ALIMENTANDO EL DESCONTENTO: EL BANCO MUNDIAL Y EL FONDO MONETARIO INTERNACIONAL EN SINGAPUR
por Shalmali Guttal*
A pesar de los intentos del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional de dar un giro a la imagen de sus Asambleas Anuales de 2006 (19-20 de septiembre) en Singapur, y presentarlas como un éxito, los eventos ocurridos antes y durante las Asambleas demuestran que ambas instituciones han sido incapaces de despejar las dudas relativas a su credibilidad, legitimidad y relevancia, presentes en la sociedad civil y en los países en desarrollo.
En el frente 'oficial', el Banco y el Fondo fueron incapaces de ofrecer argumentos convincentes en apoyo a las únicas dos iniciativas nuevas que sacaron a relucir: una propuesta del Fondo de reformar el sistema de cuotas, y el marco anti-corrupción del Banco. En el frente de la sociedad civil, el Banco y el Fondo dejaron de manifiesto su hipocresía una vez más, por su negativa a presionar al Gobierno de Singapur para que permitiera la participación plena y libre de los representantes de la sociedad civil en las asambleas anuales.
Tratando de engañar a los gobiernos
La gran noticia del Fondo fue que presentó a la Asamblea una propuesta para reformar el sistema de cuotas de votos a su interior, incrementando las cuotas de Turquía, México, China y Corea del Sur. Si bien el objetivo manifiesto de este incremento era aumentar la participación de los países en desarrollo en la toma de decisiones del Fondo, la propuesta no buscó alterar el dominio que ejercen los países desarrollados sobre las políticas y operaciones del Fondo. La propuesta sobre la mesa no ofrecía incrementos significativos de las cuotas de los cuatro países: China pasó de 2,98% a 3,72%, México de 1,21% a 1,45%, Corea de 0,77% a 1,35%; y Turquía de 0,45% a 0,55%. (1) Pero al mismo tiempo, las cuotas de votación de algunos otros países en desarrollo disminuyeron.
La propuesta fue aprobada con el 90% de los votos, pero 23 de los 184 países miembro votaron contra la propuesta. Muchos miembros de países en desarrollo que votaron a favor de la propuesta lo hicieron en el entendimiento tácito de que en los próximos años habrá reformas de más largo alcance de toda la estructura de toma de decisiones en el Fondo. Los países en desarrollo hicieron un llamado a que las reformas se formulasen mediante una fórmula simple y transparente que refleje cabalmente la posición de los países miembro en la economía global, y que no disminuya las cuotas relativas de los países de menores ingresos, como alternativa al "voluntarismo", haciendo referencia a la propuesta sobre la mesa.
La propuesta fue criticada también por los países de bajos ingresos, representantes de la sociedad civil, y analistas independientes. El incremento de las cuotas para los cuatro países arriba nombrados no modifica la correlación de fuerzas en el Fondo. Incluso peor, los países de bajos ingresos que generalmente tienen que llevar a cabo las reformas de ajuste estructural más atroces para poder acceder a capital para su desarrollo, prácticamente no tienen voz en la institución. Más aún, la denominada "segunda fase" de las reformas a ser completada en los próximos dos años, seguramente tendrá como fundamento los indicadores económicos favoritos del Fondo, tales como el PBI y la "apertura" al comercio y las inversiones, lo que implica que a los países de bajos ingresos se les exhortará a liberalizar aún más, y a perseguir metas de crecimiento económico en forma más agresiva que antes, si quieren tener voz en la toma de decisiones a la interna del Fondo.
Sin dudas el Fondo perdió puntos en lo que se refiere a la democracia, el compromiso con la reducción de la pobreza, e incluso una reforma creativa en la cuestión de las cuotas.
Al Banco tampoco le fue demasiado bien. El producto que publicitó en las Asambleas Anuales fue el marco anti-corrupción inspirado por Wolfowitz. En el centro de la estrategia anti-corrupción del Banco se encuentra el Programa de Disponibilidad Voluntaria de la Información (VDP, por su sigla en inglés) mediante el cual los contratistas de los proyectos del Banco son alentados a llevar a cabo sus propias investigaciones e informar sobre actos de corrupción en los proyectos del Banco durante los últimos cinco años, y a comprometerse a dar cumplimiento a las normas del Banco en proyectos futuros. Luego son sujetos a un programa de monitoreo de tres años gestionado por el Departamento de Integridad Institucional del Banco, y a cambio de ello se les garantiza la confidencialidad y el derecho a continuar licitando proyectos financiados por el Banco. Si bien el VDP fue alabado por algunas organizaciones de la sociedad civil, muchas otras señalaron que el programa no sólo protege a las empresas e individuos corruptos de la descalificación, sino que además le permite al Banco cubrir su propia complicidad o negligencia. (2)
Si bien el Banco ha realizado algunos movimientos de alto perfil en los últimos meses, cancelando proyectos identificados como corruptos en Cambodia, India y otros países, hay pocas señales de que el Banco tenga la intención de aplicar las normas de transparencia y anti-corrupción que siempre le exige a los gobiernos para todos los proyectos financiados por el banco y sus a propias operaciones. Los funcionarios de gobierno se ofenden ante los cargos de corrupción, pero la verdad es que muchos son en efecto corruptos y se resisten a que haya controles en el manejo de los presupuestos de los proyectos de cualquier origen. Al mismo tiempo, muchos funcionarios señalan también que los proyectos y programas del Banco continúan siendo formulados y ejecutados sin la supervisión de una tercera parte independiente. Los grandes proyectos de infraestructura son especialmente problemáticos, la licitación, obtención y adjudicación de contratos son conducidas en pequeños grupos cerrados para garantizar la confidencialidad comercial. Los organismos elegidos democráticamente a nivel nacional y local, tienen poco o ningún control de cómo se diseñan ese tipo de proyectos, y tampoco de cómo se seleccionan los contratistas de los proyectos. El Banco aún no ha prestado atención a los llamados de la sociedad civil a que se realicen auditorías independientes para los grandes proyectos de infraestructura.
Otro inconveniente de la estrategia anti-corrupción del Banco es que socava las leyes anti-corrupción nacionales al iniciar procesos paralelos de investigación y resolución. Esto es evidente en proyectos tales como el Proyecto Lesotho Highlands Water, la represa de Bujagali, y numerosos proyectos de minería, gas y petróleo. La Corporación Financiera Internacional del Banco Mundial (CFI) tiene acciones en algunas de las empresas transnacionales mineras que tienen financiación de la CFI. La CFI también apoya a empresas transnacionales que se sabe han pagado a los funcionarios nacionales para ganar apoyo para sus proyectos. El Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a las Inversiones (CIADI) del Banco Mundial, opera fuera de la jurisdicción de los procesos legales nacionales, e incluso puede iniciar acciones legales contra gobiernos nacionales. Al mismo tiempo, todas las instituciones en el Banco Mundial tienen inmunidad frente a los procedimientos legales nacionales e internacionales en virtud de su carta de fundación.
En ningún lugar del marco anti-corrupción del Banco se menciona la complicidad del Banco en la generación de deudas odiosas. Dada la probada inclinación del Banco a apoyar regímenes dictatoriales, una auditoría transparente e independiente de las operaciones del Banco en varios países, seguramente generaría gran cantidad de evidencia sobre las odiosas deudas generadas por los préstamos del Banco a procesos corruptos y faltos de transparencia.
Pero por otra parte, ¿qué más se puede esperar de un marco anti-corrupción bajo el liderazgo de Paul Wolfowitz?
Tratando de engañar a la sociedad civil
Posiblemente el gran premio por el doble discurso en las Asambleas Anuales de este año debería ir al Banco y al Fondo por sus llamados de atención poco convincentes cuando el Gobierno de Singapur aplicó su fuerza soberana y negó la entrada de muchos representantes de la sociedad civil al país. Si bien las acciones paranoicas del Gobierno de Singapur deben ser condenadas en los términos más fuertes posible, el Banco y el Fondo no pueden escapar de su propio papel y culpabilidad por generar esta situación.
El hecho de que Singapur no era un lugar apropiado para ser sede de las Asambleas Anuales de Banco y del Fondo fue señalado en reiteradas ocasiones por numerosas organizaciones de la sociedad civil desde que Singapur fuera elegido para recibir las Asambleas Anuales. Singapur es bien conocido por su estricto control sobre la libertad de expresión y asociación dentro de su territorio, y sus leyes prohíben la expresión del disenso en cualquier forma, incluyendo las protestas callejeras. Las señales de alerta comenzaron a emerger a principios del año cuando el Gobierno de Singapur -sacudido por las muchas protestas de masas durante la Sexta Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio en Hong Kong, en diciembre de 2005, anunció que cualquier persona que infringiera la ley durante las Asamblea Anuales sería castigada con palizas.
En marzo, se comenzaron a filtrar noticias del estado insular acerca del exhaustivo servicio de vigilancia y las medidas de seguridad que el Gobierno de Singapur había comenzado a poner en funcionamiento para garantizar la seguridad de los delegados a las Asambleas Anuales. El gobierno se rehusó a dar permiso a las organizaciones de la sociedad civil para que organizaran un foro paralelo de debate y discusión, denominado Foro de los Pueblos contra el FMI y el BM. En lugar de eso destinó un espacio de diez por cuatro metros en el Centro Internacional de Convenciones y Exposiciones Suntec de Singapur -el lugar donde se realizaban las Asambleas Anuales– como el único lugar donde se permitirían acciones de protestas. Cualquier reunión que se realizara fuera del área atentaría contra la ley de Singapur, y por lo tanto sería penalizada en concordancia con la ley de Singapur, por ejemplo con palizas.
Las Gerencias del Banco y del Fondo hicieron caso omiso a las preocupaciones de la sociedad civil respecto a la posibilidad de participación libre que tendrían las organizaciones sociales en las Asambleas Anuales, alegando que habían firmado una Memorandum de Entendimiento con el Gobierno de Singapur que otorgaba al Banco y al Fondo el derecho de acreditar participantes de la sociedad civil, y exigía al Gobierno de Singapur "garantizar procedimientos expeditivos para el ingreso al país" de los individuos acreditados. A principios de septiembre el gobierno de Singapur había objetado la participación de 19 personas que habían sido acreditadas para participar en las Asambleas Anuales, con base en "consideraciones relativas a la seguridad, la ley y el orden." Muy pronto la lista negra creció para incluir a 27 individuos. El mensaje del gobierno era claro: a estas personas no se les permitiría ingresar a Singapur aunque hubieran recibido la acreditación oficial y tuvieran visas válidas de Singapur.
Si bien los departamentos de relaciones públicas del Banco y del Fondo objetaron la lista negra del Gobierno de Singapur, hicieron poco esfuerzo para ejercer presión sobre el gobierno para que anulara su decisión. Las Organizaciones de la Sociedad Civil exhortaron al Banco y al Fondo a no realizar las Asambleas Anuales en Singapur si el gobierno no retiraba la lista negra, pero estas demandas cayeron en oídos sordos. Los/as organizadores/as del Foro Internacional de los Pueblos trasladaron el Foro a Batam, en la vecina Indonesia, y más de 160 Organizaciones de la Sociedad Civil emitieron un llamado a boicotear el programa oficial de las Asambleas Anuales. La situación se deterioró aún más cuando el Gobierno de Singapur comenzó a bloquear el ingreso de individuos que no figuraban en una lista negra conocida. Más de 60 individuos fueron detenidos en el aeropuerto Changi de Singapur -algunos estuvieron allí hasta 18 horas- y fueron sometidos a un interrogatorio bajo custodia, sin que se les permitiera realizar llamadas telefónicas, comer, ingerir líquidos o dormir. Muchos fueron deportados a sus países. El Gobierno no dio ningún tipo de explicación por estas acciones.
Las objeciones del Banco y del Fondo hacia estos malos tratos y acosos fueron débiles y no surtieron efecto. Una declaración muy publicitada de Paul Wolfowitz en la que tildó de "autoritario" a Singapur, y afirmó que lo sucedido le había hecho un enorme daño a la reputación del país, irritó a muchos habitantes de Singapur. (3) Los medios de Singapur informaron que muchos de sus lectores habían escrito cartas protestando porque el Banco y el Fondo estaban utilizando a Singapur como chivo expiatorio por acciones que en realidad eran de su propia responsabilidad. Después de todo, alegaron muchos habitantes del país asiático, Singapur implementó todas esas medidas de seguridad y fue cauteloso a la hora de permitir a la gente ingresar a su territorio, a causa de las Asambleas del Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional. En realidad la situación resultante fue tanto responsabilidad del Banco y del Fondo, como del Gobierno de Singapur. Pero en lugar de admitirlo, el Banco y El Fondo desviaban todas las críticas y se las traspasaban al Gobierno de Singapur.
Amantes felices
Para Singapur, el principal atractivo de ser anfitrión de las Asamblea Anuales era sin dudas comercial. Durante los últimos años, Singapur ha estado compitiendo en forma agresiva con sus vecinos para venderse como un centro de última generación de servicios, finanzas, recreación y convenciones. El mantener un control estricto sobre la conducta de sus ciudadanos y las actividades de la sociedad civil ha sido una medida clave que le ha permitido al estado insular atraer capitales que de otro modo podrían dirigirse a otros destinos más democráticos en la región. En las entrevistas de prensa y en los medios, el Gobierno de Singapur reconoció que el permitir protestas públicas por parte de los visitantes los colocaría en una situación política problemática con sus propios ciudadanos a los que no les permite manifestarse. Aparentemente, el último permiso policial para una manifestación fue emitido en 1980.
Las Asambleas del Banco y del Fondo fueron las conferencias de mayor envergadura que se hayan realizado en Singapur hasta la fecha, y el Gobierno hizo todo lo posible para asegurarse que nada empañara la reputación de Singapur de eficacia y seguridad, o afectara sus oportunidades futuras de negocios. La información de los noticieros indicaba que el personal en los comercios, hoteles e industrias de servicios, habían recibido capacitación especial para mejorar los servicios ofrecidos durante las Asambleas Anuales, combinando la eficacia con la "calidez". Ni siquiera los conductores de automóviles de Singapur quedaron al margen, sino que recibieron un manual de 66 páginas que delineaba lo que se podía y no se podía hacer, incluyendo el tipo de vestimenta y comportamiento adecuado, y el modo en que debían atender el tema de los olores corporales y actuar como guías de turismo.
Se estima que el Gobierno de Singapur gastó unos 100 millones de dólares en los preparativos para las Asambleas Anuales, y seguramente los 16.000 delegados habrán gastado una cifra similar en hoteles, entretenimientos, compras, alimentación y atención médica. También había expectativas de que las empresas de Singapur firmarían acuerdos comerciales lucrativos con ejecutivos de las empresas globales de finanzas y logística que frecuentan las Asambleas Anuales del Banco y del Fondo.
¿Pero qué motivó al Banco y al Fondo para aceptar a Singapur como sede de sus Asambleas Anuales de 2006? No es que el Banco y el Fondo desconocieran el aborrecimiento del Estado de Singapur hacia el disenso y las protestas. El Banco tiene una oficina en Singapur que actúa como centro de sus comunicaciones regionales, e irónicamente, del trabajo con la sociedad civil. (4) Sin dudas, el Banco podría haber previsto la reacción del Gobierno de Singapur ante la posibilidad de que los críticos del Banco y del Fondo se reunieran en ese país.
La verdad es que el autoritarismo sirve tanto a los objetivos del Banco y del Fondo, como a los de Singapur. El Banco y el Fondo tienen un largo historial de apoyo a regímenes dictatoriales en Asia, África y América Latina con el propósito de imponer sus propias políticas y programas pro empresariales y anti populares. El Banco Mundial recientemente le dio a Singapur uno de los primeros lugares por la "facilidad para hacer negocios" en su Escalafón Económico de Hacer Negocios (5). Muchos habitantes de Singapur piensan que la elección de ese país como sede de las Asambleas Anuales, es la forma en que el Banco y el Fondo recompensaron las políticas económicas de Singapur que abrazaron la liberalización del comercio y las inversiones, y abrieron las puertas a las actividades de las empresas multinacionales, sin imponerles normativas complicadas y sin permitir la oposición de los grupos locales.
El sector privado de Singapur tiene fuertes vínculos con el Grupo Banco Mundial. Entre 2002-2004, Singapur se sumó a la lista de donantes del Fondo Fiduciario e hizo el lanzamiento del Fondo Fiduciario de Consultores de Singapur, mediante el cual los consultores de Singapur se aseguran contratos con el Banco para proyectos en los países en desarrollo. En 2005, el sector privado de Singapur nombró a un funcionario especial de enlace en el International Enterprise (IE) de Singapur para facilitar el acceso al Grupo Banco Mundial. El mismo año se conformó la Asociación Comercial de Organizaciones Internacionales (International Organisations Business Association, INTOBA)– un agrupamiento de empresas con sede en Singapur que se "asocian" al Banco Mundial, al Banco Asiático de Desarrollo y a las Naciones Unidas. La IE e INTOBA organizan seminarios conjuntos sobre contrataciones y relaciones de las empresas con el Banco. (5)
La verdad del asunto es que el Banco y el Fondo no quieren que sus asambleas anuales sean acompañadas por protestas y manifestaciones, no importa si son pacíficas o no. Esto es especialmente cierto en un momento como el actual, donde las organizaciones están reuniendo cada vez mayor evidencia de la irrelevancia e incompetencia del Banco y del Fondo en el mundo del desarrollo y las finanzas, y su incapacidad de hacer frente a las acusaciones de que ambas instituciones sirven a los intereses de Washington DC, y no a las necesidades de otros miembros.
Crece el descontento
El Banco y el Fondo no están en la misma posición de confort en que estaban durante el siglo pasado. Los movimientos sociales, las comunidades locales desplazadas o perjudicadas por los programas del Banco y del Fondo, las organizaciones de la sociedad civil, académicos y analistas independientes, por largo tiempo han hecho un llamado al cierre del Banco y del Fondo. Pero en la actualidad, después de años de ajustes estructurales y pagos de la deuda, medidas de austeridad, estrategias de reducción de la pobreza, préstamos basados en políticas, "reformas" económicas y de gobernanza; apertura comercial, y un sin fin de condicionalidades, la mayoría de los gobiernos de los países en desarrollo ya se han cansado también de las artimañas del Banco y el Fondo. Ellos perciben claramente que están pagándole al Banco y al Fondo mucho más de lo que pidieron prestado, y que son ellos, los "clientes" del Banco y del Fondo, y no los miembros ricos, los que realmente financian estas instituciones, pero que no obstante, tienen poco poder de decisión en su funcionamiento.
El Banco y el Fondo continúan demostrando que tienen altos costos y mucha retórica, pero que son incompetentes e ineficaces. Su "asesoramiento en políticas" es ideológico, prescriptivo y completamente inadecuado para las realidades locales y nacionales. En efecto- la mayoría del personal del Banco y del Fondo no tienen la experiencia necesaria, ni la profundidad que se requiere para rediseñar los marcos de políticas nacionales como lo hacen en la actualidad. Los funcionarios del Banco y del Fondo se quejan del la carga que supone el juego político nacional para la creación de una "política económica apropiada", pero como lo señala Ngaire Woods, "La Política siempre ha influido al asesoramiento brindado por el FMI y el Banco Mundial….Los proyectos del Banco Mundial, a menudo son encubiertamente modelados por acuerdos pre-existentes de contratos entre grandes empresas respaldadas por gobiernos poderosos y prestatarios(7). En un nivel más esencial aún, los procesos de selección del Presidente del Banco Mundial y del Director del Fondo Monetario Internacional, son nombramientos políticos en los que los países en desarrollo no tienen poder de decisión.
El descontento de las grandes mayorías del mundo hacia el Banco y el Fondo está creciendo y se está tornando cada vez más visible. Muchos gobiernos de países en desarrollo están sumando sus voces a los crecientes movimientos ciudadanos globales que llaman a un replanteamiento fundamental de la ideología, política y funcionamiento de los mellizos de Bretton Woods. A pesar del hecho de que muchos de estos gobiernos no necesariamente son los adalides de la democracia, ellos no pueden continuar ignorando las voces de sus propios ciudadanos por mucho tiempo más. Y a diferencia del Banco y del Fondo, la mayoría de los gobiernos (al menos hipotéticamente) rinden cuentas a sus ciudadanos.
* Shalmali Guttal es investigadora de Focus on the Global South. Se la puede contactar ent mailto:[email protected]
Notas
1. "IMF adopts quota proposal amidst disquiet by many." TWN Info on Finance and Development (Oct 06/03). 2 de octubre de 2006. Red del Tercer Mundo. http://www.twnside.org.sg/
2. "Wolfowitz to push anti-corruption program at World Bank meeting." Odious Debts Online, 15 de septiembre, 2006. http://www.odiousdebts.org/
3. See website (or right click to see the url)
4. See website (or right click to see the url)
5. See website (or right click to see the url)
6. See Website (or right click to see the url)
7. "The Globalizers in Search of a Future: Four reasons why the IMF and World Bank must change, and four ways they can. " Ngaire Woods. Abril 2006. Center for Global Development. http://www.cgdev.org/