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(Reflexión
en continuidad a la de Walden Bello, EL
FORO EN UNA ENCRUCIJADA
)

Chico  Whitaker

"¿Será hora de que el FSM levante su campamento y
deje sitio para nuevos modos de organización global de la
resistencia y la transformación?"

El mínimo que se puede decir de esta pregunta de Walden
Bello1,
escrita al final de su texto "El FSM en la
encrucijada", es que es osada… Ella tiene sin embargo el mérito
de decir directa y claramente lo que piensa, pero no lo dice, un
cierto número de miembros del Consejo Internacional del FSM.

Pero no podemos dejar de reflexionar sobre su instigador
razonamiento. En especial cuando afirma que el FSM ya ha "cumplido
su función histórica de sumar y vincular los diversos
movimientos de oposición provocados por el capitalismo
globalizado
". O al citar Hugo Chávez, cuando, en el Foro
Social realizado en Caracas en 2006, advirtió "a los
delegados sobre el peligro de que el FSM se convirtiera simplemente
en un foro de ideas sin una agenda para la acción",
y
dijo que ahora hay que "tener una estrategia de
'contrapoder',
" y "ocupar espacios de poder al nivel
local, nacional y regional"
.

1
Focus on the Global South, Bangkok,

Para empezar habría que ver de que encrucijada y por lo tanto
de que caminos estamos hablando. El FSM sigue por un camino, que no
existía antes, y que es paralelo al de la resistencia concreta
al neoliberalismo y de la lucha por cambiar el mundo. El ha sido
abierto no para remplazar el otro sino que para servirle de apoyo,
creando condiciones para que los que resisten y luchan puedan
articularse y se reforzar cada vez más.

Estos dos caminos no tienen porque cruzarse. Siendo distintos pueden
seguir paralelamente. Y si son ambos necesarios – y esta seria la
cuestión a discutir – no deben comerse uno al otro, como lo
propone Walden. Lo que deben es relacionarse intensa y
permanentemente, estar cada vez más próximos uno del
otro, alimentarse mutuamente, para que cada vez más gente esté
al mismo tiempo en los dos, conectándose en uno de ellos y
actuando en el otro. O sea, estén luchando al mismo tiempo que
expandiendo sus alianzas y reuniendo cada vez más fuerzas para
ir cada vez más lejos en sus luchas.

Si para cambiar efectiva y profundamente el mundo el camino es aun
muy largo, el apoyo que puede ser dado por el FSM a esta lucha tiene
también que continuar por largo plazo. En verdad, no llegamos
a encrucijadas, sino que frente a la necesidad de aclarar mejor los
horizontes, para que en los dos caminos se pueda seguir adelante.

Las opciones iniciales en el FSM

Para eso vale la pena recordar que desde la creación del FSM
hay una discusión que nos acompaña, en todos los
niveles de reflexión y decisión sobre foros sociales,
sobre el carácter del FSM: es el un espacio o un movimiento.
Lo que propone Walden Bello, que parece estar entre los que ven el
FSM solamente como un movimiento, no tiene por lo tanto, en si, nada
de nuevo. Lo nuevo – quizás lo sorprendente – es la
radicalidad de su propuesta. La cual no implica en que el FSM se
aproxime aún más del otro camino, manteniéndose
como espacio, sino que sencillamente desaparezca, al cruzarse con el
otro. Como si los dos caminos no pudieran convivir, como ocurrió
en estos siete años, y ahora deberíamos seguir
solamente por el camino de la acción.

Antes mismo del primero Forum Social Mundial en Porto Alegre, en
2001, sus organizadores ya se encontraban frente a esa disyuntiva
espacio-movimiento. Crear un lugar de encuentro o proponer, a todos
los que vinieran al Foro, acciones concretas de resistencia y
transformación? O sea, tenían a su frente una
bifurcación, que definiría el carácter del
proceso que en aquel momento iniciaban.

Al organizar esa primera edición y al proponer su Carta de
Principios – redactada a partir de las lecciones y descubiertas de
esa edición – ellos han optado por el camino que daría
al FSM el carácter de espacio. Pero lo veían como un
instrumento al servicio de los que estaban en la acción, o
sea, los movimientos existentes. En otras palabras, ellos han
considerado que la vocación del FSM era la de iniciar algo que
no existía antes, que no seria directamente para cambiar el
mundo sino que para ayudar a los que luchan por cambiar el mundo.

Una iniciativa con este objetivo era, para ellos, más
necesaria que la creación de un nuevo movimiento, con su
programa político propio y sus objetivos inmediatos y de más
largo plazo, sus militantes y sus acciones especificas definidas por
sus instancias dirigentes. Un tal movimiento no podría ser ni
mismo considerado un "movimiento de los movimientos", porque
estaría siempre en competición con otros movimientos
buscando realizar los mismos objetivos.

Así es que han organizado el Foro primeramente como un libre
encuentro de los diferentes tipos e niveles de organización de
la sociedad civil – movimientos sociales, ONGs, sindicatos.
Querrían meter en relación todas sus acciones. Y no
solamente entre movimientos más directamente políticos,
en lucha por el poder, sino que entre todos los tipos de acción
de que necesitamos para cambiar efectiva y profundamente el mundo,
incluso al nivel de los comportamientos personales. Era necesario
reforzarlas y multiplicarlas, hasta el nivel planetario, frente al
capitalismo globalizado, dentro de esta movilización general
de los ciudadanos a la que se ha convenido llamar de
altermundialización.

Los organizadores del primer Foro lo veían por lo tanto como
un espacio mundial – que podría expandirse horizontalmente a
todos los horizontes y a todos los niveles de la realidad – en que
las diferentes propuestas y acciones en curso pudieran ser conocidas,
discutidas, profundizadas, evaluadas, cuestionadas, articuladas, con
libertad y la más amplia participación posible,
incubando nuevas iniciativas y movimientos. Sin que todo este
intercambio resultara en un "documento final único" del
Foro, que pretendiera unificar todos sus participantes en torno de
opciones u objetivos específicos de resistencia o
transformación.

Establecieron entonces que un paso importante a ser dado para ayudar
la lucha por otro mundo era lo de que las discusiones en el "espacio
FSM" fueran propositivas, esto es, buscaran alternativas para la
real construcción de un "otro mundo". Y que la iniciativa
de proponer, en ese espacio, debates – foro de ideas – o
articulaciones – rumbo a nuevas acciones – debería ser
reservada específicamente a la sociedad civil, nuevo actor
político que emergía en el mundo. Este nuevo actor no
tenia hasta entonces un instrumento de este porte y de este tipo para
que sus componentes, en su extrema diversidad, se dieran a conocer
unos a los otros y definieran objetivos comunes de lucha.

Pero los organizadores el primer Forum han también considerado
una cuestión aún más importante: la de que somos
muchos a luchar por cambiar el mundo pero no conseguimos construir la
unión que podría darnos mucho más fuerza. O sea,
que era necesario tentar entendernos y nos reforzar unos a los otros,
en lugar de nos dividirnos recurrentemente, destruyéndonos
mutuamente.

Se han dado cuenta entonces que para construir la unión no
bastaba encontrarse y reconocerse. Era también necesario
experimentar nuevas prácticas de acción política,
basadas en relaciones horizontales, en que todos se respectaran
mutuamente en su diversidad de métodos y objetivos, en que
nadie fuera considerado más importante que los otros, en un
espacio por lo tanto sin jerarquías ni direcciones
centralizadas, en que todos pudieran escucharse en lugar de competir
entre si según la lógica capitalista. Esto permitiría
la descubierta de convergencias y la posibilidad de nuevas alianzas,
dentro de la lógica de las redes, que ya se firmaban en el
mundo como modo más democrático de organizarse. Poco a
poco, en los Foros que se han organizado después del primero,
la construcción de esa unión ha pasado a ser, de hecho,
el resultado fundamental a se esperar de ellos, su rol a cumplir en
la lucha por el "otro mundo posible", como un tiempo de ejercicio
práctico de nuevos tipos de relaciones.

De esta manera el Foro, como "espacio abierto", serviría
exactamente para construir "nuevos modos de organización
global de la resistencia y de la transformación",
como
lo desea Walden Bello, que debieran concretarse no en el camino del
Foro sino que en el camino de la acción. Desde que –
única limitación – no pretendieran imponer sus
decisiones a los demás participantes del Foro, ni hablar en
nombre do todos ellos, y menos aún levar el Foro a tomar
posiciones en cuanto Foro, vinculando a ellas todos sus
participantes.

Los organizadores – o facilitadores de la creación de los
"espacios FSM", como se han autodenominado, del nivel local
hasta el del Consejo Internacional, para que no fueran considerados
"dirigentes" de un nuevo "movimiento" – han continuamente
discutido estas opciones desde 2001, a lo largo de sus encuentros. Y
hoy se discute en los propios Foros "el futuro del FSM" y su
carácter de "espacio abierto". Muchas propuestas que
surgen en los Foros y en el Consejo Internacional se encuadran de
hecho en esta discusión, que existe por lo tanto desde el
inicio de ese proceso.

Lo que pasa con la propuesta de Walden Bello es que, en la medida en
que parece haber optado por un Foro-movimiento, el no puede sino
poner en duda la posibilidad de un "espacio" ser "el
vehículo más adecuado para la nueva etapa en la lucha
del movimiento por la justicia global y la paz".
De hecho,
dejando de considerar el camino paralelo que se ha iniciado en
2001 y considerando uno solo, o una mezcla de los dos, lo que propone
es que quitémonos de encima las limitaciones que el caminar
dentro del FSM, como espacio, nos impone, para podernos seguir
adelante con más fuerza –"para ocupar espacios de poder"
solamente en el camino de la acción.

Las actuales perspectivas y necesidades

Walden indica sin embargo en su texto algunos de los efectos
positivos del FSM, que de hecho no podrían existir si el no
fuera un espacio. Así, dice que "el FSM se convirtió
en un imán para redes globales concentradas en diferentes
temas, desde la guerra a la globalización a la
regionalización, al racismo, a la opresión de género,
a la busca de alternativas",
permitiendo que "la sociedad
civil, en su diversidad, se reúna, se vincule y, simplemente,
se vigorice y se afirme",
como en "un retiro en el que
reúne sus energías"
. El considera que "el
FSM ofrece un lugar y un espacio para que el movimiento elabore,
discuta y debata la visión, los valores, y las instituciones
de un orden del mundo alternativo construido sobre una comunidad real
de intereses".
Y considerando que "talvez una razón
apremiante para el modus vivendi de los antiguos y nuevos movimientos
fue la comprensión de que se necesitaban mutuamente en la
lucha contra el capitalismo global"
, dice que "las
experiencias de democracia directa en Seattle, Praga, Génova y
las otras grandes movilizaciones de la década fueron
institucionalizadas en el proceso del FSM o de Porto Alegre",
suministrando "una oportunidad para recrear y reafirmar la
solidaridad contra la injusticia, contra la guerra, y por un mundo
que no estuviera sometido al control del imperio y del capital".
Considera también que" el desarrollo de una
estrategia de contra-poder o de contra-hegemonía no tiene que
significar que se vuelva a caer en viejos modos jerárquicos y
centralizados de organización característicos de la
antigua izquierda".

Pero al decir todo esto, su propuesta de levantar campamento suena
como si dijera que el FSM ha sido de hecho una linda
experiencia, pero hay que aceptar que ha terminado.

Sabemos que toda organización – y así también
el FSM – tiene efectivamente que desaparecer un día, por
haber cumplido su rol. Pero tendríamos ya llegado a este
momento? Estaríamos en un punto de su camino en el cual deberá
terminar? Quizás Walden, en este aspecto, esté siendo
demasiado optimista, ya que no creo que quiera iludirse a si mismo.

Todos los efectos positivos del FSM a los que Walden se refiere
habrán sido vividos en todos los rincones del planeta? En
Asia, en los antiguos países socialistas, en el mundo árabe,
en China, en toda América, en toda África? Todas las
organizaciones de la sociedad civil en todos los países del
mundo – o por lo menos un número significativo de ellas –
han tenido ya la oportunidad de realizar las interconexiones
proporcionadas por los Foros? Ha habido foros locales en todas las
ciudades o regiones del mundo – o en un gran número de ellas
– para que esta experiencia sea vivida por quienes no pueden se
desplazar a encuentros mundiales o continentales, y mismo nacionales?
Se han creado en toda parte espacios para que la sociedad civil se
reforzara y se articulara más para tomar su lugar de nuevo
actor político? La experimentación de nuevas prácticas
políticas que superen los "viejos modos jerárquicos
y centralizados de organización característicos de la
antigua izquierda"
ha sido hecha por todas las organizaciones
que luchan contra el capitalismo globalizado? Estas nuevas prácticas
políticas han penetrado efectivamente en las organizaciones
que vienen participar de los Foros, cambiándolas internamente?
Todos los movimientos están ya plenamente convencidos de que
"se necesitan mutuamente en la lucha contra el capitalismo
global",
y están siendo capaces de construir su
unión, en lugar de continuar se dividiendo y se enfrentando
unos a los otros?

No es el caso de dar ejemplos – además tristes ejemplos, en
organizaciones que han incluso participado de la creación del
FSM – de que todo esto está aun lejos de ocurrir. En lo que
respecta a los cambios culturales, en los comportamientos y en las
prácticas de acción política, no hay duda de
que, bajo la dominación ideológica del capitalismo,
necesitamos quizás de generaciones para que se afirmen. Porque
entonces interrumpir ese proceso, o terminar ese camino paralelo a lo
de la acción? Esa es de hecho la pregunta a hacer a Walden
Bello, en respuesta a la pregunta con la cual ha terminado su texto.

La comunicación del Foro con el mundo

Pero me preocupa que la propuesta de Walden Bello ayude menos a
nosotros que a nuestros adversarios. Incluso porque viene de dentro
del FSM.

De hecho, decir que el FSM ha terminado es exactamente lo mismo que
dice la gran media internacional que intenta decretar la
muerte del FSM, para que los dueños del mundo no tengan más
que preocuparse. Los miembros de la Comisión de Comunicación
del Consejo Internacional del FSM nos citan, como ejemplo, lo que ha
dicho en enero de este año el periódico español
El País: "el FSM ha desaparecido de los radares".

Esa Comisión apunta para lo que, a mi juicio, es actualmente
el más grande desafío del FSM: el de comunicarse con el
mundo. Podemos clamar en altas y muchas voces que "otro mundo es
posible", pero es aun muy grande el número de los que no lo
creen. Sin ninguna duda, son las grandes mayorías. Y no se ha
alcanzado aún a hacer con que todo lo que se presenta, se
discute, se propone, se articula y se hace a partir de los Foros,
llegue a los ojos y oídos de esas grandes mayorias, como
noticias portadoras de esperanza.

En reciente encuentro de la Comisión de Comunicación en
Italia, he podido ver mas claramente la diferencia de evolución
– una positiva otra negativa – de las dos dinámicas vividas
por el proceso del FSM, hacia dentro y hacia fuera.

La dinámica hacia dentro correspondía a su primer
desafío, lo de organizar Foros que fueran efectivamente
espacios de encuentro, reconocimiento y aprendizaje mutuos,
identificación de convergencias, lanzamiento de nuevas
iniciativas de resistencia y transformación, alimentando la
acción propiamente dicha y construyendo la unión.

Esta dinámica ha sido siempre ascendente. En cada Foro se ha
aprovechado la experiencia del anterior, buscando mejorar su
metodología para una más completa realización de
sus objetivos. Del primer Foro, que combinaba actividades propuestas
desde arriba, por sus organizadores, con actividades auto-organizadas
desde abajo, por sus propios participantes, se ha llegado en 2005 a
un Foro totalmente auto-organizado. Por otro lado la Carta de
Principios se ha firmado cada vez más. Y muchas nuevas
articulaciones y acciones, incluso de nivel planetario, surgieron en
los Foros y se consolidaron, además de la más grande,
por la Paz en febrero de 2003, que sorprendió a todo el mundo.

En el último Foro, en Nairobi – con menos gente por razones
ya bien identificadas – la metodología utilizada ha dado
importantes saltos cualitativos, como al basar la inscripción
de actividades no en temas teóricos sino que en objetivos de
transformación, o al reservar el cuarto día de trabajo
a la programación de acciones concretas. Insuficiencias
organizativas de diversos tipos no han permitido sin embargo la plena
utilización de estos avances.

La poca comunicación hacia afuera hizo por otro lado más
visibles las insuficiencias que los avances hechos en Nairobi, como
las nuevas redes que han surgido en el, y el ha merecido evaluaciones
muy controvertidas – algunas francamente negativas, como si no
hubiera más la obligación de defender el hijo de los
ataques que sufre desde que nació. Walden Bello ha dicho en su
texto que ese Foro había sido muy "decepcionante".
Onyango
Oloo
,
uno de sus organizadores, llegó a escribir 24 páginas
de duras críticas, empezando por decir que el Foro había
sido un "desastre". Al mismo tiempo, entre otras análisis
positivas, Gustave Massiah, de Francia, sin desconsiderar lo que ha
sido insuficiente, da a su evaluación el titulo: "Nairobi
2007, un excelente Foro Social Mundial".

La literatura sobre este Foro es por lo tanto variada. Y como su
Consejo Internacional no ha alcanzado a informar mejor, después
del Foro, sobre el carácter de lo de 2008 y las perspectivas
para 2009, muchos periodistas han podido decir que el proceso FSM
había perdido mucho de su fuerza.

Pero es cierto que el FSM no está tan muerto. Incluso recién
escuché las palabras del mismo Oloo, que hizo la crítica
de 24 páginas, en mesa redonda en Italia, relatando efectos
extremamente positivos del Foro de Nairobi que hoy aparecen en la
sociedad de Kenya, a pesar de todas las insuficiencias habidas.

La mejor demostración de que el proceso está vivo es
sin embargo la multiplicación de Foros Regionales y Locales.
Ella se amplia cada vez más, como con el primer Foro Social
Norte Americano, en Junio, al mismo tiempo que otros en Québec,
en Alemania, de los países del Magreb en la Mauritania, en la
Dinamarca, en Guatemala, en Brasil, en la Triple Frontera de América
del Sur, entre otros más.

Puede por lo tanto ser dicho que la dinámica del Foro hacia
dentro, o sea, hacia los que están luchando por otro mundo,
sigue hoy día ascendiendo. Y el Foro de 2008, con su formato
de múltiples actividades concomitantes en todo el planeta, en
su diversidad de tipos y temas, con un día de visibilidad
común en la fecha simbólica de Davos, puede llevarnos a
un Foro Social Mundial muy significativo en enero de 2009.

Pero lo mismo no ha pasado con la dinámica hacia fuera, más
bien descendiente. Es interesante notar que las dos dinámicas
(hacia dentro y hacia fuera) eran ambas ascendientes hasta el Foro de
2005: cada vez más gente venia participar de los mundiales,
así como se multiplicaban los regionales, nacionales y
locales. Y ha sido exactamente en 2005, en que 150.000 personas
vinieron participar del más grande hasta entonces, que la
dinámica hacia fuera empezó a perder fuerza.

No es por otra razón que la Comisión de Comunicación
del Consejo Internacional presentará, en la próxima
reunión del CI, en Berlín, un plan de trabajo hacia
afuera.

La comunicación con el mundo no es sin embargo tarea de una
Comisión. Ella tiene que ser asumida por todos los
participantes del proceso. No se trata únicamente de la
comunicación con periodistas, canales esenciales para difundir
la información, sino que del conjunto de medios de
comunicación que hagan posible llegar a todas las personas la
certeza de que "otro mundo es posible". Más aun, que ya se
hacen muchas cosas – de resistencia y de transformación
efectiva – o sea, que ese "otro mundo" ya está en
construcción. Con los que actúan para cambiar la
realidad contando con un poderoso instrumento para se articular y se
unir cada vez más: el proceso del Foro Social Mundial.

De hecho, frente a este nuevo desafío que el FSM enfrenta,
seria bueno que pudiéramos decir que en el concentraremos
ahora nuestros esfuerzos en el proceso del FSM. Pero el texto de
Walden Bello nos despierta para el hecho de que no es así. Al
mismo tiempo que trabajar para que el FSM se comunique mejor con el
mundo, habrá que continuar luchando para que su camino no se
pierda en inesperadas encrucijadas.

23/05/07