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por
Asbjørn Wahl*
A
pesar de la ofensiva neoliberal que aún asola nuestros países,
los movimientos y la izquierda en Noruega han tenido algunos éxitos
en los últimos años. Se han construido nuevas alianzas
no tradicionales. Se han desarrollado nuevos métodos de
trabajo. Se han logrado algunas victorias importantes. Hemos
conseguido empujar al partido socialdemócrata hacia la
izquierda en algunos temas importantes.
En
2005 nos deshicimos del gobierno más de derecha y neoliberal
que haya tenido nunca nuestro país, y lo reemplazamos por un
gobierno de centro izquierda, con participación del Partido
Laborista (socialdemócrata), el Partido del Centro (1) y el
Partido de la Izquierda Socialista. La plataforma política de
este gobierno de coalición es probablemente la más
progresista en la Europa de hoy (2).
En
el marco de la correlación de fuerzas desfavorable que
prevalece hoy en la sociedad, estos son logros importantes, y
nuestros compañeros de otros países han expresado gran
interés por las experiencias noruegas en estas áreas.
Por lo tanto puede resultar útil analizar más en
profundidad lo que ha sucedido, lo que se ha logrado, y lo que hemos
aprendido de las experiencias concretas -de las buenas y de las
malas.
El
contexto político
Cuando
comenzaron a desarrollarse estas nuevas tendencias en la izquierda
política durante la década de 1990, la situación
en Noruega se caracterizaba también por la existencia de una
ofensiva neoliberal. Las privatizaciones y licitaciones competitivas
eran los temas centrales de la agenda. Los servicios públicos
sufrieron el ataque. El movimiento sindical estaba a la defensiva. La
desregulación y los ataques generalizados al sindicalismo y
los derechos de los trabajadores no encontraron mayor resistencia,
entre otras cosas porque se negociaban concesiones y se entregaban
posiciones en las mesas de negociación. Un movimiento obrero
relativamente despolitizado, des-radicalizado y burocratizado fue
tomado por sorpresa por la ofensiva neoliberal, y la ideología
del pacto social no fue capaz de explicar las nuevas políticas
agresivas de las fuerzas capitalistas. Como resultado, se produjo una
gran confusión ideológica y se recibieron golpes muy
duros.
El
liderazgo socialdemócrata "pragmático y realista"
siguió las tendencias políticas dominantes y adoptó
muchas de las ideas neoliberales. El clímax de este proceso en
Noruega se alcanzó cuando un gobierno laborista llevó
adelante en 2000-2001 algunas de las reformas de mercado más
importantes de los tiempos modernos. Allí se concretó
la privatización parcial de la empresa estatal de
telecomunicaciones (Telenor) y de la empresa petrolera estatal
(Statoil), y también se reestructuró todo el sector
hospitalario en base a un modelo orientado al mercado. Al mismo
tiempo, el Partido habilitó la licitación competitiva
para los servicios públicos a nivel municipal.
La
reorientación del movimiento sindical
En
esta situación, algunos compañeros y compañeras
dentro del movimiento sindical comenzaron a reevaluar sus políticas.
El Sindicato de Empleados Municipales y Generales y su Presidente,
Jan Davidsen jugaron un rol decisivo en estos acontecimientos -además
de numerosos consejos obreros locales y ramas sindicales.
Reconocieron que el movimiento sindical enfrentaba una situación
nueva, y defensiva, y comenzaron a discutir y a analizar nuevas
formas de enfrentar y detener la ofensiva neoliberal.
Se
identificaron, en forma más o menos clara, nuevos objetivos,
que se pueden resumir en los siguientes puntos:
-
detener
la política privatizadora -
cambiar
la opinión pública -
torcer
la hegemonía política hacia la izquierda -
empujar
al partido socialdemócrata hacia la izquierda -
crear
una alianza de mayoría de centroizquierda en el Parlamento -
cambiar
la correlación de fuerzas en la sociedad.
En
otras palabras, ya no se trataba sólo de una lucha sindical
estrechamente concebida, sino de un proyecto más amplio y
general para cambiar la sociedad. Entre otras cosas, la derechización
del partido socialdemócrata fue un elemento importante que
hizo necesario que el movimiento sindical asumiera una
responsabilidad política de mayor envergadura. La situación
exigía una renovación -organizativa además de
política.
Distintas
corrientes e iniciativas de izquierda en el movimiento sindical, así
como en los movimientos aliados, han seguido de muchas maneras este
camino, y en una evaluación retrospectiva, podemos identificar
cuatro pilares centrales que han contribuido a obtener resultados
positivos:
-
Poner
el énfasis en nuestros propios análisis -nuestra
comprensión de los acontecimientos actuales. -
La
construcción de nuevas alianzas, amplias y no tradicionales. -
La
generación de alternativas concretas a la privatización
y a la mercantilización. -
El
desarrollo de los sindicatos como actores políticos
independientes.
A
continuación, presento un análisis de estos cuatro
pilares y de lo que se ha conseguido a partir de la reorientación
de una parte (todavía minoritaria) del movimiento sindical
-así como de las fuerzas y movimientos aliados.
Nuestro
propio análisis
Es
importante realizar un análisis exhaustivo de las relaciones
económicas y sociales imperantes ya que esto resulta decisivo
para el desarrollo de estrategias y alternativas. Por este motivo,
hemos elaborado documentos de análisis, y organizamos
proyectos de formación de carácter amplio para poder
explicar y difundir en qué consiste realmente la ofensiva
neoliberal mundial. La cuestión del poder social ha sido el
centro de este proceso, y se ha enfatizado que detrás de la
noción, aparentemente neutral, de la "globalización",
existe en curso una enorme lucha de intereses. Hoy, esta lucha, a
través de la desregulación, las privatizaciones y la
actual orientación de mercado, socava la democracia y nos
lleva a un enorme giro negativo en la correlación de fuerzas
en la sociedad.
Por
supuesto, también ha habido luchas internas políticas e
ideológicas en este proceso -tanto dentro del movimiento
sindical como en la izquierda política. La globalización
presentada por los neoliberales como un proceso inmodificable, que
encuentra su expresión más fuerte en las palabras de
Margaret Thatcher "No hay alternativa) (TINA por sus siglas en
inglés), había ganado pie también en porciones
importantes del movimiento sindical, así como en los partidos
políticos de la izquierda tradicional. "La globalización
ha llegado para quedarse" se había transformado en una
expresión muy corrientemente formulada, y el corolario
implícito era que el movimiento sindical tendría que
aceptar ese hecho y adaptarse. De esta forma, el aumento de la
competitividad se transformó en la principal estrategia para
asegurar los puestos de trabajo. Las políticas de
privatización, en el mismo sentido, también fueron
interpretadas como una modernización necesaria de un sector
público demodé y burocratizado.
Esta
actitud aprehensiva fue rechazada por el sindicato de los
trabajadores municipales y por muchas otras alianzas e iniciativas
que se crearon. A través de la producción de pequeños
folletos, la organización de nuestras propias conferencias, la
participación en incontables reuniones y eventos de otras
organizaciones, así como en el debate público general,
quienes participamos en la alianza conocida como Campaña por
el Estado de Bienestar (ver más adelante) planteamos otra
visión muy distinta, centrada en la cuestión del poder
social, la resistencia y las alternativas.
Alianzas
sociales amplias
El
cambio general de la correlación de fuerzas en la sociedad
también llevó a la comprensión de que era
necesario construir nuevas alianzas fuertes y amplias dentro del
movimiento sindical y entre los sindicatos y otras organizaciones y
movimientos. La Campaña por el Estado de Bienestar (3) fue uno
de los resultados de esta reorientación, cuando seis
sindicatos nacionales del sector público -tanto
independientes como asociados a la mayoritaria Confederación
Nacional de Sindicatos de Noruega-unieron sus fuerzas en 1999 para
luchar contra los ataques constantes a los servicios públicos
(4). El Sindicato de Empleados Municipales y Generales noruego fue el
que inició el proceso, y seis sindicatos se unieron a éste
más adelante y luego otros nueve -la mayoría de ellos
del sector privado- al igual que los sindicatos de productores
rurales y la asociación nacional de jubilados, y
organizaciones de mujeres, estudiantes y usuarios. En su máxima
expresión esta alianza reunió 29 organizaciones, que
juntas representaban más de un millón de miembros (y
esto no es para nada menor en un país con 4,5 millones de
habitantes).
También
se tejieron alianzas en otros ámbitos. A medida que la
situación financiera de las municipalidades se fue
restringiendo cada vez más a consecuencia de haberse producido
una redistribución general de la riqueza desde el sector
público al sector privado durante la década de 1990
(5), se generalizó el descontento entre los políticos
locales. Un número cada vez mayor de alcaldes presentó
peticiones y se organizaron muchas manifestaciones contra el
presupuesto anual del Estado formulado por el gobierno nacional. En
la Campaña por el Estado de Bienestar consideramos que la
situación estaba madura para organizar una oposición
aún más amplia. Conjuntamente con algunos alcaldes y
movimientos populares locales (6), en 2002 tomamos la iniciativa de
organizar el Movimiento Popular por los Servicios Públicos. Se
creó un Comité Coordinador donde participaron
representantes de todos los grupos involucrados. En el correr de un
año, 90 de las cerca de 430 municipalidades de Noruega ya
habían adherido a la acción. Ésta fue la primera
vez que las municipalidades se habían organizado en una acción
fuera de las estructuras formales (La Asociación Noruega de
Autoridades Locales y Regionales es su agremiación
profesional), y esto contribuyó significativamente a aumentar
la presión sobre el gobierno nacional y el parlamento.
Antes
de la 5ª Cumbre Ministerial de la Organización Mundial
del Comercio en diciembre de 2005 en Hong Kong, la Campaña por
el Estado de Bienestar emprendió una nueva iniciativa para
generar una alianza de organizaciones más amplia con más
de 800.000 integrantes, en apoyo a una declaración que exigía
la ruptura con las políticas de comercio neoliberales. Los
sindicatos y las organizaciones de agricultores fueron quienes
sostuvieron esta iniciativa, que luego fue continuada a través
de la red noruega de la Campaña contra el Libre Comercio.
Muchas de las fuerzas impulsoras de esta alianza fueron las mismas
que unos años antes habían impulsado el Foro Social de
Noruega -que fuera la parte noruega en el nuevo movimiento por la
justicia social y la solidaridad y contra el neoliberalismo y la
guerra. A través del desarrollo de estos procesos de alianza
se produjo una radicalización de los participantes.
La
iniciativa de crear una alianza parlamentaria entre el Partido
Laborista, el Partido del Centro y el Partido de Izquierda Socialista
también se generó en las mismas coordenadas. Hasta un
año antes de las elecciones parlamentarias de 2005, el
liderazgo del laborismo rechazaba por completo la posibilidad de
formar un gobierno de coalición junto con el Partido de
Izquierda Socialista. Fue el movimiento sindical el que llevó
a buen puerto esta alianza, ya que con el pasar del tiempo, también
la Confederación Nacional de Sindicatos de Noruega se sumó
con todo su peso al proyecto. En 2001, la mayoría del congreso
de esta organización decidió -contra la recomendación
del Comité Ejecutivo-apoyar financieramente no sólo
al Partido Laborista, sino que, por primera vez en la historia,
también al Partido de Izquierda Socialista. Para el siguiente
congreso, cuatro años después, también la
dirección había cambiado su posición política
en este tema y el líder del Partido de Izquierda Socialista
fue invitado a hablar en el congreso. El sindicato de los
trabajadores municipales comenzó a promover reuniones de
contacto entre el Partido de Izquierda Socialista y el Partido de
Centro, además del Partido Laborista. Junto con el aumento de
los porcentajes de apoyo al Partido de Izquierda Socialista en las
encuestas en ese momento, esto generó una presión sobre
la dirección del Partido Laborista.
En
Oslo se generó otra alianza antes de las elecciones
parlamentarias de 2005 -centrada en la necesidad de una nueva
orientación política (7). En ella participó una
amplia gama de organizaciones: el consejo obrero local, Attac
Noruega, la Campaña por el Estado de Bienestar, el Consejo
Noruego para África, el Comité de Solidaridad con
América Latina, la organización juvenil de Salvemos los
Niños y un par más de sindicatos. Bajo el paraguas de
Oslo2005, estas organizaciones unieron sus fuerzas para exigir el fin
de las políticas neoliberales llevadas adelante por los
distintos gobiernos, tanto de izquierda como de derecha, durante los
20 o 25 años previos. La campaña no se centró en
ningún partido político en particular sino en la
necesidad de un nuevo rumbo político para el país.
Nuestras
alternativas
Cuando
comenzó el ataque a los servicios públicos en la década
de 1980, los políticos neoliberales explotaron el amplio
descontento de la población con los servicios públicos
asociado a su burocratización, la baja calidad y la
accesibilidad limitada. Para aquellos de nosotros que queríamos
defender las muchas conquistas obtenidas a través del Estado
de Bienestar, era importante admitir estas debilidades, para luchar
por mejorar los servicios, pero sin dar lugar a las reformas
neoliberales.
Esto
se resolvió por medio de una posición de principios
contra las privatizaciones y las licitaciones competitivas, al mismo
tiempo que aceptamos la reorganización y el desarrollo de los
servicios públicos según nuestras propias premisas -y
dentro del sector público. En el clima político
existente en ese momento, no resultaba fácil mantener esta
posición. Las soluciones de mercado eran lo que estaba de moda
y la licitación competitiva había llegado para
quedarse, esto era lo que se decía. Como sindicato, debíamos
centrarnos en asegurar los salarios, las condiciones de trabajo y los
derechos sindicales dentro del sistema de competencia, así nos
aconsejaban. Ésta era incluso la posición de fuertes
corrientes dentro de la dirigencia sindical y del Partido Laborista.
Nosotros rechazamos esta posición. Nuestro punto de vista era
que la desregulación y la propia privatización
representaban una amenaza, que socavaba las condiciones de trabajo.
Esta posición central clara determinó que tanto nuestro
sindicato como su presidente, fueran sistemáticamente objeto
de críticas abusivas en los editoriales de los periódicos
dominantes.
Sin
embargo, el sindicato no se limitó a una táctica
defensiva. También tomó la iniciativa de realizar un
esfuerzo ofensivo -a través del llamado Proyecto de
Municipalidad Modelo. El sindicato celebró acuerdos
tri-anuales con una serie de municipalidades con mayorías
políticas afines. La meta era movilizar a los empleados para
que desarrollaran y mejoraran la calidad de los servicios públicos
-en el marco de que se asumieran las siguientes tres
precondiciones: sin privatizaciones, sin licitación
competitiva y sin despidos.
El
proyecto se formuló y operó como un proceso de abajo
hacia arriba, en el que las experiencias, la competencia y las
calificaciones de los trabajadores eran el elemento fundamental, en
conjunto con las experiencias y necesidades de los usuarios de los
servicios. Dos instituciones de investigación independientes
hicieron el seguimiento de la primera Municipalidad modelo (Sørum)
y concluyeron que: el proyecto había conseguido una mayor
satisfacción de los usuarios, mejores condiciones laborales
para los empleados y una mejor situación financiera para la
municipalidad -una situación beneficiosa para todos (8). Más
que nada, esta fue una demostración clara de que la política
de privatizaciones no apunta fundamentalmente a mejorar los servicios
públicos, sino que se trata de una lucha ideológica y
política para cambiar la sociedad a favor de los intereses de
las fuerzas del mercado.
El
nuevo gobierno de centro izquierda que accedió al poder en
2005, adoptó ahora el Proyecto de Municipalidad Modelo como
política gubernamental, lanzando en otoño de 2006 el
llamado Proyecto de Municipalidad de Calidad. Se trata en realidad de
una versión modificada del Proyecto de Municipalidad Modelo,
pero la meta es aumentar la calidad de los servicios públicos
y fortalecer la democracia local -sin privatizaciones y sin
licitaciones competitivas. Esto fue una victoria importante en la
lucha contra las privatizaciones.
Un
movimiento sindical políticamente más independiente
Finalmente
tenemos el ejemplo de Trondheim, que nos sirvió de enorme
inspiración en la lucha contra el neoliberalismo en Noruega.
Antes de las elecciones locales de 2003, el consejo obrero de
Trondheim, junto con sus socios y aliados, rompió con una
vieja tradición sindical. Habitualmente el rol de los
sindicatos durante las campañas electorales ha sido apoyar los
partidos políticos de izquierda (la mayor parte de las veces
al Partido Laborista) y los programas políticos con que
realizaban sus campañas.
Antes
de las elecciones de 2003 el consejo obrero se transformó en
un actor político importante. A través de un proceso
general y democrático, se implementaron 19 demandas concretas
sobre cómo debía gobernarse Trondheim en los siguientes
cuatro años. Las demandas fueron enviadas a todos los partidos
políticos -con el siguiente mensaje: estamos dispuestos a
apoyar a los partidos que apoyen nuestras demandas. Esto tuvo por
resultado un efecto fuertemente educativo sobre varios partidos
políticos -entre ellos el Partido Laborista, que no estaba
en condiciones de perder el apoyo del movimiento sindical.
La
nueva iniciativa de Trondheim tuvo respuestas positivas de la parte
del Partido Laborista, el Partido de Izquierda Socialista, la Alianza
Electoral Roja, los Verdes, el Partido de los Jubilados y una lista
local. El Partido del Centro apoyó cerca de la mitad de las
demandas, y como gesto amistoso fue incluido entre los que las
apoyaron. Seguidamente, la alianza sindical instó a sus
integrantes y a los electores a votar por alguno de esos partidos, al
tiempo que continuaba haciendo campaña por su propia
plataforma política (las 19 demandas). Ese año se
suspendió el tradicional apoyo financiero del consejo obrero
al Partido Laborista, ya que los recursos se utilizaron
preferentemente en su propia campaña.
De
esta manera, un movimiento sindical más politizado fue
decisivo para poner en evidencia las contradicciones políticas
reales en la sociedad, y también para empujar al Partido
Laborista y a otros partidos de izquierda más pequeños
hacia la izquierda. El Partido Conservador, que había dominado
esta ciudad (la tercera) de Noruega durante los últimos 14
años, fue el principal perdedor de la elección. La
alianza política iniciada por el sindicato conquistó
una clara victoria, con más del 60% de los votos. Los tres
partidos vinculados al movimiento sindical -el Partido Laborista,
el Partido de Izquierda Socialista y la Alianza Electoral
Roja-lograron por sí mismos la mayoría absoluta de
los votos (51%). Los tres, junto con los Verdes, y con una sólida
representación proveniente del sindicalismo, trabajaron juntos
para desarrollar una plataforma política conjunta para la
nueva mayoría. Posteriormente también se les unió
el Partido del Centro, en una plataforma que incluyó la mayor
parte de las 19 demandas de la alianza sindical.
La
plataforma política de la nueva mayoría incluía
no sólo terminar con la política de privatizaciones,
sino además recuperar los servicios públicos ya
privatizados. Hasta ahora, el resultado ha sido que dos guarderías
y la mitad de los servicios de recolección de residuos de
Trondheim, que habían sido privatizados a través de una
licitación en el período anterior bajo la mayoría
conservadora, han vuelto ahora a manos del sector público. Lo
mismo ha sucedido con el mantenimiento de los edificios públicos.
Los beneficios sociales han aumentado, los precios del transporte
público se redujeron y se ha introducido un programa amplio de
mantenimiento y construcción de escuelas públicas. A
través de un acuerdo con los sindicatos municipales, Trondheim
ha logrado sumarse a un creciente número de municipalidades
modelo.
Antes
de las elecciones parlamentarias de 2005, la Confederación
Nacional de Sindicatos de Noruega (LO por sus siglas en noruego)
siguió parcialmente este modelo. Desarrolló un proyecto
de carácter amplio, denominado "Usted decide – LO está
de su lado", para recoger las demandas y prioridades de sus
miembros. Se recibieron 155.000 propuestas de los 44.000 miembros. Se
identificaron 54 demandas concretas y se enviaron a los partidos
políticos. Sus respuestas fueron recogidas y enviadas a los
800.000 miembros, al mismo tiempo que la LO se movilizó a lo
largo de la dilatada campaña electoral (9), en pos de un
cambio en el rumbo político, incluyendo a la mayoría a
favor de un gobierno de coalición compuesto por los tres
partidos: el Partido Laborista, el Partido de Izquierda Socialista y
el Partido del Centro – que también ganaron la mayoría.
¿Entonces
qué es lo que hemos logrado?
La
construcción de alianzas, los nuevos movimientos sociales y
los sindicatos más politizados representan nuevos elementos
que han contribuido en gran medida a la consecución de cambios
importantes en la izquierda en Noruega en los últimos años,
y como consecuencia hemos obtenido algunas victorias importantes.
Hemos estado generando un cambio en la opinión pública,
de una situación en la cual la mitad de la población
estaba a favor de las privatizaciones a mediados de la década
de 1990 a casi el 70% en contra según las encuestas de opinión
pública realizadas antes de las elecciones de 2005. Esto
contribuyó mucho para que el Partido Laborista pasara de una
plataforma pro-privatizaciones a una contra las privatizaciones en
ese mismo período.
Hemos
conseguido, cada vez más, develar las contradicciones reales
de la sociedad y agudizar el debate político ideológico
-a tal grado que al proclamar cuál era su principal enemigo
en las elecciones locales de 2003, el Partido Conservador señaló
al Sindicato de Empleados Municipales y Generales, que obviamente no
era una opción electoral, pero que era visto acertadamente de
todas maneras por los conservadores como el principal obstáculo
que debían enfrentar en su ofensiva neoliberal. Obviamente
ésta situación fue altamente positiva para el
sindicato, que de esta forma pudo fijar mejor incluso que antes los
términos del debate político.
Tanto
en el ejemplo de Trondheim como en las elecciones parlamentarias de
2005, se produjo una polarización política mayor que la
habitual entre la derecha y la izquierda. Estas experiencias han
confirmado en la práctica que cuando las distintas opciones
políticas aparecen claramente formuladas, cuando quedan a la
vista las verdaderas contradicciones sociales, es allí cuando
la izquierda puede movilizarse con mayor éxito. La
interpretación simplista de que si los votantes se mueven a la
derecha los partidos de izquierda también deben virar a la
derecha para poder captar a los votantes de centro, ha demostrado
nuevamente ser un error. Los movimientos políticos no son
lineales -se trata más bien de intereses en conflicto, tanto
como de la claridad o la confusión que exista en el plano
político-ideológico.
En
el curso de los últimos años, a través de
nuestras alianzas, la politización de los sindicatos y
nuestras alternativas hemos conseguido enlentecer y parcialmente
detener la política de privatizaciones, y de librarnos del
gobierno más de derecha y neoliberal que haya tenido nunca
Noruega. Lo hemos reemplazado por un gobierno de centro izquierda
luego de las elecciones de 2005 en las que los tres partidos
políticos tuvieron que hacer campaña con una plataforma
anti-privatizaciones, fundamentalmente porque habíamos tenido
éxito en cambiar la opinión pública, apoyándonos
fuertemente en que la privatización ya no era simplemente una
promesa teórica, sino experiencias concretas, muy lejanas a
las doradas expectativas alentadas por los expertos neoliberales.
También
fue importante, por supuesto, que el Partido Laborista hubiera
sufrido una gran derrota electoral en 2001, cuando los votantes lo
castigaron por los excesos neoliberales que cometió en el
período anterior. La representación del partido se
redujo de 36 (en 1997) a 24 por ciento, la menor desde comienzos de
la década de 1920. La exigencia de un nuevo rumbo político
recibió entonces asimismo un fuerte respaldo de gran parte de
las bases del propio partido. Al moverse hacia la izquierda en las
elecciones de 2005, el partido recuperó gran parte de su
electorado.
La
plataforma política del gobierno de coalición de los
tres partidos fue en muchas áreas sorprendentemente radical en
sus contenidos (10). Como primera medida, el gobierno dio
cumplimiento a varias de las demandas más importantes
presentadas por los sindicatos y otros movimientos. Se detuvo la
privatización de los ferrocarriles. Se detuvo la apertura
total a la educación primaria y secundaria privadas (11). La
destrucción de la legislación laboral, que tuvo lugar
durante el gobierno anterior, fue revertida. Se invirtieron miles de
millones en las municipalidades, que son quienes prestan la mayor
parte de los servicios públicos. Se retiraron las demandas
presentadas en el marco del acuerdo del AGCS en la OMC para que
varios países en desarrollo liberalizaran sus sectores de
servicios. Y se retiró también a los soldados noruegos
de Irak.
¿Un
nuevo rumbo político?
No
obstante, tras esa generosidad inicial, ha sido difícil, salvo
en algunas pocas excepciones, distinguir claramente el nuevo rumbo
político progresista del país. Parece que el ala
derecha del Partido Laborista ha retomado la ofensiva, mientras el
Partido de Izquierda Socialista está mostrando todas sus
debilidades -entre ellas su falta de comprensión de las
estructuras básicas de poder en la sociedad. Incluso aunque
pretenda ser un partido de izquierda socialista, obviamente no tiene
una estrategia bien desarrollada para su participación en el
gobierno. Los temas en los que el partido ha elegido intervenir en la
interna política dentro del gobierno de coalición hasta
ahora, han sido la política exterior y las cuestiones
ambientales, en tanto que la lucha social está más o
menos ausente de sus preocupaciones, a pesar que la brecha de la
pobreza aún sigue aumentando -y las políticas de
dumping social y anti-sindicales también están en alza.
Esta falta de raíces en los movimientos sociales y en la lucha
social es la debilidad mayor de este partido político. La
construcción de alianzas con movimientos sociales fuera del
parlamento es por lo tanto inexistente. Por el contrario, su actitud
es alentar a que la gente mantenga la calma "para que podamos
llevar adelante nuestras políticas".
Aun
cuando el gobierno de centro izquierda todavía puede adoptar
decisiones progresistas, como cancelar la deuda de algunos países
en desarrollo, o reconocer al nuevo gobierno de Palestina, parece que
el límite es cuando tiene que confrontar fuertes intereses
económicos. Las reformas estructurales que pueden contribuir a
modificar la correlación de fuerzas y de poder en la sociedad,
están absolutamente ausentes. Por el contrario, el gobierno
impulsa una reforma del sistema de jubilaciones que debilitará
el programa redistributivo de las jubilaciones que hoy existe.
También ha propuesto una reforma regional que no asume este
momento como una oportunidad para fortalecer y consolidar
estructuralmente la democracia local.
Para
muchos de nosotros, está claro desde el comienzo que el nuevo
gobierno de centro izquierda solamente representa una oportunidad,
pero que su transformación en realidades efectivas dependerá
de que exista una presión fuerte y permanente desde fuera del
parlamento. Hay muchas razones para que esto sea así. En
primer lugar, en la era neoliberal se transfirió mucho poder
desde los organismos democráticos al mercado. En segundo
lugar, el espacio político también se ha reducido a
partir de una serie de acuerdos internacionales a lo largo de los
últimos 10 o 15 años, entre los cuales el EEE (12) y
los acuerdos de la OMC son los más importantes. En tercer
lugar, la presión de la derecha política y los
intereses capitalistas es muy fuerte, y el gobierno cede. En cuarto
lugar, el ala derecha todavía mantiene las posiciones más
importantes dentro del Partido Laborista, mientras que el Partido de
Izquierda Socialista no tiene ni el enfoque estratégico ni las
raíces sociales necesarias para constituir un polo alternativo
de izquierda.
En
otras palabras, la pobreza política partidaria de la izquierda
no ha sido superada. Tampoco los elementos radicales del movimiento
sindical u otros movimientos sociales han demostrado ser lo
suficientemente fuertes para mantener la presión necesaria
sobre el gobierno que muchos consideran como propio, y en el cual,
aunque debilitadas, las lealtades todavía empantanan la
capacidad y la voluntad de realizar acciones desde la base. La
implementación de un nuevo rumbo más a la izquierda,
sin embargo, en la actual situación política, dependerá
completamente de ejercer una presión de ese tipo.
Hasta
el momento, esto ha determinado que sea el partido populista de
derecha (El Partido del Progreso) quien se ha perfilado como el gran
ganador de las encuestas de opinión desde el ascenso al poder
del gobierno de centro izquierda. El neoliberalismo genera bases
reales para la ansiedad, el descontento y las contradicciones
sociales. La derecha populista se especializa en explotar estos
descontentos -y en canalizarlos en direcciones políticamente
perversas (contra los inmigrantes, contra las madres solteras, contra
los que reciben beneficios sociales, contra los "políticos",
etc). La única manera de contrarrestar esta situación
es a través de las políticas de los partidos de
izquierda que tomen en cuenta seriamente el descontento de la gente,
lo politicen y lo canalicen en una lucha social por soluciones
colectivas.
La
lucha continúa!
La
próxima elección parlamentaria en Noruega será
en 2009. A continuación planteamos dos hipótesis que
podrían ser casos alternativos extremos en el camino a dichas
elecciones:
Peor
escenario posible: El gobierno de centro izquierda no ha cumplido ni
ha estado a la altura de las expectativas generadas. El entusiasmo de
los movimientos que llevaron al gobierno de coalición al
poder, murió. La Campaña por el Estado de Bienestar y
las otras alianzas se han desmovilizado. El partido conservador junto
con el partido populista de derecha ganan las elecciones.
Mejor
escenario posible: El gobierno ha cumplido. Ha introducido un nuevo
rumbo político progresista y ha generado entusiasmo en los
movimientos que lo llevaron al poder. La Campaña por el Estado
de Bienestar y las otras alianzas se han fortalecido, y el gobierno
de centro izquierda gana un nuevo mandato para seguir avanzando en el
rumbo progresista.
Es
demasiado pronto aún para concluir cual de estas dos
tendencias principales terminará imponiéndose. Lo que
sí está claro, sin embargo, es que el actual gobierno
tiene problemas para estar a la altura de las expectativas generadas.
Parece como si la mayoría del gobierno definiera un nuevo
rumbo político, no como un enfoque general nuevo de la
política sino como una lista de temas aislados que serán
implementados (¿si se puede?), mientras que la política
en general continúa igual que antes- por una senda neoliberal
blanda.
Independientemente
de lo que depare el futuro, las experiencias más importantes
de la lucha política en Noruega en estos últimos años
han sido las nuevas alianzas creadas y la independencia política
que se ha desarrollado en sectores importantes del movimiento
sindical, así como en los movimientos aliados (13) de éste.
Son estos elementos los que nos han conducido a las victorias que
hemos conquistado. Es allí donde podemos encontrar lo más
importante y positivo del Método Noruego. Éste es el
potencial al que se puede recurrir para cambiar la correlación
de fuerzas y las relaciones de poder en la sociedad ¡La lucha
continúa!
*Asbjørn
Wahl es el Coordinador Nacional de la Campaña por el Estado de
Bienestar
Notas
1.
El Partido del Centro es un partido de agricultores o partido rural,
que se ha radicalizado al ser una de las fuerzas que lideró
las campañas exitosas en contra del ingreso de Noruega a la
Unión Europea (entre 1972 y 1994).
2.
Las experiencias reales de este gobierno, sin embargo han sido
mixtas. Como éste no es el tema de este artículo, los
que estén interesados en nuestras experiencias con el gobierno
de centro izquierda, pueden ver un análisis anterior del tema
en mi artículo "Left Parties in Government: The Norwegian
Case "
3.
Ver www.velferdsstaten.no. El autor de este artículo ha sido
el coordinador nacional de esta alianza desde sus inicios.
4.
Además del Sindicato de Empleados Municipales y Generales, han
participado los siguientes sindicatos: el Sindicato de Servicios
Civiles, El Sindicato de Educadores Sociales y Trabajadores Sociales,
el Sindicato de Maestros, la Asociación de Enfermeras/os y la
Asociación del Personal de la Salud y Cuidados Sociales. Los
tres primeros eran afiliados a la Confederación Nacional de
Sindicatos de Noruega. El sindicato de enferemeras/os estaba afiliado
a la Confederación de Sindicatos Académicos y
Profesionales, en tanto que el sindicato de maestros no estaba
afiliado a ninguna confederación. El sindicato mencionado en
último lugar estaba afiliado a la Confederación de
Sindicatos Vocacionales, pero posteriormente se ha fusionado con el
sindicato de trabajadores municipales.
5.
El sector público redujo su participación en el
Producto Bruto Interno de Noruega del 52 al 43 por ciento entre 1992
y 1998.
6.
En 2000-1 los movimientos locales desarrollados tanto en Finnmark
como en Nordland (dos condados del norte del país) se
opusieron a los efectos de las políticas neoliberales.
7.
El término "un nuevo rumbo político" ha sido usado
mucho por la izquierda en Noruega durante los últimos años
para exigir un cambio en la política – una toma de distancia
del neoliberalismo y de la desregulación y privatización,
hacia políticas progresistas con un mayor control democrático
de la economía. Esto incluye una crítica a las
políticas de los gobiernos socialdemócratas y de
derecha, que en realidad no difirieron mucho entre sí durante
las décadas de 1980 y 1990. Es en ese mismo sentido que se usa
en este artículo.
8.
Se puede encontrar información sobre el Proyecto de
Municipalidad Modelo en: http://www.fagforbundet.no/omstilling/. Para
entrar debe elegirse la palabra clave "Modellkommunemetodikken"
en el margen izquierdo, y en la nueva página se pueden
encontrar algunos documentos también en inglés.
9.
Comenzó un año antes de las elecciones y fue denominada
como la "larga campaña electoral" por la propia LO.
10.
Solamente la parte referida a la Política Exterior de la
plataforma está disponible en inglés :
11.
La mayoría de las escuelas en Noruega son de propiedad y
gestión estatal. Solamente están permitidas escuelas
privadas vinculadas a credos religiosos o sistemas pedagógicos
alternativos. El anterior gobierno promulgó sin embargo una
ley que daba vía libre al establecimiento de escuelas privadas
con el mismo programa que las escuelas de gestión pública.
12.
El EEE (Espacio Económico Europeo, o EEA por su sigla en
inglés) es un acuerdo entre la UE y Noruega, Islandia y
Liechtenstein que hace parte a estos tres países de un Mercado
Único – con algunas limitaciones en materia de agricultura,
pesca y política exterior. Este acuerdo entró en
vigencia a partir del 1 de enero de 1994.
13.
Mientras se escribe este artículo la Presidenta de la
Confederación Nacional de Sindicatos de Noruega (LO) está
siendo obligada a renunciar a su cargo tras un dramático
proceso que tuvo su origen en un conflicto interno con el personal.
En un par de casos importantes mantuvo una posición política
más independiente respecto del Partido Laborista, forzando
además al partido y al gobierno de centro izquierda a dar
marcha atrás en un par de ocasiones. Su renuncia puede tener
por ende consecuencias políticas importantes, ya que las
corrientes más moderadas están en este momento a la
ofensiva.