por Jayati Ghosh*
(Un comentario del libro de Walden Bello " Dilemmas of domination: The unmaking of the American empire ", (Metropolitan Books, Nueva York 2005) . Para pedir el libro, visite: http://www.henryholt.com/metropolitanbooks.htm ).
A lo largo de los años, el intelectual y activista Walden Bello ha escrito algunas de las críticas más incisivas, mordaces y poderosas sobre el sistema capitalista mundial y sus distintas implicancias. También ha sido un líder destacado en la lucha contra el imperialismo en sus diversas manifestaciones, incluidas las políticas neoliberales, y parte del movimiento para desarrollar alternativas genuinas. Todo esto, por supuesto, en su país de origen Filipinas, pero también a nivel internacional, en su calidad de líder e influyente ciudadano del "Sur global", donde él considera que se encuentran los cimientos sobre los cuales será posible desarrollar nuevas realidades sociales de carácter progresista.
Su obra más reciente titulada " Dilemmas of domination: The unmaking of the American empire " , ( Metropolitan Books , Nueva York 2005) [D ilemas de la dominación: el resquebrajamiento del imperio estadounidense] nos presenta algunos de los análisis recientes más significativos de Bello, que constituyen una declaración coherente pero a la vez apasionada sobre la situación del mundo actual. El libro describe lo que el autor califica como la crisis actual del imperio “americano”, consecuencia de los dilemas y las contradicciones que emergen de la política imperial y la economía imperial. De hecho, nos confronta con tres niveles de crisis del imperialismo que están interrelacionados: la crisis de extralimitación, la crisis de sobreproducción y la crisis de legitimidad.
La primera crisis se origina en el impulso descontrolado de la Administración estadounidense por mostrar y ejercer su superioridad militar, que ha tenido el efecto perverso de comprometer seriamente tanto el poder como la eficacia de la maquinaria militar de Estados Unidos. No hay duda de que las características particulares del régimen de George Bush han sido esenciales en este proceso, pero Bello demuestra cómo incluso el régimen anterior de Clinton, que tenía un enfoque muy diferente sobre la política exterior en general, puso las semillas para una parte de lo que vino después.
Más exactamente, la presidencia de Clinton dejó como legado algunas prácticas peligrosas, por ejemplo a través de sus acciones en Kosovo y Haití. Estas prácticas incluyen: una definición excesivamente elástica del interés nacional que puede sostenerse mediante el uso de la fuerza armada; la equiparación del interés nacional con la diseminación de lo que supuestamente es la democracia al estilo estadounidense en el exterior; la identificación unilateral de las condiciones bajo las cuales se puede violar la soberanía de un Estado sin recibir sanciones internacionales; y la idea de que el bombardeo de precisión podría conducir a victorias militares rápidas con un mínimo de víctimas. El otro elemento histórico a señalar es que el estilo estadounidense –el “American way”- de hacer la guerra ha implicado siempre tener como blanco y matar poblaciones civiles, desde el bombardeo de Dresden y Tokio pasando por las bombas nucleares en Hiroshima y Nagasaki y la Operación Phoenix en Vietnam.
Bello tiene claro que Irak cambió la suerte del imperio estadounidense, arrastrándolo a una ciénaga que ha debilitado su posición en todo el resto del mundo. Nos muestra cómo la decisión de invadir Irak fue esencialmente sobredeterminada, habida cuenta que varios sectores del régimen de Bush la impulsaron en función de objetivos propios. Las razones variaron desde algunas de orden general como la convicción de que el “cambio de régimen” era deseable, pasando por las infantiles –cobrar venganza de alguien por los sucesos del 11 de septiembre de 2001—hasta la más obvia de todas: la centralidad del petróleo. Si bien la necesidad de controlar los recursos petroleros era obviamente crucial, había también una intención de limitar el acceso de Europa y de China a estos recursos. A pesar de esto, Bello argumenta que aun coexistiendo todas estas razones, es la razón estratégica la que puede haber predominado con el propósito de remodelar el ambiente político internacional y darle la forma deseada a través de la intimidación, mediante el ejercicio agresivo de la fuerza estadounidense.
Pero los intentos de convertir la campaña en Afganistán primero y luego en Irak en demostraciones de la invencibilidad militar de Estados Unidos terminaron generando el efecto exactamente contrario, dejando en evidencia los límites del poderío militar estadounidense. La extralimitación imperial se refleja por tanto en el fracaso mismo de su campaña de ocupación que ni siquiera ha conseguido abarcar la mayor parte de la superficie de Afganistán a pesar de los años que lleva combatiendo allí, y en su completa incapacidad para proporcionar la más mínima seguridad a la vida en Irak, o derrotar la resistencia iraquí a pesar de los enormes recursos que Estados Unidos todavía tiene desplegados en Irak. En consecuencia, hay dos lecciones importantes a la vista de los enemigos del gran diseño estadounidense en todo el mundo. Primero, que es posible luchar contra los militares estadounidenses y llevarlos a un punto muerto, que en los hechos equivale a una victoria en la guerra de guerrillas. Segundo, que una resistencia efectiva en cualquier parte del imperio debilita al imperio en su totalidad.
La "crisis de sobreproducción" es el término que Bello utiliza para referirse a las contradicciones generadas en el sistema capitalista como consecuencia del efecto combinado de la concentración del capital y el predominio del capital financiero, que ha dado lugar a una brecha creciente entre el potencial productivo cada vez mayor del sistema y la capacidad de los consumidores de comprar sus productos. Bello argumenta que la economía mundial se está aproximando al fin de un ciclo u onda larga de Kondratieff de expansión y descenso, fogoneado por el capital financiero especulativo que actualmente constituye el motor fundamental de la actividad económica, sustituyendo a la actividad manufacturera como fuente primaria de rentabilidad. Esto está asociado a la recesión y al crecimiento sin empleo en el mundo desarrollado y a las crisis financieras más frecuentes y más intensas en los mercados emergentes.
La aguda vulnerabilidad de los países en desarrollo frente a las inestabilidades generadas por el capital financiero ascendente está exacerbada por los efectos económicos desestabilizadores que son la secuela del libre comercio y de las políticas de ajuste estructural, en lo que Bello denomina la economía del antidesarrollo. Aunque tales efectos se perciben comúnmente como el acompañamiento de la "globalización", Bello observa que desde 2001, la administración Bush se ha estado replegando de la globalización, es cada vez más escéptica frente al multilateralismo, y ha puesto los intereses de algunos segmentos del capital estadounidense agresivamente por encima de las preocupaciones de la clase capitalista mundial, aún a riesgo de generar una severa disonancia en el seno mismo del centro de poder.
Esto explica algunas preocupaciones clave de la política económica reciente de Estados Unidos: ganar el control del petróleo del Medio Oriente; su proteccionismo agresivo en materia de comercio e inversiones, y su énfasis y atención localizada prioritariamente en los tratados de libre comercio regionales antes que en el multilateralismo; su incorporación de consideraciones políticas estratégicas en estos acuerdos comerciales; la utilización de las variaciones en el tipo de cambio para mantener la competitividad; obligar a otras economías a adaptarse a la carga de la crisis ambiental, y demás.
En última instancia, la contradicción más importante puede ser consecuencia de la crisis de legitimidad. En la medida que la dominación no se puede sostener permanentemente mediante la coacción, Estados Unidos necesita encontrar legitimidad y respaldo (o al menos aceptación) para sus acciones. Sin embargo, ésta es la fuente del dilema ideológico más profundo. La extralimitación militar y el impulso de expansión económica han venido acompañados con la “promesa americana” de la democracia, que ya no es creíble en ningún otro lugar del mundo, y es cada vez menos persuasiva dentro mismo de los Estados Unidos, en virtud de las restricciones a los derechos humanos en nombre de la guerra contra el terrorismo.
Dado que el futuro será determinado a fin de cuentas por lo que la gente cree, ésta puede ser la verdadera causa del resquebrajamiento del imperio estadounidense. De modo que las múltiples crisis del imperio pueden transformarse en una oportunidad de cambio liberador.
* Jayati Ghosh es profesora de economía en el Centro de Estudios y Planificación Económica de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Nehru, Nueva Delhi, y columnista regular en la prensa india.
Traducción: Alicia Porrini y Alberto Villarreal ( [email protected] ) para
REDES-Amigos de la Tierra Uruguay ( www.redes.org.uy )
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