por Walden Bello*

BEIRUT, 13 de agosto de 2006: Las heridas de la guerra se hicieron evidentes poco después que cruzamos la frontera entre Siria y el Líbano a las 11:30 de la mañana del 12 de agosto. En Haissa, a unos tres kilómetros del paso de frontera de Dabboussiyeh, pasamos por las ruinas de un puente bombardeado por los aviones de guerra israelíes el día anterior. Los pobladores locales nos cuentan que 12 personas murieron y 10 resultaron heridas, todos ellos civiles.

¿Una guerra contra los civiles?

Veinte minutos después, en un lugar llamado Abu Shamra, nos encontramos con los restos de una estación de combustible y un puente, blancos del ataque aéreo israelí apenas ocho horas antes. "Y bien, ¿cuál es la lógica militar detrás de esto?, pregunta Seema Mustafa, periodista india, una de los 12 integrantes de nuestra misión internacional de paz. Es una pregunta que comparten los libaneses que nos cuentan lo que sucedió.

En otros tres lugares, Matfoun, Halat, y cerca del famoso Casino du Lebanon en Jumieh, tuvimos que tomar desvíos al lado de los puentes y los vehículos destruidos por los ataques israelíes. Estos son sitios muy alejados del frente en el sur del Líbano, en una parte del país en donde Hezbollah, el movimiento contra el cual lucha Israel, tiene muy poca presencia. Estas escenas frescas de la destrucción nos golpean con una de las características clave de la ofensiva israelí: ha tomado deliberadamente como blanco infraestructura no militar para que los costos de la guerra para la población civil sean más altos.

Con las pruebas flagrantes de la estrategia israelí de ataques a civiles tan frescas en nuestra memoria, no nos sorprende escuchar al llegar a Beirut, que una caravana de civiles que dejaba la ciudad de Merieyoun en el Sur ha sido atacada por aviones israelíes desde baja altura. El viernes, varios cientos de autos dejaron la ciudad, después de negociaciones entre los israelíes y el ejército no beligerante del Líbano. Mientras se escapan hacia el Norte, fueron repetidamente ametrallados por los aviones israelíes, con el resultado de al menos seis muertos y muchos más heridos. ¿Por qué se violó el acuerdo? Las excusas israelíes fueron desde sostener que fue un "error" a que se "sospechaba que el convoy escondiera guerrilleros de Hezbollah". Nahla Chahal, una de las coordinadoras de las delegaciones internacionales de la sociedad civil en el Líbano, nos cuenta: "Los ataques deliberados contra los civiles son un nuevo elemento en la reelaboración de las reglas de la guerra que está haciendo Israel. Son sencillamente crímenes de guerra".

Herbert Docena, uno de los miembros de nuestra delegación que ha pasado bastante tiempo en el Irak ocupado nos comenta: "La diferencia entre Irak y aquí, es que en Irak Estados Unidos parece tener una cierta preocupación por la opinión pública internacional. Aquí, a los israelíes simplemente no les importa la opinión pública. Por eso es mucho más peligroso".

Israel y Hezbollah: estrategias que contrastan

En una reunión informativa organizada por nuestros anfitriones libaneses a nuestra llegada, se nos indica que el contraste entre la estrategia bélica de los israelíes y Hezbollah resulta evidente cuando se analiza la naturaleza de las víctimas: la mayoría de los más de 1000 libaneses muertos por el ejército israelí son civiles, en cambio la mayoría de los más de 100 israelíes que han muerto en la guerra hasta ahora, son soldados.

Hay, por cierto, un fuerte sentimiento de orgullo por el desempeño militar de Hezbollah que resulta evidente en los informes que nos dan esa noche los representantes de distintos partidos políticos libaneses, entre ellos el derechista Movimiento Patriótico Libre que dirige el General Aoun, el centrista "Tercera Fuerza", el Partido Comunista del Líbano y el propio Hezbollah. Según el Dr. Issam Naaman de la Tercera Fuerza, la guerra ahora lleva ya 31 días, más que cualquier otra guerra entre árabes e israelíes. "En este momento, está claro que Israel perdió la guerra en el terreno y está tratando de conseguir en el frente diplomático, con el apoyo de Estados Unidos, lo que ha perdido en el campo militar".

 ¿Un nuevo Nasser?

La destrucción de unos 34 tanques Mercaba israelíes en las batallas del viernes, la muerte de unos 19 soldados israelíes -el número mayor en este largo mes que lleva la guerra- y el abatimiento de un helicóptero israelí son mencionados como prueba de la victoria de Hezbollah, cuya resistencia a Israel, según las encuestas, cuenta con el apoyo del 87% de los libaneses. Igualmente importante para los árabes, nos damos cuenta mientras nos informan, es que la resistencia exitosa de unos cuantos cientos de guerrilleros de Hezbollah bien motivados y bien entrenados ha terminado la era de humillación de los árabes a manos del poder militar israelí.

 "Es verdaderamente interesante y emocionante" comenta Seema Mustafa, la periodista india, "la forma en que el mundo árabe ha cerrado filas detrás de Hassan Nasrallah". En realidad, este hombre al que un representante de Hezbollah que está presente en el evento se refiere cariñosamente como nuestro líder "cara de niño", está alcanzando el prestigio que otrora fuera reservado únicamente para Gamal Abdel Nasser, el líder egipcio. Esto me lo hizo ver Taufik, el taxista que nos trajo de Damasco a Beirut, que mientras nos conducía por los desvíos que rodeaban los puentes bombardeados más temprano en el día me dijo "Yo no tengo ningún partido salvo aquel que pueda poner la comida en la mesa de mi familia. Pero la verdad me gusta este hombre Nasrallah. Nos trajo orgullo a todos nosotros los libaneses".

* Walden Bello es catedrático de Sociología en la Universidad de Filipinas y director ejecutivo de Focus on the Global South, un instituto de investigación con sede en Bangkok, Tailandia. Es uno de los miembros de la Misión Internacional de Paz de Parlamentarios y Organizaciones de la Sociedad Civil.