LA CONSTITUCIÓN NEOLIBERAL DE IRAK
por Herbert Docena*
El 30 de junio pasado el periódico iraquí Al-Mada publicó la última versión del proyecto de constitución iraquí que en ese momento estaban negociando los políticos iraquíes.(1) Su contenido podría haber bastado para provocarle un infarto de corazón al ex jefe de la autoridad ocupante Paul Bremer. 
Los iraquíes -incluso los que estaban dispuestos a colaborar con los estadounidenses- querían, al menos en el papel, crear un sistema de Estado benefactor tipo escandinavo en el desierto árabe, en el cual la enorme riqueza petrolera del país se destinara a satisfacer el derecho de cada uno de los iraquíes a la educación, la salud, la vivienda y otros servicios sociales. “La justicia social es la base para construir la sociedad”, según la declaración de proyecto. Todos los recursos naturales de Irak serían propiedad colectiva del pueblo iraquí. Cada persona tendría derecho a trabajar y el Estado estaría legalmente obligado a proporcionar oportunidades de empleo a todos sus ciudadanos. El Estado sería el instrumento colectivo del pueblo iraquí para lograr sus objetivos de desarrollo. (La versión original de este artículo publicada en el sitio web de Focus on the Global South incluye una matríz con las disposiciones clave. Visitar http://focusweb.org)

En otras palabras, los iraquíes querían un país completamente diferente del que Estados Unidos había planificado para Irak. Los iraquíes, o al menos los que participaron el la elaboración del proyecto, no querían el tipo de sistema económico y político que Bremer y otros funcionarios estadounidenses habían estado tratando de establecer en Irak desde el inicio de la ocupación. Lo que las autoridades ocupantes querían era cumplir con “la lista de deseos de los inversionistas internacionales”, según describiera la revista The Economist a las políticas económicas que se comenzaron a imponer en el país en 2003.(2)
En el marco de la ocupación directa, las leyes promulgadas  por Estados Unidos, entre otras cosas, otorgan a los inversionistas extranjeros los mismos derechos que a los iraquíes en el mercado nacional; permiten  la repatriación total de las utilidades, establecen un sistema tributario de tarifa plana, eliminan aranceles, imponen un régimen estricto de derechos de propiedad intelectual, liquidan un amplio espectro de empresas estatales, reducen los subsidios a los alimentos y al combustible y privatizan todo tipo de servicios sociales como la salud, la educación, el suministro de agua, etc.  
No es para nada sorprendente que en la versión siguiente del proyecto que se filtró a la opinión pública a fines de julio, las cláusulas progresistas habían desaparecido. 
“Diplomacia intensa”
La redacción de la constitución permanente de Irak es la última etapa del proceso de transición política acordado por la administración estadounidense y los partidos políticos iraquíes que eligieron cooperar con Estados Unidos desde el comienzo de la ocupación. En cada etapa del proceso Estados Unidos ha intentado perpetuar políticas para fomentar y proteger sus intereses esenciales en el país, auspiciando y fortaleciendo el poder de aquellos iraquíes comprometidos con la defensa de los intereses estadounidenses, incluso después del fin de la ocupación formal. (3)
Aún antes que comenzara el combate,  Estados Unidos había reunido grupos de exiliados iraquíes que no sólo apoyarían la invasión sino que también defenderían las políticas de libre mercado y tolerarían la presencia de las tropas de la coalición. En julio de 2003, Estados Unidos eligió cuidadosamente a los miembros de lo que sería luego la primera entidad política de Irak durante la transición, el Consejo de Gobierno Iraquí (CGI). Los abogados estadounidenses trabajaron con los miembros del CGI para elaborar la constitución provisoria para Irak, asegurando que todas las leyes promulgadas durante la ocupación fueran aprobadas por ese gobierno interino.(4) En junio de 2004, Estados Unidos entregó la “soberanía” a este gobierno interino, cuyo primer ministro y otros funcionarios jerárquicos habían sido elegidos efectivamente por Estados Unidos. (5) En las elecciones del parlamento de transición de Irak efectuadas en enero de 2004, Estados Unidos llevó a cabo operaciones públicas y también operaciones secretas para apoyar al partido del ex agente de la CIA Iyad Allawi y para reducir el margen de la coalición ganadora dominada por el Consejo Supremo para la Revolución Islámica en Irak (CSRII) y el partido islámico Da’awa. (6) Si bien EE.UU. no logró instalar a Allawi en el gobierno, los funcionarios del CSRII y Da’awa fueron posteriormente los defensores de la agenda de preferencias estadounidenses en los temas del petróleo, la privatización y la presencia de las tropas de la coalición.
Cuando los iraquíes se agruparon para negociar su constitución permanente, los funcionarios estadounidenses siguieron junto a ellos en cada paso del proceso. Fuera de la Zona verde, las negociaciones contaron con la protección de 160.000 efectivos estadounidenses y de otros países de la coalición. El recientemente designado embajador estadounidense en Irak Zalmay Khalilzad, miembro del Proyecto para un Nuevo Siglo Estadounidense que había llamado a invadir Irak desde 1998, desempeñó un papel central. Ex-intermediario del gobierno estadounidense con el régimen talibán, Khalilzad trabajó previamente para la transnacional UNOCAL en Afganistán. Después de la invasión en 2001, fue el primer embajador de Estados Unidos designado en Afganistán. Allí fue acusado de actuar como “gerente de campaña” del candidato pro estadounidense Hamid Karzai en las elecciones presidenciales afganas. (7)
Detrás de las puertas cerradas donde ocurrieron los verdaderos debates, según el Washington Post, Khalizad fue descrito por Reuters como una “presencia ubicua” y por el Financial Times como alguien que tuvo “un papel muy importante en las negociaciones”. (8) Un funcionario del Departamento de Estado describió las acciones de Khalilzad como “diplomacia intensa”. (9) Aunque los medios quisieran sesgar la información sobre el proceso describiendo a los funcionarios estadounidenses como intermediarios reacios, impacientes y desinteresados en el contenido de la constitución con tal de que se lograra finalizar en el plazo estipulado, en un determinado momento, el equipo de diplomáticos estadounidenses de Khalilzad ofreció a los iraquíes su propia propuesta de texto para la constitución. (10) Desplazándose de aquí para allá a reuniones continuas con el presidente iraquí, el portavoz y otros funcionarios de alto rango, Khalilzad estaba recibiendo apoyo de los funcionarios de la embajada estadounidense que, según el Washington Post, trabajaban desde la sede de un partido kurdo para “ayudar a escribir a máquina el proyecto de constitución y traducir los cambios del inglés al árabe para los legisladores iraquíes”.(11)
Un miembro kurdo del comité constitucional, Mahmoud Othman, que participaba de las reuniones, se quejó: “los estadounidenses dicen que no intervienen, pero intervienen muchísimo. Nos entregaron una propuesta detallada, casi una versión completa de una constitución. Intentaron lograr una solución de compromiso entre las diferentes opiniones de todos los bloques políticos. Los funcionarios estadounidenses están más interesados en la constitución iraquí que los propios iraquíes, porque prometieron a su pueblo que estaría terminada el 15 de agosto”.(12) Y no es que estuvieran actuando como mediadores neutrales; según palabras de Othman, los funcionarios estadounidenses e ingleses “se rigen por su agenda nacional”. También se lamentó de que estos funcionarios se reunieran por separado con algunos iraquíes en reuniones no oficiales, afirmando que “no es correcto y resulta contraproducente. Si tienen algo que decir, ¿por qué no lo plantean ante todo el Comité?”.(13) Nechirvan Barzani, el Primer Ministro del gobierno regional de Kurdistán en Arbil y uno de los aliados más cercanos de Estados Unidos confirmó las críticas de Othman. “Estados Unidos y el Reino Unido están actuando tras bambalinas, negociando con todos los grupos, diciendo que las cosas se deben hacer de ésta o de aquella manera”, afirmó.(14)
Khalilzad se destacó no sólo por su accionar detrás de escena. Justo antes de la fecha límite original del 15 de agosto, cruzó a zancadas los pasillos del parlamento iraquí donde fue presentado a la asamblea por el Presidente iraquí Jalal Talabani como el “querido hermano”. (15) El Ministro de Relaciones Exteriores iraquí Hoshyar Zebari le había implorado antes a Estados Unidos que jugara un papel más importante en la elaboración de la nueva constitución -prueba de que las intervenciones de Khalilzad no eran totalmente indeseables para todos (16).  Para reforzar las propias recomendaciones de Khalilzad, el Presidente George Bush llamó por teléfono personalmente al líder del CSRII Abdul Aziz al-Hakim el 24 de agosto para hablar sobre la constitución. (17) Justo antes de la prórroga de la fecha límite, el 27 de agosto, y después de trabajar “incansablemente toda la noche para lograr el trato”,  Khalilzad apareció nuevamente en público parado al lado de los líderes chiítas y kurdos mientras éstos anunciaban que habían finalmente sellado el proyecto. (18) Contra todas las críticas, defendió el proyecto como “justo para Irak en estos tiempos”, sin explicar con más detalle para quién era justo. (19)
Mientras que Khalilzad y su equipo de diplomáticos estadounidenses e ingleses ocuparon toda la escena, algunos miembros del comité constitucional de Irak quedaron reducidos a un segundo plano. Un miembro chiíta protestó: “no hemos tenido un papel muy destacado en la elaboración de la constitución. Sentimos que hemos sido dejados de lado. No se nos ha consultado sobre temas importantes”. (20) Un negociador sunita concluyó: “esta constitución fue cocinada en una cocina estadounidense, no en una iraquí”. (21)
Un plato constitucional neoliberal
Cuando se lo sirvió a la mesa el 28 de agosto, el proyecto definitivo de la constitución iraquí debe haber tenido un gusto muy diferente a sus versiones anteriores. No sólo se eliminaron directamente algunos de los ingredientes clave del borrador anterior, sino que se añadieron nuevos ingredientes con notorio sabor neoliberal.
El artículo que proclamaba la adhesión al principio de la justicia social como la base de la economía había desaparecido. En su lugar se colocó una disposición que obliga al Estado a “reformar la economía iraquí de acuerdo a las bases económicas modernas, de forma tal de garantizar la inversión total de sus recursos, la diversificación de sus fuentes y el desarrollo del sector privado”. Al hablar de “reformar”, los redactores de la constitución sólo pueden haberse referido al núcleo habitual de las “reformas” económicas neoliberales que han sido prescritas o impuestas en decenas de países en desarrollo en todo el mundo. Éste incluye la privatización de las empresas públicas estatales, la liberalización del comercio, la desregulación del mercado y su apertura a los inversionistas extranjeros. En vez de revocar las llamadas leyes Bremer o los decretos promulgados por la autoridad de ocupación que instrumentan estas políticas neoliberales, el proyecto de constitución obliga a los iraquíes a aplicarlas bajo precepto constitucional. Otra disposición reitera que “el país garantizará la promoción de la inversión en diversos sectores”.
También desapareció la cláusula que establecía la propiedad colectiva del pueblo iraquí sobre el petróleo y otros recursos naturales de Irak y que obligaba al Estado a protegerlos y salvaguardarlos. En su lugar, un nuevo artículo sienta las bases legales para liquidar el petróleo iraquí y colocarlo bajo el control de las grandes compañías petroleras extranjeras. El Artículo 110 llega incluso a explicar en detalle que “el gobierno federal y los gobiernos de las regiones y provincias productoras, elaborarán en conjunto las políticas estratégicas necesarias para explotar y desarrollar la riqueza petrolera y de gas para que genere máximos beneficios para el pueblo iraquí, sobre la base de las técnicas más modernas de los principios de mercado y la promoción de la inversión”. 
Por “técnicas modernas de principios de mercado” el borrador probablemente se refiere a los planes actuales, apoyados por los principales líderes del gobierno interino, de privatizar las compañías petroleras nacionales iraquíes y de abrir las reservas petroleras de Irak a las grandes compañías petroleras. Al referirse a estos planes, Adil Abdel Mahdi, líder superior del CSRII y ahora vicepresidente de Irak, declaró ante la opinión pública en Washington, justo antes de las elecciones: “la situación es muy prometedora para los inversionistas y las compañías estadounidenses, especialmente para las compañías petroleras”. (22)
Casualmente, durante el curso de las negociaciones sobre la constitución, el miembro del CSRII al-Hakim promovió con fuerza la creación de un sub-estado chiíta en el sur con nueve de las 18 provincias de Irak. El proyecto de constitución permitiría que ese sub-estado determine la política petrolera de su territorio, gane una parte importante de los ingresos de los campos petroleros existentes y obtenga hasta el 100% de los ingresos de los campos petroleros a desarrollar en el futuro. La posición de Estados Unidos en el tema del federalismo puede tener mucho que ver con la seguridad de que los que finalmente decidirán sobre las reservas petroleras de Irak -el partido kurdo en el norte y el partido chiíta en el sur- son gente que han dejado constancia de estar a favor de su privatización.
Contrariamente a la impresión que proyectan los medios, una mayoría clara de los iraquíes se opone al federalismo, incluida la mayoría de los sunitas y también la mayoría de los chiítas. Según una encuesta de julio de 2005 efectuada por el Instituto Republicano Internacional (International Republican Institute), la entidad que financia el gobierno estadounidense y que está a cargo de construir la maquinaria de partidos políticos iraquíes partidarios del libre mercado, el 69% de los iraquíes de todo el país desean que la constitución establezca “un gobierno central fuerte” y sólo un 22% desea que se otorgue “poderes importantes a los gobiernos regionales”. Incluso en las áreas con mayoría chiíta en el sur, sólo el 25% está a favor del federalismo mientras que el 66% lo rechaza. (23)
Si bien la constitución otorga a las regiones productoras de petróleo la autoridad para determinar la política sobre petróleo,  también se aparta de este camino para estipular que el Estado central debe “garantizar la libertad de movimiento de trabajadores, bienes y capital iraquí entre las regiones y las provincias”. Esta distinción de roles entre el sistema central y las regiones sigue la matriz del tipo de “federalismo preservador de mercados” que defienden los constitucionalistas neoliberales: el Estado central tiene poder sólo para mantener un mercado común dentro del territorio, mientras que el poder para regular el mercado se delega a sub-estados debilitados. Para los neoliberales, el federalismo resulta aceptable siempre y cuando las regiones no levanten muros contra el libre comercio y mientras no se tornen demasiados poderosas para instrumentar políticas laborales, ambientales y otras políticas sociales.(24)
La constitución también está sentando las bases para la eventual adquisición de los activos iraquíes –ya sean acciones, bienes inmuebles u otras formas de capital—por parte de extranjeros o corporaciones multinacionales. Mientras el borrador de junio decía que “los iraquíes tienen el derecho de propiedad total e incondicional en todas las áreas sin limitación”, el proyecto definitivo elimina los términos “incondicional” y “sin limitación” y añade en cambio la calificación “a excepción de lo que está eximido por la ley”. 
Teniendo en cuenta que la Orden 39 de Bremer ya permite la propiedad extranjera de activos iraquíes y considerando que esa Orden se perpetuará como ley, la constitución elimina en forma efectiva la restricción que otorga a los iraquíes la propiedad exclusiva de los activos en Irak. Si bien esta disposición no incluye el petróleo, pronto lo hará, a juzgar por los pronunciamientos de los funcionarios iraquíes. La llamada disposición sobre el “patrimonio nacional”, que reserva ciertos sectores de la economía de un país como la tierra o los recursos naturales para los ciudadanos de ese país, es una característica común de las constituciones de muchos países en desarrollo. Ha sido borrada de la constitución de Irak. Y mientras la prensa sigue contando la historia de los sunitas, chiítas y kurdos peleando por las prebendas del petróleo, no se presta atención a la contienda entre iraquíes y no iraquíes. La constitución todavía puede preparar el camino para que los no iraquíes tengan los mismos derechos que los iraquíes sobre el petróleo de Irak. 
El viejo proyecto de junio prometía compromisos de bienestar importantes para los iraquíes, incluida la gratuidad de la salud y la educación. El Fondo Monetario Internacional, que ha insistido en la eliminación de los subsidios gubernamentales a los iraquíes, habría encontrado en estos principios serios obstáculos legales a sus prescripciones. El proyecto de julio afirmaba que se seguirán proporcionando servicios sociales, pero sólo si el gobierno puede costearlos. El proyecto definitivo concede garantías vagas de que los servicios se prestarán pero esta vez, añade una nueva cláusula sobre el papel del sector privado en la prestación de esos servicios. Estos cambios sutiles son importantes porque apuntan a la futura privatización generalizada de los servicios sociales iraquíes, que ya está siendo promovida por los contratistas financiados por la USAID que trabajan en la reestructura de los sectores de educación y salud de Irak.
Otro factor digno de mención es que la constitución de Irak será probablemente la única constitución del mundo que consagra “la lucha contra el terrorismo” como uno de los objetivos del Estado. Teniendo en cuenta cómo se ha utilizado el término “terrorismo” en el discurso iraquí de los iraquíes partidarios de la ocupación y los funcionarios estadounidenses, para referirse al movimiento de resistencia, esta cláusula podría invocarse para justificar en forma legal la continuidad de ofensivas militares contra las fuerzas políticas que se rehúsan a aceptar la ocupación y el proceso político engendrado por ella. Como ha sucedido en otros países, cabe la posibilidad de que la “guerra contra el terror” se utilice también para justificar la presencia militar estadounidense permanente en Irak.
El imperio de la ley
El contenido de la constitución permanente de Irak es de interés fundamental para todos aquellos que están comprometidos en la reconstrucción de la economía de Irak según los principios neoliberales. Siendo la ley fundamental del país, la constitución establece el cimiento legal esencial sobre el que se erigirá la construcción neoliberal de Irak. Sobre ella se levantará el llamado “imperio de la ley”, una regla que se invocará constantemente para defender en forma legal el papel reducido del gobierno en la economía, las reglas de liberalización del comercio e inversiones, los programas de privatización y otras políticas económicas neoliberales, mucho después de que se retiren los 160.000 efectivos de las tropas de ocupación. En este tema, Irak constituye apenas uno de los frentes de un proyecto mundial para eliminar las disposiciones económicas nacionalistas y progresistas de las constituciones o sistemas legales de decenas de países en desarrollo en todo el mundo. Que se le conceda o no su “lista de deseos” a los inversionistas internacionales depende en gran medida de que la constitución iraquí ofrezca la justificación legal para que estos deseos se hagan realidad.
Al igual que en las etapas previas del proceso de transición política de Irak, para lograr que las disposiciones de su preferencia efectivamente se incluyeran en la constitución,  Estados Unidos se unió una vez más con aquellos iraquíes que estaban dispuestos a concederle sus deseos; por su parte, estos iraquíes se avinieron a las demandas de Estados Unidos porque esa era la única forma de alcanzar sus propios objetivos. Otros iraquíes que insisten en que hay que terminar la ocupación primero, antes de redactar la constitución, se negaron desde el principio a sumarse al proceso.
Los medios han tendido a centrar su atención en las disposiciones culturales y sectarias de la constitución, ignorando la importante inserción de las disposiciones económicas y dejando totalmente de lado el vínculo entre ambos aspectos. Lo que probablemente pasó fue lo siguiente: Estados Unidos toleró la adopción de disposiciones religiosas en la constitución y acordó la creación de un régimen federal en Irak, de acuerdo a las exigencias de los partidos chiíta y kurdo, a cambio de la inclusión de disposiciones económicas neoliberales. En el toma y daca, los derechos del inversionista pesaron más que los derechos de la mujer. A la administración Bush le importa poco qué acuerdos políticos hagan los iraquíes, o a qué dios quieran rezarle, siempre y cuando cumplan con su lista de deseos.
 
En el período previo a las negociaciones, el parlamento iraquí llevó a cabo campañas de información masivas en todo el país, enviando cuestionarios y efectuando discusiones grupales sobre puntos de interés, para recolectar las sugerencias de los iraquíes comunes para la constitución. Al menos una sugerencia recogida por un periodista de Knight Ridder apoyaba las ideas articuladas en el proyecto de junio que fueron descartadas en el texto final. “Sólo los iraquíes pueden poseer empresas (en Irak), y si se permiten socios extranjeros, su participación no debe superar el 49%”, escribió un encuestado.(25)  Si bien el proyecto de junio fue formulado por los mismos iraquíes que fueron elegidos en un proceso cuya legitimidad está en duda, al menos da una pista sobre qué tipo de constitución podrían haber elegido sin la presión permanente de Khalilzad. Los iraquíes también tienen su lista de deseos.
* Herbert Docena es investigador asociado a Focus on the Global South.
Notas
1. Ver Nathan J. Brown, “Constitution of Iraq: Draft Bill of Rights,” Carnegie Endowment for International Peace, 27 de julio, 2005.
2. “Let’s All Go to the Yard Sale: Iraq’s Economic Liberalization,” The Economist, 27 de septiembre, 2003.
3. Para una discusión en profundidad de este proceso, ver Herbert Docena, “Terapia de “conmoción y pavor”: así pretende Estados Unidos apoderarse del petróleo de Irak por la fuerza y abrir su economía”, Enfoque sobre Comercio No. 110,  junio 2005.
4. Associated Press, “US will help draft Iraq Constitution,” 16 de noviembre, 2003; Barbara Slavin y Steven Komarow, “Iraq’s Temporary Constitution To Resemble America’s” USA Today, noviembre 17, 2003; Jim Lobe, “US Lawmakers Warn of Brewing Crisis Over Women’s Rights in Iraq,” OneWorld, febrero 3, 2004; Rajiv Chandrasekaran, “Kurds Reject Key Parts of Proposed Iraq Constitution,” Washington Post, 21 de febrero, 2004; Rajiv Chandrasekaran y Walter Pincus, “US Edicts Curb Power of Iraq’s Leadership,” Washington Post, 27 de junio, 2004.
5. Rajiv Chandrasekaran, “Envoy Bowed to Pressure in Choosing Leaders,” Washington Post, junio 2, 2004; Steven R Weisman, “Iraq’s new government faces bargaining over its power,” New York Times, 2 de junio, 2004; Massimo Calabresi, “Our (Irascible) Man in Iraq” Time, 28 de junio, 2004.
6. Seymour Hersh, “Get out the Vote,” The New Yorker, 5 de julio, 2005.
7. Chris Shumway, “Departing Afghanistan envoy pledges to use same approach in Iraq,” The New Standard, 20 de junio, 2005; Jan Oberg, “Do you want to know who the Americans running Iraq really are?, Transnational Foundation for Peace and Future Research, Informe de prensa No.183, 14 de mayo, 2003.
8. Jonathan Finer y Omar Fekeiki, “US Steps Up Role in Iraq Charter Talks,” Washington Post, 13 de agosto, 2005; Michael Georgy, “Iraq parliament may back charter, Sunnis opposed,” Reuters, 28 de agosto, 2005; Steve Negus y Dhiya Rasan, “Iraqi Parliament delays Constitution Vote,” Financial Times, 23 de agosto, 2005.
9. “Iraqi Federalism Opponents Speak Louder,” IslamOnline.net, 20 de agosto, 2005.
10. Jonathan Finer y Omar Fekeiki, “US Steps Up Role in Iraq Charter Talks,” Washington Post, 13 de agosto, 2005; Ashraf Khalil y Caesar Ahmed, “Iraqis Extend Deadline for Constitution,” Los Angeles Times, 16 de agosto, 2005.
11. James Glanz, “U.S. Builds Pressure for Iraq Constitution as Deadline Nears,” New York Times, 13 de agosto, 2005; Ellen Knickmeyer y Jonathan Finer, “Iraqis Submit Charter but Delay Vote,” Washington Post, 23 de agosto, 2005.
12. Jonathan Finer and Omar Fekeiki, “US Steps Up Role in Iraq Charter Talks,” Washington Post, 13 de agosto, 2005.
13. Michael Howard, “Iraqi Constitution in Trouble as Sunnis Walk Out,” The Guardian, 21 de julio, 2005.
14. Michael Howard, “Iraqi Constitution in Trouble as Sunnis Walk Out,” The Guardian, 21 de julio, 2005.
15. Dexter Filkins y James Glanz, “Leaders on Iraq Extend Deadline on Constitution,” New York Times, 16 de agosto, 2005; Ellen Knickmeyer y Omar Fekeiki, “Iraqis Fail to Meet Constitution Deadline,” Washington Post, 16 de agosto, 2005.
16. Robin Wright, “Iraqi Official Appeals for Greater US Role,” Washington Post, 3 de junio, 2005.
17. Mike Allen y Fred Barbash, “Bush Calls Iraqi Shiite Leaders to Discuss Constitution,” Washington Post, 26 de agosto, 2004.
18. Dexter Filkins y James Glanz, “Shiites and Kurds Halt Charter Talks with Sunnis,” New York Times, 27 de agosto, 2005.
19. Ellen Knickmeyer y Bassam Sebti, “Glee and Anger Greet Iraq’s Draft Charter,” Washington Post, 24 de agosto, 2005.
20. Jonathan Finer y Omar Fekeiki, “US Steps Up Role in Iraq Charter Talks,” Washington Post, 13 de agosto, 2005.
21. Michael Georgy, “Iraq parliament may back charter, Sunnis opposed,” Reuters, 28 de agosto, 2005.
22. Emad Mekay, “US to Take Bigger Bite of Iraq’s Economic Pie,” Inter Press Service, 23 de diciembre, 2004.
23. Encuesta del International Republican Institute, julio 9-14, 2005, citada en Michael E. O’Hanlon  y Nina Kamp, “Iraq Index: Tracking Variables of  Reconstruction & Security in Post-Saddam Iraq,” Brookings Institution, www.brookings.edu/iraqindex, 25 de agosto, 2005.
24. Ver por ejemplo, Barry Weingast, “The Economic Role of Political Institutions: Market-Preserving Federalism and Economic Development,” Journal of Law, Economics, and Organization 11 (1), 1995, pp 1-31.
25. Richard Chin y Alaa al Baldawy, “Deadline Threatens to Limit Public Input on Iraq’s Constitution,” Knight Ridder, 7 de agosto, 2005.


 

Enfoque Sobre Comercio es editado por Nicola Bullard ([email protected]) .

Traducción: Alicia Porrini y Alberto Villarreal ([email protected]) para

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