, George C, y Scrieciu S 2006 “Sustainability Impact Assessment of Proposed WTO Negotiaitons: Final Global Overview Trade SIA of the Doha Development Agenda”, Universidad de Manchester, Borrador para consulta. p. iv. http://www.sia-trade.org/wto/FinalPhase/GLOBALOVERVIEW_FINALMay2006.pdf
7. Kirkpatrick et al, ibid, p. iv.
8. Kirkpatrick et al, ibid, p. v.
9. Adicionalmente a la EIS de la CE, el World Watch Institute recientemente ha publicado un impresionante informe titulado “The Irony of Climate” (La Ironía del Clima) resaltando el impacto del cambio climático en la producción agrícola. En la medida en que las temperaturas aumentan, la productividad de los cultivos decae. En arroz, trigo y maíz, la productividad disminuye en un 10% para cada grado C de incremento por encima de los 30 grados de temperatura. Existen predicciones de que la productividad de los granos en el sudeste y en el Sur de Asia podría disminuir tanto como un 30% en los próximos 50 años, en un período en que se proyecta que la población malnutrida de la región crecerá en un 44%. También como resultado del calentamiento global, aumentará la incidencia de las plagas, impactando un vez más en forma más negativa a los países en desarrollo ubicados en los trópicos. (Halweil, B 2005, Extraído de la Edición Marzo/Abril de 2005 de la revista World Watch).
10. Kirkpatrick C et al, ibid. p. 50.
11. Kirkpatrick C et al, ibid. p. 50
12. Osakwe, P 2006 “Emerging Issues and Concerns of African Countries in the WTO Negotiations on Agriculture and the Doha Round”. Documento presentado en el Taller de FAO sobre Normas de la OMC para una Agricultura Compatible con el Desarrollo. 2-3 de febrero de 2006, FAO, Roma, citado en las Notas Técnicas de FAO sobre Política Comercial, No. 14 “Agricultural Trade Policy for Low Income Developing Countries”.
13. Baunsgaard, T y Keen M 2005 “Tax Revenue and (or ?) Trade Liberalization”. Documento de Trabajo 05/112, FMI, Washington D.C.
14. FAO, Preferencias No Recíprocas en el Comercio Agrícola: Informe de Política Comercial No.7 sobre Cuestiones Relativas a las Negociaciones sobre Agricultura de la OMC, Roma. p7.  ftp://ftp.fao.org/docrep/fao/008/j5424e/j5424e00.pdf
15. FAO  ibid. p. 9.
16. FAO ibid. p. 13.
17. Estas fallas del mercado nunca son consideradas en los modelos de simulación del comercio internacional, donde se asume que los recursos se trasladan sin esfuerzo de las actividades agrícolas tradicionales a actividades con mayor valor agregado (FAO, Nota Técnica No. 14, 2005).
18. FAO 2005 “Hacia una Política de Comercio Agrícola Apropiada para los Países en Desarrollo de Bajos Ingresos”, Notas Técnicas de FAO sobre Política Comercial sobre Cuestiones Relativas a las Negociaciones sobre Agricultura en la OMC. No. 14. p. 3. http://www.fao.org/documents/show_cdr.asp?url_file=/docrep/009/j7724e/j7724e00.htm
19. FAO ibid. p.3
20. FAO ibid. p. 3
21. FAO ibid. p. 6
22. FAO ibid. p. 6
23. Morrison y Sarris 2006, Dorward et al 2004 y Poulton 2005 citados en FAO, ibid. p. 5
24. FAO, ibid. p. 6
25. FAO ibid. p. 6
26. Dorward et al 2004, citados en FAO ibid. p. 8