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por Herbert Docena *
Hace dieciséis años, el Senado Filipino decidió en una votación histórica el cierre de las bases militares que los analistas describieron en algún momento como “el complejo de bases militares probablemente más importante del mundo” -las bases militares estadounidenses en Subic y Clark, conjuntamente con otras instalaciones menores de apoyo y comunicaciones en el país.
Tras largos y acalorados debates, la votación del Senado sacudió las relaciones de Filipinas con su aliado más importante. Que este país pequeño y débil pudiera decirle que no al país que para entonces se había transformado en la única superpotencia, tuvo repercusión en todo el mundo.
Desde entonces, cada movimiento militar estadounidense en Filipinas ha sido objeto de controversias. La cuestión, sin embargo, ha estado planteada sobre todo en términos de si Estados Unidos está intentando restablecer el tipo de bases que tuvo en el pasado. Esa manera de plantear el tema, por consiguiente, les ha permitido a los gobiernos filipino y estadounidense negar en forma categórica la existencia de tales planes. Mas lo que ha surgido desde entonces, no obstante, no es un retorno al pasado, sino un nuevo tipo diferente de bases.
La “postura global”
Desde el fin de la Guerra Fría, pero en un proceso que se aceleró con la llegada de la administración Bush a la Casa Blanca, Estados Unidos se ha embarcado en lo que la jerga oficial estadounidense denomina la reconfiguración más radical de su “postura de defensa global” desde la Segunda Guerra Mundial.
Este término ya no se refiere simplemente a las más de 850 bases e instalaciones físicas que EE.UU. mantiene en unos 46 países en todo el mundo.[1] Como lo explicara el subsecretario de políticas del Departamento de Defensa Estadounidense Douglas J. Feith, “No estamos hablando solamente de establecer bases, estamos hablando de la capacidad de nuestras fuerzas de operar cuándo y dónde se las necesite”. [2]
Presentado bajo la denominación de “Estrategia Integrada de Bases y Presencia Global”, el plan busca transformar exhaustivamente la presencia militar estadounidense en el exterior -en gran parte inalterada desde la década de 1950- a la luz de la percepción de las nuevas amenazas y de la auto proclamada “gran estrategia” estadounidense de perpetuarse en su condición de única superpotencia militar del planeta.
“El ejército [estadounidense]”, declaró el Presidente George W. Bush, “debe estar preparado para golpear apenas tenga que hacerlo en cualquier esquina oscura del mundo”.[3] Para esto, el Informe Cuatrienal de la Defensa (QDR por sus siglas en inglés), un documento oficial donde se articula la estrategia militar estadounidense y que el Pentágono debe presentar ante el Congreso de los Estados Unidos, sostiene que el país busca dejar atrás “las guarniciones obsoletas de la Guerra Fría” para establecer en cambio “operaciones expedicionarias móviles”. [4]
Huella reducida
El plan es simple: en vez de concentrar tropas y equipos en algunos pocos sitios, Estados Unidos disminuirá el número de grandes bases bien equipadas y ampliará el número de bases pequeñas y más simples, en más lugares. [5]
El General de la Marina, James Jones, Comandante de las fuerzas estadounidenses en Europa, describió la meta como el establecimiento de una “familia de bases” que pueda pasar “de frío a tibio y a caliente, según se necesite”, pero sin el toque de la “pequeña ciudad estadounidense” -con todo y escuelas y familias-que típicamente ha acompañado el establecimiento de las bases estadounidenses. [6]
El reconocimiento de la oposición cada vez mayor a la presencia militar estadounidense en todo el mundo es también uno los motivos que han impulsado estos cambios. Ya en 1988, una comisión gubernamental estadounidense creada durante la administración Reagan concluía que “Nos ha resultado cada vez más difícil y políticamente costoso mantener las bases”. [7]
En estos últimos años, además de las bases en Filipinas, Estados Unidos ha tenido que cerrar o dejar de operar bases que tenía en Puerto Rico, Panamá y últimamente en Ecuador, como resultado de las movilizaciones de la ciudadanía. Turquía se negó a permitir que Estados Unidos utilizara sus bases para la invasión a Irak. E incluso en Japón y Corea, la hostilidad hacia las bases estadounidenses ha venido creciendo.
Por ese motivo, Estados Unidos está tratando de reestructurar su presencia en el exterior, buscando debilitar la creciente oposición. En palabras del Contralmirante Richard Hunt, subdirector de estrategia y política del Comando Conjunto, “No queremos estar pisoteando en todas partes a los países que nos reciben… Queremos existir de manera no intrusiva”. [8]
La meta, según el Pentágono, es “reducir la huella de avance” de nuestras tropas y aumentar su agilidad y flexibilidad [9]
Misión Presencia
Como parte de esta reconfiguración total, el Pentágono ahora clasifica sus estructuras en el exterior en tres clases: Bases Principales de Operaciones (MOB por sus siglas en ingles), Sitios de Operaciones de Avanzada (FOS por sus siglas en ingles) y Emplazamientos de Seguridad Cooperativos (CSL por sus siglas en ingles) (Ver el recuadro 1 debajo).
Recuadro 1
Categorías de las estructuras militares estadounidenses en el exterior – Bases Principales de Operaciones (MOB por sus siglas en inglés), son las instalaciones relativamente grandes ubicadas en el territorio de aliados confiables, con vasta infraestructura e instalaciones de apoyo familiar, que servirán como base de las operaciones de apoyo a las bases más pequeñas y austeras; ejemplos de MOB son la Base Aérea de Ramstein en Alemania, la Base Aérea de Kadena en Okinawa y Camp Humphreys en Corea.
– Sitios de Operaciones de Avanzada (FOS por sus siglas en ingles), son bases más pequeñas y que se pueden ampliar y luego reducir según se requiera; en ellas se almacena equipamiento pre-posicionado, pero normalmente sólo albergan un número reducido de efectivos que rotan con regularidad (por contraste a una base permanente); si bien son más pequeñas, siguen siendo capaces de apoyar en forma rápida una variedad de operaciones con el respaldo de las MOBs. – Emplazamientos de Seguridad Cooperativos (CSL), son instalaciones de propiedad de los gobiernos anfitriones que Estados Unidos usa solamente en caso de operaciones efectivas; aunque pueden ser visitadas e inspeccionadas por Estados Unidos, muy probablemente están bajo administración y mantenimiento de personal de la nación anfitriona o incluso contratistas privados; son útiles para pre-posicionar apoyo logístico o como sede para operaciones conjuntas con los ejércitos de los países anfitriones, y también pueden ampliarse y transformarse en FOS en caso necesario. |
Fuente: Departamento de Defensa de Estados Unidos “Strengthening US Global Defense Posture” (Fortalecimiento de la Postura de Defensa Global de Estados Unidos), septiembre 2004.
Los FOS y los CSL también son conocidos como “lirios del agua”, es decir, puestos de avanzada que tienen por objetivo permitir que las tropas de EE.UU. puedan saltar rápidamente de las MOB a los distintos destinos que se les asigne en el momento necesario, pero que no requieren grandes recursos para funcionar cuando no son necesarios.[10] Refiriéndose a una base de este tipo, el General Jones declaró “Podríamos usarla por seis meses, apagar la luz, e irnos a otra base si es necesario”. [11]
Pero como mencionamos antes, la definición de Estados Unidos de “postura global” va mucho más allá de las estructuras físicas. En un esfuerzo para maximizar su presencia de avanzada y minimizar la oposición, ha buscado también aumentar lo que algunos analistas auspiciados por la fuerza aérea denominan “la presencia de misiones” y el “acceso limitado”. La “presencia de misiones” es lo que tiene EE.UU. en países en los que están en curso misiones militares que “carecen de la capacidad y la fuerza para calificar como una presencia de avanzada verdadera pero que de todas formas contribuyen a la postura general de EE.UU. en el exterior”. El “acceso limitado” es el que obtiene Estados Unidos a través de las maniobras, las visitas y otras operaciones. [12]
Por lo tanto, la postura global de Estados Unidos abarca, por definición, no solamente a las tropas de las bases de avanzada y a las unidades que están estacionadas en países extranjeros por períodos de tiempo prolongados, como las tropas en Corea y Japón, sino también a las fuerzas de “despliegue de avanzada” y a las que son enviados al exterior a llevar a cabo variados tipos de despliegues, ejercicios u operaciones.
El mayor competidor potencial
Si la presencia en el exterior de Estados Unidos durante la Guerra Fría tenía como objetivo a la Unión Soviética y a otras fuerzas comunistas y nacionalistas del Tercer Mundo, hoy, la actual “postura global” de Estados Unidos tiene en la mira a cualquier Estado o fuerza no estatal que se perciba como una amenaza para los intereses estadounidenses.
Los “terroristas” están en la línea de fuego. Las potencias regionales hostiles a Estados Unidos, como Irán y Corea del Norte también están identificadas como blancos. Pero a la luz de la gran estrategia autodeclarada de Estados Unidos de impedir que surjan rivales que puedan poner en riesgo su condición de predominio, hay una potencia en ascenso que está hoy claramente en su mira: China.
Durante años, los oficiales estadounidenses han estado divididos entre los que creen que China podría ser un “socio estratégico” al cual vincularse, y otros que creen que es un “competidor estratégico” que hay que confrontar militarmente antes de que se vuelva más poderoso. Desde el final de la Guerra Fría las señales indican que es esta última visión la que prevalece.
Ya en 1997, el Informe de la Defensa (QDR) del Pentágono había identificado a China, conjuntamente con Rusia como los posibles “pares competidores mundiales”.[13] En 1999, un grupo de expertos clave del Pentágono realizó un seminario para delinear todos los escenarios probables teniendo en cuenta la presencia de China. Su conclusión fue que, sin importar lo que suceda, el ascenso de China no será “pacífico” para Estados Unidos.
En 2000, un estudio financiado por la Fuerza Aérea argumentaba explícitamente a favor de impedir el ascenso de China. También en el mismo año, Robert Kagan y William Kristol, dos influyentes comentaristas cuyas ideas han moldeado en forma evidente la política estadounidense, propusieron que se incluyera a Beijing -junto con Bagdad- como blancos para un “cambio de régimen”.[14] El Proyecto para el Nuevo Siglo Americano (PNAC por sus siglas en inglés), un agrupamiento cuyos miembros y propuestas han sido luego parte del equipo de Bush y han dado forma a su Administración y sus políticas, apoyó estas mismas metas y realizó recomendaciones similares.
Durante las elecciones presidenciales estadounidenses, George W Bush se diferenció de los demás candidatos señalando a China como un “competidor estratégico”. Desde entonces, varios funcionarios han advertido en forma sucesiva que la modernización militar de China constituye una amenaza directa para Estados Unidos. [15]
El informe oficial del Pentágono de 2006 sobre China decía: “La expansión militar China ya es tal que altera los equilibrios militares regionales”. [16]
Si en 2001 el Informe de la Defensa todavía estaba redactado en forma vaga, en 2006, cuando se publicó el siguiente, la evaluación fue más explícita: “De las potencias emergentes más importantes, China es la que tiene el mayor potencial para competir militarmente con Estados Unidos”…[17]
Avanzando hacia el sureste asiático
El problema de Estados Unidos es su presencia relativamente débil en Asia. Como advierte un informe del Pentágono sobre China, cuyas conclusiones han sido ampliamente difundidas y reiteradas: “La carencia de bases de operaciones de avanzada o de aliados cooperativos limita en gran medida las posibilidades de respuesta militar de Estados Unidos …”[18]
Lo que tiene Estados Unidos en términos de presencia, hoy se cree que está concentrado en el lugar equivocado. Desde la década de 1950, el grueso de la presencia de avanzada en Asia ha estado en Corea del Sur y Japón, mirando hacia la Unión Soviética y Corea del Norte. Para atender esta nueva situación, Estados Unidos ha buscado ampliarla hacia el sur: al Sureste Asiático. [19]
A comienzos de 2002, Estados Unidos comenzó a negociar con varios gobiernos del sureste asiático el uso de bases en la región.[20] En 2003, el Jefe del Comando del Pacífico, Almirante Thomas B Fargo declaró que “la proyección de poderío y la respuesta de emergencia en el sureste asiático dependerá en el futuro de esta red de acceso de Estados Unidos, en áreas con poca o ninguna estructura de bases militares estadounidenses permanentes. [21]
Conjuntamente con los planes para Asia Oriental y el Sureste de Asia, Estados Unidos también tenía bases al oeste de China, en Asia Central, con nuevas instalaciones en Uzbekistán y Kyrgyzstan.[22] Aunque antes de la invasión a Afganistán no tenía ninguna, en 2002 había logrado acceso a más de una docena de bases en la región.
Con la presencia estadounidense de avanzada al noreste de China (en Japón y Corea del Sur), la profundización de la cooperación con Mongolia al norte de China, y la profundización de su alianza con India, al suroeste de China, Estados Unidos está cercando lentamente a China desde todos los flancos.
Es a la luz de estos grandes cambios generales en la estrategia estadounidense, su percepción de las amenazas, y su táctica, que es posible comprender mejor sus objetivos respecto de Filipinas.
En la guarida del dragón
Desde fines de la década de 1990, un coro de analistas de la defensa estadounidense, oficiales militares, dirigentes civiles y comentaristas influyentes identificaron a Filipinas como un país con un papel crucial en la postura global de Estados Unidos, y una sucesión de estudios auspiciados por distintos servicios militares estadounidenses han señalado la importancia que tiene por su ubicación estratégica.
El PNAC, por ejemplo, propuso que la Marina estadounidense debía establecer un Puerto de amarre y la Fuerza Aérea una estación, en Filipinas.[24] Otro estudio realizado para la Fuerza Aérea estadounidense (USAF por sus siglas en inglés) destaca que Filipinas se ubica claramente dentro de lo que los estrategas estadounidenses denominan la “guarida del dragón”, en referencia a las zonas del Pacífico Occidental donde China podría potencialmente buscar impedir un despliegue de fuerzas estadounidenses.[25] Otro estudio financiado por la Fuerza Aérea estadounidense para desarrollar una “estrategia de acceso global” para la Fuerza Aérea propone alquilar una isla filipina para usarla como base militar. [26]
Un estudio de 2006 financiado por la USAF donde se evalúan las opciones para establecer bases en las cuales poder almacenar y preposicionar material bélico estadounidense, incluye a Filipinas como uno de los sitios preferidos a estos efectos. Al explorar distintas alternativas, una investigación auspiciada por el ejército estadounidense identifica a Filipinas como uno de los lugares apropiados para establecer una nueva unidad del ejército.
Aunque las propuestas que hacen los analistas militares no necesariamente se traducen en acción, está claro que se ha venido construyendo un consenso en el sentido de que “el acceso a las instalaciones filipinas es mucho más importante que lo que se creía hace 12 años atrás”.[27]
Mantener las apariencias
No obstante sigue habiendo un obstáculo: la oposición que genera al interior del país la presencia militar estadounidense en Filipinas. Un nuevo estudio de la Fuerza Aérea estadounidense reconoce que “en lo que se refiere al acceso de Estados Unidos a instalaciones militares en Filipinas, la opinión general de los expertos de seguridad filipinos es que por razones de política interna sería difícil dar la impresión de que Estados Unidos está restableciendo sus bases en Filipinas”. [28]
Por ende, la meta ha sido evitar dar esa impresión. Como explicara el Almirante Dennis Blair, ex comandante del Comando del Pacífico, “estamos adaptando nuestros planes y la cooperación del pasado al futuro. Esos planes no incluyen ninguna solicitud de Estados Unidos para establecer bases en Filipinas del tipo de las que tuvimos en el pasado“. [itálicas agregadas] [29]
“Nuestro principal interés” explicaba el ex Secretario de Defensa Donald Rumsfeld, “es tener la posibilidad de entrar en un país y tener una relación, tener acuerdos que nos permitan aterrizar y sobrevolar y hacer cosas que sean de beneficio mutuo para ambos. Pero no tenemos ningún plan en particular para el establecimiento de bases permanentes, si es a eso a lo que usted se refiere…”. [30]
Así que, en lugar del “tipo de bases de las que tuvimos en el pasado”, Estados Unidos está intentando algo nuevo.
Los ejercicios conjuntos como vía de acceso
En primer lugar, Estados Unidos ha incrementado su despliegue de contingentes, barcos y equipos en el país, aparentemente para realizar maniobras de entrenamiento, proyectos humanitarios y de ingeniería y otras misiones.
Aunque el Acuerdo sobre Fuerzas Visitantes fue aprobado en 1998, el número de efectivos y el tipo de tropas que participan en los ejercicios de entrenamiento registró un salto significativo recién en 2001. El año pasado solamente, hubo unos 37 ejercicios programados en contraste con cerca de 24 en los años precedentes.[31] Aproximadamente 5.000 efectivos estadounidenses son los que participan, dependiendo de los ejercicios. Como resultado de la continuidad de estas maniobras, el ex embajador de Estados Unidos en Filipinas Francis Ricciardone describió la presencia estadounidense en el país como “semi-permanente”. [32]
Además de entrenar a las tropas de sus aliados, la realización de estos ejercicios conjuntos permite a Estados Unidos ganar acceso en forma temporal pero reiterada y regular a los territorios de los países en los que los ejercicios se llevan a cabo. Al decir del Almirante Thomas Fargo del Comando del Pacífico en marzo de 2003: “Las relaciones habituales que se construyen a través de la realización de ejercicios y entrenamientos … son nuestra principal garantía de acceso en los momentos de necesidad”. [33]
Según Fargo, “Ese acceso a la larga puede transformarse en uso habitual de ciertas instalaciones por parte de las fuerzas estadounidenses con la meta final de lograr garantizar el uso en caso de una crisis, u obtener permiso para preposicionar reservas logísticas y otros materiales clave en emplazamientos de avanzada estratégicos”. [34]
La rotación itinerante de las tropas estadounidenses que van y vienen con regularidad para participar en ejercicios frecuentes, determina en conjunto una presencia de avanzada formidable, que las lleva a estar más cerca de una posible acción, sin requerir de gran infraestructura de apoyo y sin llamar demasiado la atención ni despertar gran oposición de parte de la opinión pública.
En palabras del analista Eric Peltz hablando para el Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes estadounidense: “Otros métodos de posicionamiento, como la rotación de entrenamientos, pueden proporcionar una “posición de avanzada” transitoria, o sostener una posición a largo plazo sin que sea necesario establecer una base permanente”. [35]
Y cuando las tropas estadounidenses se van, dejan detrás la infraestructura que construyeron y utilizaron ostensiblemente para los ejercicios, y que podría seguir siendo usada por el ejército estadounidense en el futuro para otras misiones distintas de las que dieron origen a su construcción.
En la ciudad de General Santos City, por ejemplo, Estados Unidos construyó un puerto de aguas profundas y uno de de los aeropuertos internos más modernos del país, conectándolos entre sí por medio de una de las mejores carreteras. En el Fuerte Magsaysay en Nueva Ecija, donde las tropas estadounidenses rutinariamente van a hacer ejercicios, el aeropuerto ha sido renovado y su pista de aterrizaje reforzada para aceptar el peso de los aviones C-130.[36] En Basilan y Sulu, sedes de los ejercicios de Balikatan, Estados Unidos también construyó carreteras y puertos para barcos de gran calado a través de USAID.
Esto resulta coherente con lo expresado en un estudio financiado por la USAF que recomienda tener más despliegues para tener más infraestructura. Al aumentar los despliegues de efectivos, destaca el estudio, Estados Unidos pueden llegar a acuerdos que “incluyan medidas para adaptar a su medida la infraestructura local en función de las operaciones de la USAF, a través de la ampliación de las pistas, la mejora de las instalaciones de control de tránsito aéreo, la reparación de los hangares y otras”. [37]
Junto con las tropas, también ha ingresado al país con una frecuencia creciente un número cada vez más grande de barcos, que supuestamente están destinados a ejercicios y a misiones humanitarias. “La Marina cuenta a estos barcos como destinados a una presencia de tiempo completo en el extranjero, incluso aunque estén en maniobras de entrenamiento o simplemente anclados en el muelle”, declaró la Oficina de Presupuesto del Congreso estadounidense. [38]
Como analizáramos anteriormente, Estados Unidos ve estos despliegues transitorios, regulares y frecuentes como parte de su postura global. Según reza la Estrategia Nacional de Defensa estadounidense “Nuestra postura incluye también a las muchas actividades militares en las que participamos en todo el mundo. Esto significa no sólo nuestra presencia física en regiones claves, sino además las actividades de entrenamiento, ejercicios y operaciones”. [39]
Los servicios de una base, sin bases permanentes
En segundo lugar, Estados Unidos ha obligado a Filipinas a proporcionarle una amplia gama de servicios, que se suministran a nivel local, que le permitirían iniciar y sostener operaciones desde territorio filipino cuando sea necesario.
En septiembre de 2001, la Presidenta Gloria Macapagal-Arroyo otorgó a Estados Unidos libre acceso a sus puertos y le ofreció derechos de sobrevuelo del territorio Filipino.[40] En noviembre de 2002, los gobiernos de Estados Unidos y Filipinas firmaron el Acuerdo de Apoyo Logístico Mutuo (MLSA por sus siglas en inglés), lo que ha sido descrito por los investigadores del Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos como “permitiéndole a Estados Unidos utilizar las Filipinas como base de suministros para las operaciones militares en toda la región”.[41]
El MLSA obliga al gobierno Filipino a realizar sus “mejores esfuerzos” para proporcionar suministros logísticos a Estados Unidos, apoyo y servicios durante los ejercicios, los entrenamientos y las operaciones, y otros despliegues militares estadounidenses. El acuerdo define que esto incluye alimentos, agua, petróleo, aceites, vestimenta, municiones, partes de repuesto y componentes, acuartelamiento, transporte, comunicaciones, servicios médicos, apoyo a operaciones, servicios de entrenamiento, reparación y mantenimiento, servicios de almacenamiento, y servicios de puerto. También abarca la “Construcción y el uso de estructuras transitorias”. [42]
En otras palabras, el MLSA le da a Estados Unidos acceso a toda la gama de servicios que necesitarían los militares estadounidenses para operar en y desde el país. A través del MLSA Estados Unidos se asegura los servicios que normalmente tendría que proporcionarse por sí mismo en una gran base permanente, pero sin tener que construir y mantener grandes bases permanentes -y sin incurrir en los costos y los problemas políticos que representan estas bases.
Emplazamientos de seguridad cooperativos
Tercero, Estados Unidos estableció en Filipinas una nueva categoría de instalaciones militares llamadas Emplazamientos de Seguridad Cooperativos (CSL)
En agosto de 2005, la Comisión de Bases en el Extranjero, que es la comisión oficial encargada de estudiar las bases estadounidenses, identificó en forma categórica a Filipinas como uno de los países en los que se están desarrollando CSLs en la región.[43] Como mencionáramos antes, los CSL constituyen una nueva categoría de bases que se refiere a instalaciones de propiedad de los gobiernos anfitriones, pero que tienen que estar disponibles para ser usadas por los militares estadounidenses según lo necesiten.
El gobierno filipino no ha hecho pública la ubicación ni otros detalles sobre estos CSLs. Pero citamos aquí de manera completa la descripción que hace de ellos Robert Kaplan, destacado periodista y autor de best sellers, quien visitó distintas instalaciones de este tipo en todo el mundo, ya que no existe mucha información sobre los CSL y algunas partes de la misma podrían ser descripciones de lo que ocurre en Filipinas:
“Un emplazamiento de seguridad cooperativo puede ocultarse al costado de un aeropuerto civil del país anfitrión, o en una pista de aterrizaje junto con los depósitos de combustible y asistencia mecánica, o en un aeropuerto militar en un país amigable con el cual no tenemos ningún acuerdo formal para establecer bases, pero sí algún arreglo informal, donde los contratistas privados actúan como intermediarios… Estados Unidos proporciona asistencia para mejorar las instalaciones de mantenimiento, y de esta forma ayuda al país anfitrión a proyectar mejor su propio poder aéreo y naval en la región.
Al mismo tiempo, mantenemos ejercicios periódicos con el ejército del país anfitrión, en el cual la base es un foco. También ofrecemos ayuda humanitaria en el área circundante. Estos proyectos de carácter civil nos permiten obtener publicidad positiva para nuestro ejército en los medios locales. El resultado es un contexto diplomático positivo para lograr que el país anfitrión apruebe el uso de la base cuando la necesitemos siempre que eso suceda”. [44]
Los términos del MLSA y el establecimiento de CSLs reflejan el énfasis creciente de Estados Unidos en el apoyo logístico y el preposicionamiento de los equipos en forma oportuna, de manera de asegurar que las fuerzas estadounidenses -dispersas como están en todo el mundo, a menudo lejos de las principales bases en donde se almacenan los equipos y se usan todo tipo de servicios- siempre estén preparadas y listas para la tarea. Por lo tanto, no es tanto el tamaño de la base lo que importa, sino que le ofrezca a las tropas estadounidenses lo que necesitan, cuándo lo necesitan.
Tal como lo señala el Consejo de Relaciones Exteriores: “Si bien el apoyo a la nación anfitriona a menudo comporta la connotación de la creación de bases, su rol en la movilización y acceso es quizá el más importante. El apoyo a las visitas a puertos, la reparación de los barcos, los derechos de sobrevuelo, las áreas de entrenamiento, y las oportunidades y áreas para colocar, establecer, reparar y reabastecer, no son menos importantes tanto para la presencia diaria de Estados Unidos en la región, como para una respuesta rápida y flexible ante una crisis”. [45]
Base de operaciones de avanzada
En cuarto lugar, los EE.UU. han tenido éxito en estacionar en forma indefinida una unidad militar estadounidense en el país.
Desde 2002, se han desplegado en el sur de Filipinas las ahora llamadas Fuerzas de Tarea Conjunta de Operaciones Especiales de Filipinas (JSOTFP por sus siglas en ingles). Si bien al comienzo se la presentó como parte de la realización de maniobras de entrenamiento transitorias con inicio y retiro de tropas una y otra vez, desde entonces ha resultado que esta unidad ha mantenido una presencia permanente en el país durante los últimos seis años.
El gobierno Filipino no da ninguna fecha definitiva para su retiro, y los funcionarios estadounidenses declaran que la unidad se quedará en el país por el tiempo que lo permita el gobierno. En consecuencia es de presumir que continuará instalada con base en el país por un largo tiempo.
Los cuarteles generales de la unidad están en las instalaciones del ejército Filipino en Camp Navarro en la ciudad de Zamboanga City,[46] pero su “área de operaciones”, según una publicación militar estadounidense, se extiende a 8.000 millas cuadradas, que abarcan toda la isla de Mindanao y las islas y mares que la circundan. [47]
Una compilación exhaustiva de distintos informes de los medios arroja que el número de los efectivos que revistan en la unidad ronda entre 100 y 450 militares, pero no está claro cuál es el total de efectivos para un período específico. [48] Varía “dependiendo de la estación y la misión” declaró el Teniente Coronel Mark Zimmer, oficial a cargo de las Relaciones Públicas de la JSOTF-P. [49]
Cuando se hizo público el mes pasado que el Departamento de Defensa estadounidense, vía la unidad de construcción militar estadounidense, había contratado a una compañía para que suministrara apoyo a las operaciones de la base de JSOTF-P [50], la embajada de Estados Unidos admitió que el país estaba creando estructuras supuestamente “transitorias” para prestar “servicios administrativos, logísticos, médicos” e instalaciones para “que puedan comer, dormir y trabajar”. [51] La propia Comisión de Fuerzas Visitantes de Filipinas también confirmó que Estados Unidos mantiene “viviendas” y suministros almacenados dentro de los cuarteles Filipinos. [52]
Para la contención de China
Refiriéndose a sus bases en Mindanao como “base de operaciones de avanzada-11” y “base de operaciones de avanzada-921”,[53] la JSOTF-P responde a lo que el estudio auspiciado por la Fuerza Aérea describió como la “redefinición de lo que significa la presencia de avanzada” en curso. [54]
En términos de perfil y misión, la JSOTF-P es similar a la Fuerza de Tarea Conjunta Combinada – Cuerno de África (CJTF-Horn of Africa) que se creó en Djibouti en África Oriental en 2003, también compuesta mayoritariamente por Fuerzas Especiales, y que ha sido descrita como una muestra del modelo de bases austeras y del modelo futuro de las operaciones militares estadounidenses. [55]
De hecho, nuevos despliegues similares a los de la JSOTF-P y la CJTF-Horn of Africa ya están pensados para otros lugares del mundo en el futuro.[56] En 2004, el ex comandante del Comando del Pacífico Thomas Fargo habló de ampliar las Fuerzas de Operaciones Especiales en el Pacífico.[57] Aparentemente refiriéndose a la JSOTF-P, el ex secretario de defensa Rumsfeld había anunciado también que el Pentágono establecería más “nodos para fuerzas de operaciones especiales”.
“En lugar de las tradicionales bases en el exterior con extensa infraestructura”, decía Rumsfeld, “intentamos usar bases de operaciones de avanzada más pequeñas, con preposicionamiento de los equipos y rotación de la presencia de personal… Mantendremos una fuerza presencial de avanzada más pequeña en el Pacífico, aunque estacionando fuerzas expedicionarias ágiles, capaces de respuestas rápidas en nuestras bases de proyección de poderío”. [58]
Las características de la JSOFT-P se ajustan a esta descripción. La JSOTF-P es modesta y austera no tiene para nada la extensa infraestructura o las instalaciones de las bases estadounidenses que existieron antes en Subic y Clark. Pero con la disponibilidad de la logística y otros servicios locales asegurados, la libre entrada de barcos y aviones y el preposicionamiento de los equipos, y con las nuevas carreteras, puertos y otra infraestructura que ha construido Estados Unidos en la zona, las Fuerzas Especiales estadounidenses estarán prontas y en condiciones apenas reciban el aviso de lanzar y sostener sus operaciones en la región.
Como lo prueba el hecho de que la mayoría de los Filipinos ni siquiera son cocientes de su presencia y sus acciones, “la JSOTF tuvo éxito”, destaca Kaplan, “como mecanismo político para introducir el tipo de base estadounidense móvil de “prontos, listos y salimos”…” [59. C.H: Briscoe, historiador del Comando de Operaciones Especiales del Ejército estadounidense, al cual pertenece la JSOTF-P, asiente: “Después de más de 10 años, el Comando del Pacífico ha restablecido una presencia aceptable en Filipinas …” [60]
Estratégicamente emplazada entre dos rutas, a la entrada de un pasaje marítimo principal, el Estrecho de Makassar, en el anillo suroccidental del Mar del Sur de China y más cerca de Malasia e Indonesia que la mayor parte del resto de Filipinas, la JSOTF-P, según Briscoe, está “hoy en mejores condiciones para tomarle el pulso a la región”. [61]
Habiéndose asegurado esta presencia, Estados Unidos se coloca más cerca del país con “el mayor potencial para competir militarmente” con él. Al establecerse de manera “semi permanente” al sur de Luzon por primera vez después de la Segunda Guerra Mundial, Kaplan destaca que “el complejo de bases más grande que lo necesario” de Zamboanga ha proporcionado otros beneficios más allá de los tácticos.[62] En la mente de los estrategas del ejército estadounidense, señala Kaplan: “Combatir el terrorismo islámico en esta región [el sureste asiático] implicó un beneficio secundario para Estados Unidos: lo posicionó para enfrentar la contención futura de la cercana China”. [63]
Transformación cualitativa
Todos los pasos analizados anteriormente son los que prepararon el camino para un reingreso gradual e incremental de los militares estadounidenses a Filipinas. En ningún momento, desde 1991, la presencia militar de Estados Unidos ha estado más arraigada. Al mismo tiempo, ya no es la misma presencia, se ha transformado cualitativamente.
Las tropas estadounidenses ya no están estacionadas permanentemente, confinadas dentro de grandes bases en dos lugares del país. Por el contrario, a partir de la rotación de fuerzas, los contingentes se despliegan en distintos emplazamientos en todo el país para ejercicios y otras misiones. Ya no están instalados en masa dentro de fortificaciones gigantescas donde flamea la bandera estadounidense, son centenares de efectivos, dispersos y alojados en cuarteles que técnicamente pertenecen al ejército filipino.
En el pasado, las tropas estadounidenses, a pesar de su despliegue ocasional, esperaban quedarse por períodos de tiempo largo, estacionadas en la misma base durante años. Ahora, tienen que estar siempre prontas y en movimiento, preparadas para formar parte de despliegues en el extranjero más cortos pero también más frecuentes.
Antes, los equipos, armamentos y suministros se almacenaban todo el tiempo en grandes depósitos y salas dentro de los complejos militares estadounidenses, listos para levantarlos y cargarlos adonde quiera que fueran; ahora están dispersando y almacenando equipos y suministros en distintos lugares, siendo el gobierno del país anfitrión o una compañía privada los que se hacen cargo de guardarlos y mantenerlos, listos para ser levantados de paso al combate.
Todos estos cambios en Filipinas están impulsados por la búsqueda de objetivos que se superponen: generar apoyo para la presencia estadounidense y contrarrestar la oposición interna, y a la vez mejorar la agilidad y eficiencia militar de Estados Unidos.
Globos sonda
Pero esto también puede cambiar, porque si bien las grandes bases tenían sus desventajas, también proporcionaban acceso y capacidades garantizadas y otras ventajas que las bases más austeras y pequeñas no tienen. Además, aunque el tipo de bases que Estados Unidos está desarrollando ahora puede resultar útil para ciertos escenarios, puede que no se ajuste o no sea suficiente para otros. En caso de que se produzca un impasse que se prolongue mucho en el tiempo, por ejemplo, se necesitarían más de 500 Fuerzas Especiales estacionadas en bases relativamente simples para sostener las operaciones militares estadounidenses.
Por lo tanto, dado el momento y dada la necesidad, si los planes no están en realidad en marcha, es posible que Estados Unidos quiera restablecer bases más grandes en Filipinas. Teniendo en cuenta la estrategia estadounidense y la ubicación de Filipinas, la posibilidad no se puede descartar. Por cierto, los informes frecuentes que indican que Estados Unidos está tratando de restablecer bases en el país han sido caracterizados por un analista del Brookings Institute como “globos sonda” para evaluar la atmósfera. [64]
Por el momento, sin embargo, no se puede decir que sólo porque Estados Unidos no tiene grandes bases del tipo que solía tener, no haya estado asegurando sus metas militares en el país. A través de la puerta trasera y pasando en gran medida desapercibido, Estados Unidos ha reintegrado firmemente, de manera gradual pero incremental, a Filipinas en su “postura global”.
Todos estos movimientos pueden haber revertido efectivamente la decisión histórica que se tomó hace 16 años de poner fin a casi un siglo de presencia militar estadounidense en el país.
*Herbert Docena ([email protected]) es investigador de Focus on the Global South.
Este artículo fue publicado en tres partes en el Philippine Daily Inquirer, 15-17 de octubre:
Parte 1: http://newsinfo.inquirer.net/breakingnews/nation/view_article.php?article_id=94438
Parte 2: http://newsinfo.inquirer.net/breakingnews/nation/view_article.php?Article_id=94687
Parte 3: http://newsinfo.inquirer.net/breakingnews/nation/view_article.php?article_id=94921
Notas
[1] Informe del Departamento de Defensa de Estados Unidos al Congreso, “Strengthening US
Global Defense Posture” (Fortalecimiento de la Postura de Defensa Global de Estados Unidos) Setiembre 2004.
[2] Subsecretario de Políticas del Departamento de Defensa Douglas J. Feith, Declaración preparada para el Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes, Junio 23, 2004, sitio web del Departamento de Defensa de Estados Unidos:
http://www.defenselink.mil/speeches/speech.aspx?speechid=133 [Acceso:
Setiembre 10, 2007].
[3] citado en G. John Ikenberry, “America’s Imperial Ambition,” Foreign Affairs Setiembre/Octubre 2002, Vol 81. No 5.
[4] Departamento de Defensa de Estados Unidos, Quadrennial Defense Review (Revisión Cuatrienal de la Defensa) 2001, Washington D.C., Febrero 6, 2006, pp.
V-vi,http://www.defenselink.mil/qdr/report/Report20060203.pdf [Acceso: setiembre 10, 2007].
[5] Informe del Departamento de Defensa de Estados Unidos al Congreso: “Strengthening US
Global Defense Posture”, Setiembre 2004.
[6] Center for Defense Information (Centro de Información de Defensa), “Worldwide Reorientation of US Military Basing”, Setiembre 19, 2003,
http://www.cdi.org/friendlyversion/printversion.cfmDocumentID=1717&from_page=../program/document.cfm [Acceso Setiembre 10, 2007].
[7] Comisión sobre Estrategia Integrada de Largo Plazo, Discriminate Deterrence
(Washington, D.C.: US Government Printing Office, Enero 1988), p. 22, citado en Christine Wing, “The United States in the Pacific”, en Joseph Gerson y Bruce Richards, eds., The Sun Never Sets: Confronting the Network of Foreign US Military Bases (Boston, MA: South End Press, 1991), p. 144.
[8] Jim Garamone, “Global Posture Part and Parcel of Transformation”, American Forces Press Service (Servicio de Prensa de las Fuerzas Estadounidenses), Octubre 14, 2004
[9] Departamento de Defensa de Estados Unidos, Quadrennial Defense Review, Washington DC, p. 53.
[10] John D. Klaus, “US Military Overseas Basing: Background and Oversight Issues for Congress” Informe del Servicio de Investigación del Congreso para el Congreso, Noviembre 17, 2004.
[11] citado en David Isenberg, “The US Global Posture Review: Reshaping America’s Global Military Footprint,” Basic Notes: Occasional Papers on International Security Policy, British American Security Information Council, Noviembre 19, 2004, p. 3.
[12] David Shlapak, John Stillion, Olga Oliker, y Tanya Charlick- Paley, A Global Access Strategy for the US Air Force, Sta. Monica, CA: RAND Corporation, 2002, pp. 17-18.
[13] Departamento de Defensa de Estados Unidos, Quadrennial Defense Review 1997, Washington DC.
[14] Robert Kagan y William Kristol, “The Present Danger,” The National Interest, Número 59 Primavera 2000.
[15] George Tenet, Director de la Agencia Central de Inteligencia, “The Worldwide Threat in 2003: Evolving Dangers in a Complex World,” Febrero 11, 2003,
www.cia.gov/cia/public_affairs/speeches/2003/dci_speech_02112003.html
[Acceso Setiembre 10, 2007]; Conn Hallinan, “Cornering the Dragon,” Counterpunch, Febrero 23, 2005,http://www.counterpunch.org/hallinan02232005.html [Acceso Setiembre 10, 2007]; Mark Mazzetti, “Chinese Arms Threaten Asia, Rumsfeld Says”, Los Angeles Times, Junio 4, 2005)
[16] Oficina de la Secretaría de Defensa, Military Power of the People’s Republic of China 2006: Informe anual al Congreso, Washington D.C., http://stinet.dtic.mil/dticrev/PDFs/ADA449718.pdf [Acceso Setiembre 9, 2007]
[17] Departamento de Defensa de Estados Unidos, Quadrennial Defense Review 2001,
Washington D.C., Febrero 6, 2006, p. 29,
http://www.defenselink.mil/qdr/report/Report20060203.pdf [Acceso Septiembre 10, 2007]
[18] Subsecretario de Defensa (Política), 1999 Informe Final del Estudio de Vernao, “Asia 2025” Organizado por el Asesor del Secretario de Defensa para una Evaluación Neta, 25 de Julio al 4 de agosto de 1999, Newport Rhode Island,
http://www.dod.mil/pubs/foi/reading_room/967.pdf [Acceso: Junio 12, 2007], p. 76.
[19] Zalmay Khalilzad, David T. Orletsky, Jonathan D. Pollack, Kevin L.
Pollpeter, Angel Rabasa, David A. Shlapak, Abram N. Shulsky, Ashley J.
Tellis, The United States and Asia: Toward a New US Strategy and Force
Posture, Sta Monica CA: Rand Corporation, 2001; Subsecretario de Defensa (Política), 1999 Informe Final del Estudio de Vernao, “Asia 2025” Organizado por el Asesor del Secretario de Defensa para una Evaluación Neta, 25 de Julio al 4 de agosto de 1999, Newport Rhode Island,
http://www.dod.mil/pubs/foi/reading_room/967.pdf [Acceso Junio 12, 2007]; Project for the New American Century, Rebuilding America’s Defenses: Strategy, Forces, and Resources for a New Century, Setiembre 2000.
[20] Michael Richardson, “US Wants More Use of South Asian Bases”, International Herald Tribune, Febrero 8, 2002.
[21] Almirante Thomas Fargo, transcripción de audiencia del Comité de la Cámara de Representantes sobre el Subcomité de Relaciones Internacionales sobre Asia y el Pacifico, Junio 26, 2003.
[22] Robert D. Kaplan, “How we would fight China,” The Atlantic Monthly, Junio 2005, http://www.theatlantic.com/doc/200506/kaplan [Acceso Junio 14, 2005].
[23] Rosemary Foot, “US Foreign- and Domestic-policy Realignments after
September 11,” Adelphi Papers, Volumen 44, Número 363, Febrero 2004.
[24] Project for the New American Century, Rebuilding America’s Defenses: Strategy, Forces, and Resources for a New Century, Setiembre 2000, Washington DC, p. 35.
[25] Roger Cliff, Mark Burles, Michael S. Chaise, Derek Eaton, Kevin L. Pollpeter, Entering the Dragon’s Lair: Chinese Antiaccess Strategies and their Implications for the United States, Sta Monica, CA: RAND Corporation Project Air Force, 2007, p. 112.
[26] David Shlapak, John Stillion, Olga Oliker, and Tanya Charlick- Paley, A Global Access Strategy for the US Air Force, Sta. Monica, CA:RAND Corporation, 2002, p. xxii.
[27] Michael McDevitt, “US Strategy in the Asia Pacific Region: Southeast Asia,” in US Strategy in the Asia-Pacific Region conference proceedings, Mayo 5, 2003.
[28] Zalmay Khalilzad, David T. Orletsky, Jonathan D. Pollack, Kevin L. Pollpeter, Angel Rabasa, David A. Shlapak, Abram N. Shulsky, Ashley J. Tellis, The United States and Asia: Toward a New US Strategy and Force Posture, Sta Monica CA: Rand Corporation, 2001, p. 182.
[29] Transcripción, Conferencia de prensa del Almirante Dennis Blair, Comandante en Jefe del Comando de Estados Unidos del Pacífico, Manila, Julio 13, 2001.
[30] Transcripción, Conferencia de prensa del Secretario de Defensa estadounidense Donald
Rumsfeld, Abril 25, 2002 http://www.defenselink.mil/transcripts/2002/t04262002_t0425er.html
[Acceso Setiembre 10, 2007].
[31] Carolyn O. Arguillas, “Q and A with US Ambassador Francis Ricciardone: ‘Ops-Intel-fusion is not spying,'” MindaNews, Febrero 28, 2005; Jojo Due, “Biggest RP-US military exercise starts next week,” Philippine Business Daily Mirror, Febrero 17, 2006.
[32] Carolyn O. Arguillas, “Q and A with US Ambassador Francis Ricciardone: ‘Ops-Intel-fusion is not spying,'” MindaNews, Febrero 28, 2005.
[33] Almirante Thomas Fargo
[34] Almirante Thomas Fargo, transcripción de Audiencia del Comité de la Cámara de Representantes sobre Relaciones Internacionales sobre el Subcomité sobre Asia y el Pacífico, Junio 26, 2003.
[35] Eric Peltz, “Toward an Expeditionary Army: New Options for
Combatant Commanders”, Testimonio presentado ante el Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes el 24 de marzo de 2004, p. 3.
[36] Karl Wilson, “US force in Asia to become smaller but deadlier”, Daily Times, Agosto 22, 2004.
[37] Zalmay Khalilzad, David T. Orletsky, Jonathan D. Pollack, Kevin L. Pollpeter, Angel Rabasa, David A. Shlapak, Abram N. Shulsky, Ashley J.Tellis, The United States and Asia: Toward a New US Strategy and Force Posture, Sta Monica CA: Rand Corporation, 2001, p. 63.
[38] Congreso de los Estados Unidos, Oficina de Presupuesto del Congreso, “Options
for the Navy’s Future Fleet”, Mayo 2006
[39] Departamento de Defensa de Estados Unidos, National Defense Strategy 2005, Washington D.C., pp. 18-19.
[40] Rufi Vigilar, “Philippines opens its ports to U.S. Military”, CNN, Setiembre 18, 2001.
[41] Thomas Lum y Larry A. Niksch, “The Republic of the Philippines: Background and US Relations”, Informe del Servicio de Investigación del Congreso, Enero 10, 2006,
http://opencrs.cdt.org/rpts/RL33233_20060110.pdf [Acceso Agosto 25, 2007]; Sheldon W. Simon, “Theater Security Cooperation in the US Pacific Command”, National Bureau of Asian Research Analysis (Dirección Nacional de Análisis de Investigación de Asia), Volumen 14, Número 2, Agosto 2003.
[42] Acuerdo de Apoyo Logístico Mutuo firmado por el Departamento de Defensa de Estados Unidos de América y le Departamento Nacional de Defensa de la República de Filipinas, “Mutual Logistics Support Agreement”, Noviembre 21, 2002.
[43] Comisión de Bases en el Exterior, Informe al Presidente y al Congreso, Agosto 15, 2005, p. H11, http://www.fas.org/irp/agency/dod/obc.pdf [Acceso Agosto 25, 2007].
[44] Robert D. Kaplan, “How we would fight China,” The Atlantic Monthly,
Junio 2005, http://www.theatlantic.com/doc/200506/kaplan [Acceso: Junio 14, 2005].
[45] Consejo de Relaciones Exteriores, The United States and Southeast Asia: A Policy Agenda for the New Administration, Julio 2001, pp. 47-48.
http://www.cfr.org/content/publications/attachments/SEAsiaTF.pdf [Acceso Setiembre 10, 2007].
[46] Robert Kaplan, Imperial Grunts: On the Ground with the American Military from Mongolia to the Philippines to Iraq and Beyond, Nueva York: Vintage Books 2006, p.147.
[47] T.D. Flack, “Special Operations Force Aiding an Important Ally,” Stars and Stripes, March 11, 2007; Col. Gregory Wilson, “Anatomy of a Successful COIN Operation: OEF-Philippines and the Indirect Approach”, Military Review, Noviembre a Diciembre 2006.
[48] Al comienzo del despliegue de efectivos en enero de 2002, supuestamente iban a se entre 160 y 250 (Steve Vogel,, “Americans Arrive in Philippines U.S. Special Forces To Aid Filipino Army In Threatened Areas” (Llegan los estadounidenses a Filipinas, las Fuerzas Especiales de Estados Unidos vienen en ayuda del Ejército Filipino en las zonas amenazadas), Washington Post, Enero 16, 2002; Fe B. Zamora, “All US troops will leave on July 31, says Wurster” (Todas las tropas estadounidenses se van el 31 de julio, dice Wurster), Philippine Daily Inquirer, Julio 1, 2002; Pat Roque, “US Special Forces in Philippines” (Fuerzas Especiales estadounidenses en Filipinas), Associated Press, Febrero 18, 2002; Bill Gertz y Rowan Scarborough, “Philippine confusion” (Confusión en Filipinas), Washington Times, Febrero 8, 2002). En noviembre de 2002, la Revista del Ejército (Army Magazine) informó que había 260 miembros de la fuerza de tarea en el sur de Filipinas. (Army Magazine, “News Call,” Noviembre 1, 2002). En febrero de 2003, se informó que 350 integrantes de Fuerzas Especiales serían enviados a Sulu pero se pospuso (Eric Schmitt, “US combat force of 1700 is headed to the Philippines”, New York Times, Febrero 21, 2003; Bradley Graham, “US Bolsters Philippine Force”, Washington Post, Febrero 21, 2003) En octubre de 2003, se informó que 300 integrantes de Fuerzas Especiales se instalarían en Basilan (US spy aircraft deployed in Philippines”, Octubre 13, 2003 The News International (Pakistán). Para febrero de 2006, se informó de otros 250 que se unirían a los que ya estaban en Sulu aunque no quedó claro cuántos había todavía en Sulu en ese momento (“RP-US to conduct war games amid ‘rape’ controversy, Philipine Daily Inquirer, Enero 10, 2006; “No time frame of US troops’ stay in Sulu, Mindanews, Enero 17, 2006). Poco tiempo después, el portavoz del ejército estadounidense el Capitán Burrel Parmer anunció que 400 efectivos estadounidenses estarían en Sulu para cumplir con varios proyectos. (Ding Cervantes, “5,500 US military personnel coming for
Balikatan 2006,” Philippine Star, Febrero 17, 2006). En setiembre de 2006, se informó de la llegada de otros 100 efectivos más a la ciudad de Zamboanga como parte de la “rotación normal” de soldados en el marco de la JSOTF-P, según la embajada estadounidense. (Julie Alipala, “100 Gis held at Zambo immigration”, Philippine Daily Inquirer, Setiembre 28, 2006). En febrero de 2007, US Today informó de 450 efectivos y Reuters de 100 (Paul Wiseman, “In Philippines, US
Making Progress in War on Terror,” USA Today, Febrero 13, 2007; “Philippines increases security for US forces,” Reuters, Febrero 26, 2007).
[49] “Civilians want probe on US military’s alleged supervision in Sulu war”, (los civiles quieren indagar la supuesta supervisión del ejército estadounidense en la Guerra de Sulu) MindaNews, Noviembre 24, 2005.
[50] En agosto de 2007, Focus on the Global South hizo público que el Departamento de Defensa estadounidense, a través del Comando de Ingeniería de Instalaciones Navales (NAVFAC por sus sigla en ingles) otorgó un contrato de seis meses por el monto de US$14,4 millones a una empresa denominada “Global Contingency Services LLC” de Irving, Texas para encargarse del “apoyo a las operaciones” de la Fuerza de Tarea Especial Conjunta Filipinas. (JSOTF-P). Según el propio sitio web de NAVFAC es la unidad en la cual los militares estadounidenses están a cargo de proporcionarle a la Marina de los Estados Unidos instalaciones costeras en todo el mundo”. Entre sus líneas de negocio están el “desarrollo de bases” y la “ingeniería de contingencia”. Según el anuncio del Pentágono, el contrato otorgado a Global
Contingency Services LLC incluye “todas las mano de obra, supervision, administración, herramientas, materiales, equipos, instalaciones, transporte, ingeniería indirecta y otros elementos necesarios para proporcionar servicios de apoyo de instalaciones”. Global Contingency Services LLC es una sociedad entre DynCorp International, Parsons Global Services, y PWC Logistics. El contrato de US$14,4 millones es en realidad parte de un contrato más grande por US$450 millones de cinco años de duración por el cual Global Contingency Services debe “suministrar la total gama de servicios de contingencia y respuesta a desastres en todo el mundo, incluida la asistencia humanitaria y los servicios de apoyo a bases de operación de carácter interino o de transición”. Según el sitio web de DynCorp, esto incluirá “operaciones y mantenimiento de instalaciones; operaciones aéreas, operaciones de puertos, atención de la salud, suministros y servicios de almacenamiento, galeras, apoyo de alojamiento, servicios de emergencia, seguridad, incendio y rescate; equipos de vehículos; y construcciones contingentes”. Contingency Response Services LLC describe su trabajo como abarcando el “apoyo a las fuerzas de operaciones”, “apoyo a la comunidad” y “apoyo a la base”. Según la publicación Defense
Industry Daily, el contrato también incluye “apoyo moral, de bienestar social y recreación”. El contrato específico de trabajo para la JSOTF-P se espera que esté terminado en Enero de 2008 pero a éste le pueden seguir nuevos contratos como parte del paquete de US$450 millones (“Contracts, Junio 6, 2007”, Departamento de Defensa de Estados Unidos,
www.defenselink.mil/contracts/contract.aspx?contractid=3532 ; Comunicado de prensa, “DynCorp International and JV Partners Win $450 million NAVFAC Contract,” DynCorp International, Noviembre 2, 2006, www.dyn-intl.com/subpage.aspx?id=197; “Contingency Response Services,”
DynCorp International, www.dyn-intl.com/subpage.aspx?id=204; Defense Industry Daily, “$14.4M to help US SOCOM in the Philippines,” Junio 8, 2007, www.defenseindustrydaily.com/?s=philippines; Ethan Butterfield, “DynCorp lands $450M Navy Contingency Services Deal,” Washington Technology, Noviembre 3, 2006;
www.washingtontechnology.com/online/1_1/29650-1.htm [Acceso agosto 20, 2007]
[51] “US denies building bases in Mindanao”, GMANews.TV, Agosto 27, 2007.
[52] Veronica Uy, “VFACom Chief Denies US bases in Mindanao”,Inquirer.net, Agosto 24, 2007.
[53] Maj. Kevin T. Henderson, US Army, “Army Special Operations Forces
and Marine Expeditionary Unit (Special Operations Capable) Integration:
Something a Joint Task Force Commander should Consider”, monografía, Comando del Ejército de Estados Unidos y Colegio de Generales, Escuela de Estudios Militares Avanzados, Mayo 19, 2004; Cherilyn Walley, “Impact of the semi-permissive environment on force protection in Philippine engagements”, Special Warfare, Setiembre 2004; T.D. Flack, “When Visiting Jolo, Show a Little Courtesy, Please”, Stars and Stripes, Marzo 12, 2007.
[54] Andrew R. Hoehn, Adam Grissom, David A. Ochmanek, David A. Shlapak, Alan J. Vick, A New Division of Labor: Meeting America’s Security Challenges Beyond Iraq, Sta. Monica, CA: RAND Corporation, 2007, p.15.
[55] Stanley A. Weiss, “After Iraq, a New US Military Model”, International Herald Tribune, Diciembre 27, 2006.
[56] Greg Jaffe, “Rumsfeld details big military shift in new document”, Wall Street Journal, Marzo 11, 2005.
[57] Secretario de Defensa de Estados Unidos Donald H. Rumsfeld, Testimonio ante el Comité de Servicios Armados del Senado, Washington DC, Setiembre 23, 2004; Almirante Thomas B. Fargo, “Regarding the Defense Global Forces Posture Review”, Testimonio ante el Comité de Servicios Armados del Senado, Setiembre 23, 2004.
[58] Secretario de Defensa de Estados Unidos Donald Rumsfeld, Informe anual al Presidente y al Congreso 2005, p. 36.
[59] Robert Kaplan, Imperial Grunts: On the Ground with the American Military from Mongolia to the Philippines to Iraq and Beyond, Nueva York: Vintage Books 2006, p.150.
[60] C.H. Briscoe, “Reflections and Observations on ARSOF Operations During Balikatan 02-1,” Special Warfare, Setiembre 2004.
[61] C.H. Briscoe, “Reflections and Observations on ARSOF Operations During Balikatan 02-1,” Special Warfare, Setiembre 2004.
[62] Robert Kaplan, Imperial Grunts: On the Ground with the American Military from Mongolia to the Philippines to Iraq and Beyond, NuevaYork: Vintage Books 2006, p.178.
[63] Robert Kaplan, Imperial Grunts: On the Ground with the American Military from Mongolia to the Philippines to Iraq and Beyond, Nueva York: Vintage Books 2006, p.134.
[64] Catharin Dalpino, “Separatism and Terrorism in the Philippines: Distinctions and Options for US Policy”, Testimonio ante el Subcomité sobre Asia Oriental y el Pacífico, Comité de Relaciones Internacionales de la Cámara de Representantes, Junio 10, 2003.