por Aileen Kwa*

Todas las partes han mostrado claras señales de voluntad de apoyo a un sistema multilateral reforzado de comercio, y el compromiso y la flexibilidad necesarios para volver a encaminar el proceso que se descarriló en Cancún … yo estaré probando su compromiso y su flexibilidad a fin de determinar las posibilidades de encontrar puntos en común”. Pérez del Castillo, Presidente del Consejo General, Embajador del Uruguay ante la OMC, noviembre 18 de 2003, Ginebra.

 

El presidente está tratando de imponernos un consenso”. Delegado asiático ante la OMC, noviembre 14 de 2003, Ginebra.

 

El Sr. Pérez del Castillo, embajador uruguayo ante la OMC y actual Presidente de su Consejo General, se esta haciendo bastante impopular en Ginebra en estos días. A pesar que las grandes potencias –EEUU y la Comisión Europea (CE)—trabaron las negociaciones y no son muy generosos con sus posiciones, del Castillo está presionando a los países en desarrollo a mostrar “flexibilidad”.

 

Eso está generando animosidad entre los diplomáticos en Ginebra. Muchos consideran que está actuando como secuaz de la UE y EEUU, y también transgrediendo su mandato como presidente del Consejo General. Eso es decepcionante, sobre todo por su destacado desempeño anterior en la UNCTAD y el papel activo que jugó en defensa de los países en desarrollo en las discusiones de comercio internacional. Su presidencia del Consejo General termina en febrero de 2004, y en los corredores de Ginebra se comenta que su retorno al Uruguay ya está fijado, para hacerse cargo del Ministerio de Relaciones Exteriores.

 

Responsabilidad del presidente al banquillo: ¿deshonestidad pura y simple?
Las consultas de Pérez del Castillo en Ginebra han estado signadas por una falta de inclusión asombrosa. En las consultas principales sólo participan una treintena de países. Aun cuando sí incluye en sus consultas a los representantes de las diversas alianzas y coaliciones, el hecho real es que los miembros no han delegado su derecho de negociación a los co-coordinadores de esos agrupamientos.

 

Aun más problemáticas son las conclusiones a las que él arriba al final de las consultas. Algunos negociadores han dicho en Ginebra que las conclusiones de Pérez del Castillo no coinciden con sus propias impresiones y memorias de lo manifestado en las consultas.

 

A modo de ejemplo, al resumir su primera ronda de consultas ante la reunión plenaria de los Miembros el 18 de noviembre, Pérez del Castillo indicó que en el tema del algodón “la mayoría de los Miembros quisiera que esta cuestión se integre a las negociaciones agrícolas generales, aun cuando se muestran dispuestos a darle atención especial al algodón.”

 

Después siguió diciendo, básicamente, que los únicos que aún estaban a favor de mantener las negociaciones sobre el algodón como un tema aparte eran solamente los propios impulsores de la iniciativa del algodón, es decir, Benín, Chad, Malí y Burkina Faso.

 

Sin embargo, según un negociador que intervino en la consulta sobre el algodón (en la que participaron 30 miembros), todos los países en desarrollo apoyaban a los africanos occidentales en el tema de mantener separado al algodón. “Al final de la consulta él repitió lo mismo que había dicho al principio. Simplemente no estaba escuchando. A menos que estuviera completamente ebrio, al único país en desarrollo que yo escuché decir en la consulta que el algodón debía ser incluido en las negociaciones agrícolas fue a México.”

 

Esa aparente ‘sordera’ es alarmante, dado que Pérez del Castillo parece decidido a lograr la aprobación de algunas decisiones antes de la reunión del 15 de diciembre. Lo que él incluya en el texto seguramente será usado como base para las negociaciones ulteriores en el 2004.

 

Claro está que alguien puede argumentar que los países en desarrollo podrían haber objetado el texto si éste no era de su agrado. Eso sería cierto en un mundo ideal. Sin embargo, en vista de su relativa debilidad política, incluso hasta los grandes países en desarrollo escogen cuidadosa y tácticamente las luchas que dan. Según comentarios recientes de otro negociador: “Si señalas todas las fallas de las declaraciones del presidente [del Consejo General], al día siguiente todos los periódicos titularían que el Presidente está re-encarrilando las negociaciones con la colaboración de los países desarrollados, pero que una vez más, algunos países en desarrollo están aguando la fiesta.”

 

El plan de juego de Pérez del Castillo: soslayar los intereses de los países en desarrollo
Durante la misma reunión informal de Jefes de Delegación del 18 de noviembre en Ginebra, Pérez del Castillo presentó un esquema de la orientación que le está dando a las consultas y un resumen de sus impresiones.

 

Su meta es concluir para el 15 de diciembre el trabajo que los Ministros dejaron inconcluso en Cancún. Es decir, llegar a acuerdos sobre ‘marcos’de negociación en Agricultura y NAMA (acceso a los mercados de productos no-agrícolas), adoptar decisiones con respecto a las ‘cuestiones de Singapur’, y desarrollar aquellos elementos que pudieran darle un sentido de dirección significativo a las negociaciones sobre el algodón.

 

Obviamente, nadie cree a estas alturas que se pueda concluir todo ese trabajo para esa fecha. Sin embargo, lo más preocupante son los parámetros que está sentando Pérez del Castillo para las negociaciones del año entrante, los cuales podrían limitar muy seriamente, o incluso anular totalmente, las posibilidades que tendrían los países en desarrollo de alcanzar resultados justos en las negociaciones venideras.

 

Agricultura

En consonancia con las aspiraciones de la UE y EEUU, Pérez del Castillo hizo énfasis fundamentalmente en dos puntos. Según su percepción:

 

  1. La idea de trabajar en pos de un acuerdo marco sobre las modalidades para las negociaciones es ampliamente aceptada, quedando así para una fase posterior la búsqueda de acuerdos específicos sobre esas modalidades.

  2. Llevó a cabo discusiones preliminares y consultas sobre las “facetas y elementos positivos que emergieron en Cancún y quedaron reflejadas en el texto de Derbez, y que muchos de los Miembros consideran que debemos preservar como base para futuras negociaciones.”

 

Hay, en efecto, países en desarrollo que se plantean realmente muchos interrogantes con respecto a ese enfoque. El acuerdo marco que está actualmente propuesto no indica cifras, pero sí compromete a los países en desarrollo a una fórmula de reducciones arancelarias muy profundas. La misma fórmula aplicada a los países desarrollados –cuya estructura arancelaria es muy distinta—prácticamente no los obligará en absoluto a abrir sus mercados, a menos que en la próxima fase de negociaciones sobre las modalidades se acordaran cifras de liberalización muy extremas para los países desarrollados, lo cual es sumamente improbable. (Por ejemplo, si se sigue la fórmula Suiza, para que las negociaciones resultaran efectivamente en una liberalización de los mercados en la UE y EEUU, se tendría que aplicar un coeficiente de 25 para los países en desarrollo y uno de 500 para los países desarrollados, lo cual muy difícilmente aceptarán las grandes potencias). Asimismo es preocupante que dicho enfoque de un acuerdo marco deja en la vaguedad las cifras exactas de recorte a los subsidios, lo cual es muy conveniente para la estrategia negociadora de la UE y EEUU.

 

Muchos países en desarrollo saben que con ese enfoque se les esta pidiendo establecer compromisos en la oscuridad. Como bien comentara un delegado que participo en las consultas sobre Agricultura, “Puesto que estamos entregando oro, necesitamos saber si nos están dando a cambio oro o sal.”

 

Acceso a los mercados de productos no-agrícolas (NAMA)

En materia del NAMA, Pérez del Castillo dijo una vez más que “mi impresión es que podemos tomar como base en esta área el texto de la 2ª Revisión [del texto de Derbez en Cancún]”. Y agregó que “aun cuando este texto en su forma actual no parece ser aceptable para todas las delegaciones, yo creo que entre los Miembros existe un reconocimiento generalizado de que su estructura y elementos clave … deben mantenerse.”

 

También esta vez, la 2ª Revisión es el texto preferido de EEUU y la UE. Las áreas clave sobre las que los países en desarrollo manifestaron preocupación, y que Pérez del Castillo también señaló, son:

 

  1. Fórmula de reducción no-lineal. Es decir, que los aranceles altos deben recortarse más profundamente. Eso significa que los países en desarrollo, que generalmente aplican aranceles más altos que los países desarrollados, proporcionalmente tendrán que abrir más sus mercados que los países desarrollados.

  2. Enfoque sectorial. Esto se refiere a la eliminación de aranceles por todos los Miembros en sectores clave. La mayoría de los países en desarrollo no están de acuerdo en que se aplique este enfoque en las negociaciones. Sostienen que esto no hacía parte del mandato de Doha, y que va más allá de lo que ellos habían aprobado como acuerdo. En otros borradores anteriores de la declaración se mencionaba solamente a los tejidos, la vestimenta y el calzado como sujetos a liberalización según dicho enfoque.

 

Respecto al NAMA, Pérez del Castillo parece estar empujando las discusiones en una dirección peligrosa, al concluir que debe establecerse un vínculo entre la fórmula no-lineal y el enfoque sectorial. Según él, “hay un reconocimiento del vínculo entre ambas propuestas, y del hecho que avanzar en una de ellas puede significar retroceso en la otra.”

 

Entretanto, los países en desarrollo ni siquiera habían aprobado que se adoptara el enfoque sectorial en las negociaciones.

 

Según Pérez del Castillo, “un gran número [de delegaciones] también reconoció que los verdaderos temas de estos párrafos tendrán que resolverse una vez concluida la fase del acuerdo marco.”

 

Al igual que en Agricultura, esto equivale a pedirle a los países en desarrollo que firmen un cheque en blanco que los compromete a un régimen de liberalización, sin saber realmente en qué se están metiendo.

 

Cuestiones de Singapur

También en esta área, Pérez del Castillo está imponiendo la agenda de la UE y EEUU en las negociaciones. Su pregunta clave a los miembros con respecto a las ‘cuestiones de Singapur’ ha sido: “¿Quisiera o está usted preparado a contemplar una posible fórmula 2+2 como solución de compromiso respecto a las cuestiones de Singapur, siempre y cuando sus intereses en otras áreas de negociación sean tomados en cuenta?”

 

Es decir, iniciar negociaciones sobre ‘Facilitación del Comercio’y ‘Transparencia de la Contratación Pública’, y remitir de vuelta a los grupos de trabajo los temas de ‘Inversiones’ y ‘Política de Competencia’. No obstante, los grupos de trabajo explorarían el enfoque “optativo’” o “enfoques plurilaterales” u “otras modalidades para eventuales negociaciones”.

 

Pérez del Castillo reconoce que algunos grupos no están de acuerdo cuando comenta que “También hubo indicaciones preocupantes de que algunos Miembros no han modificado en absoluto sus posturas sobre estas cuestiones desde antes de Cancún, y tampoco está claro qué están dispuestos a hacer para contribuir a que el proceso avance.”

 

En respuesta a la pregunta de Pérez del Castillo, un Embajador africano comentó a un costado: “¿Pero cómo podríamos decir qué cosas aceptamos si no tenemos ninguna señal, en primer lugar, de que nuestros intereses en otras áreas serán tomados en cuenta? … Las grandes potencias no están cediendo en nada. En agricultura, se rehúsan a hablar sobre porcentajes de reducción de los subsidios, y no están dispuestos a fijar una fecha final para la eliminación de los subsidios a las exportaciones. Simplemente no nos están tomando en serio.”

 

Antes de Cancún, los países en desarrollo habían expresado que necesitaban ver modalidades sustantivas antes de decidir si iban o no a negociar los ‘nuevos temas’. Pérez del Castillo parece estar requiriendo compromisos para iniciar las negociaciones sin haber resuelto cuáles podrían ser dichas modalidades. Eso es peligroso, ya que una vez que se hayan iniciado, las negociaciones sobre las modalidades bien pueden entrar en una espiral que escapa al control de los países en desarrollo (por ejemplo, el acuerdo sobre los ADPIC/TRIPS comenzó como una iniciativa para abordar el problema de la falsificación de productos, pero terminó convertido en un monstruoso acuerdo y de gran envergadura sobre protección de los derechos de propiedad intelectual).

 

Algodón

Igualmente en este caso, el presidente está dirigiendo las conversaciones en la dirección preferida por EEUU, es decir, incluir el tema del algodón en las negociaciones generales sobre agricultura, evitando así encararlo. Los vacíos actuales en las negociaciones agrícolas fácilmente habilitarían la continuidad de los subsidios al algodón.

 

Además, en vez de hablar de indemnización, como reclaman los gobiernos del África occidental (sólo US$ 250 millones al año si EEUU mantiene sus US$ 3,600 millones de subsidios anuales para sus productores de algodón, cifra ésta de indemnización que disminuiría proporcionalmente a eventuales recortes de los subsidios estadounidenses), Pérez del Castillo está soslayando sus exigencias y habla en lugar de ayuda técnica y financiera del Banco Mundial y el FMI (es decir, inducir a esos países africanos a aumentar sus niveles de endeudamiento externo) [para que esos países sustituyan con otras producciones sus cultivos de algodón], y la ampliación del Marco Integrado para la Asistencia Técnica relacionada con el Comercio en apoyo a los Países Menos Adelantados, para que incluya esta temática.

 

Respuestas de los países en desarrollo

En respuesta a la declaración de Pérez del Castillo del 18 de noviembre, India reivindicó el tema de la seguridad alimentaría y el desarrollo rural, algunas cuestiones no resueltas respecto al NAMA, el hecho que no existe claridad sobre las ‘cuestiones de Singapur’, y la necesidad de volver a colocar las cuestiones de desarrollo como primera prioridad del programa de trabajo.

 

Indonesia planteó cuestionamientos respecto a las negociaciones sobre el NAMA, especialmente sobre la fórmula no-lineal y el enfoque sectorial. Fue también interesante que señalaran lo problemático del proceso, afirmando que las consultas realizadas debían ser incluyentes además de transparentes.

 

Benín, en representación de los países del África occidental que habían colocado la iniciativa sobre el algodón en la agenda, reiteró su aspiración de mantener la cuestión del algodón como un tema aparte, diferenciado de las negociaciones generales sobre la agricultura.

Cuba intervino para apoyar a Benín.

 

Cuestionar el papel del Presidente

Puesto que la mayor parte de las consultas en la OMC se realizan informalmente, a puertas cerradas y sin registro de actas, el Presidente puede –como efectivamente lo hizo Pérez del Castillo— presentar su propia interpretación de las consultas como la visión general de los Miembros. En estas negociaciones no existen ningún tipo de controles y equilibrios, y tampoco ninguna obligación de rendir cuentas.

 

Los países en desarrollo quizás no estén de acuerdo con las conclusiones del Presidente, ni con el texto que él tal vez presente antes del 15 de diciembre. Pero en virtud de las acusaciones virulentas que los señalan como responsables del colapso de Cancún, la posibilidad de que los países en desarrollo puedan rechazar el texto sesgado del Presidente, o tan siquiera limitar los daños, dependerán de que ellos logren mantener la cohesión de sus coaliciones, ahora atacadas con saña por las grandes potencias.

 

* Aileen Kwa trabaja en Ginebra como analista política para Focus o­n the Global South. El texto completo de la presentación del Presidente Pérez del Castillo el 18 de noviembre se puede descargar en http://www.focusweb.org/pdf/chairman.pdf Asimismo, la intervención de la India del 18 de noviembre se encuentra disponible en http://www.focusweb.org/pdf/India.pdf