por Seema Mustafa*
(Este artículo fue publicado primero en Asian Age http://www.asianage.com/)

DAMASCO, 11 de agosto de 2006: "Nasser en 1956, Nasrallah en 2006"-El mundo árabe encontró un nuevo héroe, la figura que ha venido buscando para que actúe como catalizador para unir al mundo árabe y generar una agenda que lo englobe y una misión común. Sayyed Hassan Nasrallah, el carismático líder de Hezbollah, ha ocupado claramente esta posición y ha sido abrazado por los pueblos del oeste asiático como el "héroe".

Grandes carteles con el retrato del líder de Hezbollah nos miran desde las calles, muchos de ellos con un fondo que muestra armas evidentemente mucho más sofisticadas que las que tiene la organización. Hace exactamente un mes desde que Nasrallah y sus hombres capturaron a los israelíes con poco más que agallas y determinación para sostenerse, mientras en las tiendas y las casas la población ha estado pegada a la radio y a Al Jazeera, saludando cada golpe exitoso con vivas y aplausos. El taxista, aún sin hablar nada de inglés, se dio maña para comunicarnos que Nasrallah es el nuevo líder de las masas árabes, un sitial que se ha ganado por enfrentarse al poder militar de Israel y Estados Unidos.

Los diarios en Kuwait y en Siria, apenas tienen espacio para algo que no sea la agresión israelí al Líbano; tanto el tono como el tenor de las noticias sugieren que el mundo árabe no está dispuesto a tolerar gobiernos que no manifiesten un apoyo total al pueblo del Líbano y al líder de Hezbollah. Hosni Mubarak, presidente de Egipto, considerado el líder de uno de los regímenes cercanos a Estados Unidos, tuvo que rendirse ante la presión de la opinión pública en  las calles y enviar a su propio hermano -que es también ministro de trabajo-con una gran delegación a Beirut a expresar su apoyo a Nasrallah y sus combatientes. Arabia Saudita, que había manifestado al principio una actitud crítica frente a Hezbollah, cambió su posición y  manifestó su apoyo a la organización y exigió un cese del fuego inmediato.

Ahora los informes periodísticos están todos señalando que Israel ha perdido la guerra diplomática, y está en camino de perder incluso la guerra militar si no es cuidadoso. Los informes sugieren que Hezbollah ha perdido menos combatientes y que las verdaderas víctimas han sido los civiles libaneses, mientras todos los diarios muestran imágenes horribles de muerte y destrucción. Israel por otra parte, según los informes, ha perdido más soldados y muy pocos civiles lo que es una muestra clara de que Hezbollah está peleando una guerra contra el ejército mientras que Israel tiene a civiles inocentes como blanco. En la batalla por Bint Jbeil, fueron los israelíes quienes se batieron en retirada tras la caída en combate de nueve de sus soldados. Hay informes de prensa que dicen que Israel tuvo que evacuar un poblado en su propio territorio, algo que según los diarios, sucede por primera vez en la historia.

Significativamente, la guerra de un mes que los árabes ya proclaman como una "victoria" de Hezbollah, ha derrotado los planes estadounidenses para el oeste asiático en dos áreas cruciales. Por un lado, Nasrallah, a quien los funcionarios describen como un líder "secular", ha superado completamente a Osama Bin Laden de Al Qaeda como el verdadero héroe del mundo árabe. No hay ninguna persona en Damasco que no esté orgullosa del líder de Hezbollah, a quien la población identifica crecientemente como el nuevo Nasser. Tiene una visión de unidad y es el hombre que hoy los árabes dicen abiertamente les gustaría que los dirigiera.

Por otra parte, y ésta es probablemente la consecuencia más importante de esta guerra, se ha generado un puente -por obra de Hezbollah-para zanjar la división entre Sunitas y Chiítas promovida por Estados Unidos y Occidente. La popularidad de Nasrallah atraviesa ambos grupos, y todo el mundo árabe se alinea detrás de la figura del líder de Hezbollah. Hamas, cuyas relaciones con Hezbollah no han sido particularmente buenas, ha salido abiertamente a apoyarlo. "Lucha, Hezbollah" es la nueva canción de los integrantes de Hamas, según dicen los diarios locales. El Primer Ministro del Líbano Fouad Siniora ha expresado su apoyo a Hezbollah. Los grupos sunitas están manifestando abiertamente su apoyo, al igual que los gobiernos. Turquía por ejemplo, ha cortado sus lazos militares con Israel y se rehúsa a comprarle más armas.

Una tercera consecuencia de la guerra que puede tener repercusiones estratégicas importantes, es que el poderío del ejército israelí se ha visto "amenazado" por primera vez en décadas. El entusiasmo en realidad deriva de que ha quedado en evidencia que Israel no es invencible, y que un ejército de soldados firmes armados con poco más que unos cohetes poco sofisticados, puede mantener a raya a Israel y Estados Unidos. Esto es lo que están señalando los columnistas de los periódicos árabes, que informan extensamente las inteligentes tácticas de Hezbollah y su capacidad para manejar la estrategia de la guerra. Con su expresión sonriente, Nasrallah ha superado a los jefes de gobierno y es claramente más popular que los déspotas que gobiernan muchos de los países en esta parte del mundo.

Aquí se ve a Estados Unidos y a Israel como una sola entidad; en uno de los principales diarios en inglés se puede ver la foto de un soldado israelí usando una bandana con la bandera estadounidense. Los comentarios de la Secretaria de Estado estadounidense Condolezza Rice en su visita reciente a Israel, cuando dijo que el mundo estaba siendo testigo de los dolores de parto de un nuevo Oriente Medio, llevaron a un periódico libanés a calificarla como la "partera del infierno". La ira es palpable, y por primera vez en años, el mundo árabe alza su voz bien fuerte. Esto no pasó en 1982, cuando todos estaban divididos, pero está pasando hoy, y esta unidad es por sí misma un hecho formidable para los gobiernos así fortalecidos, y para Occidente, que todavía no ha exigido inequívocamente un cese del fuego y el retiro de las fuerzas israelíes del Líbano.

* Seema Mustafa es una de doce integrantes de la Misión Internacional de Paz de Parlamentarios y Organizaciones de la Sociedad Civil que actualmente visita el Líbano. Es editora residente de Asian Age.