por Stuart Hodgkinson*

Este es el grito de lucha de campesinos y trabajadores fabriles cuando la OMC se prepara para su 5ta Conferencia Ministerial en Canc๚n, M้xico, entre el 10 y 14 de septiembre. Pero la sociedad civil estแ lejos de tener una posici๓n com๚n respecto a c๓mo reaccionar frente a las negociaciones comerciales. Stuart Hodgkinson explica..

Si los analistas tienen raz๓n, Canc๚n se transformarแ en un parte olas en la breve historia de la OMC. El “Cierre de Seattle” en 1999 ayud๓ a crear una crisis de legitimidad de la que nunca se ha recuperado. A pesar del hecho que hace dos a๑os se inici๓ en Doha una mini-ronda de negociaciones, ้stas desde entonces se han desmoronado sin que se lograra un consenso respecto a la agenda de negociaciones para Canc๚n. En este contexto, el papel que jueguen las diversas fuerzas de la sociedad civil en las pr๓ximas semanas y meses serแ crucial no s๓lo para el futuro de los pobres del mundo, sino en la definici๓n de la direcci๓n futura del propio capitalismo mundial.

ฟUn frente unido?

La percepci๓n de la importancia del momento ha conducido, en ciertos niveles, a una unidad in้dita de las demandas en el naciente “Movimiento por la Justicia y la Solidaridad Global” (el actor anteriormente conocido como movimiento ‘anti-globalizaci๓n’). Las organizaciones sindicales conservadoras como la TUC de Gran Breta๑a y su ๓rgano de cabildeo internacional, la Confederaci๓n Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL), ahora pueden estar de acuerdo con las o­nGs radicales del Sur y con los movimientos sociales de la Coalici๓n ‘Nuestro Mundo No Estแ en Venta’ en una plataforma bแsica de demandas de cara a Canc๚n. Las mismas incluyen:

reforma democrแtica drแstica de la OMC;

no a la expansi๓n de las negociaciones para incluir los ‘Nuevos Temas’, y exclusi๓n inmediata de los servicios p๚blicos en el AGCS/GATS y publicaci๓n completa de las ofertas y solicitudes realizadas;

ponerle fin al dumping de exportaciones subsidiadas provenientes del Primer Mundo en los mercados de los paํses en desarrollo;

mayores derechos para los gobiernos para regular sus economํas dando cumplimiento a normas laborales, sociales y ambientales.

 

Algunos a๑os antes un consenso de este tipo hubiera sido impensable. Los sindicatos internacionales re๑ํan con los grupos de la sociedad civil del Sur respecto a c๓mo enfrentar a la OMC. La CIOSL creํa que cambiando simplemente las normas que rigen el comercio la globalizaci๓n podrํa adquirir un ‘rostro humano’. Por ello su campa๑a hist๓rica, apoyada por los gobiernos de EE.UU. y de la UE, en favor de una ‘clแusula sobre derechos laborales’ que condicionarํa a la membresํa de la OMC al cumplimiento de ‘normas laborales esenciales’..

A esta campa๑a se opusieron abiertamente la mayorํa de los paํses en desarrollo. Ellos acusaron al Norte de una conspiraci๓n proteccionista para destruir la ๚nica ventaja comparativa de los paํses pobres –la mano de obra barata. Las o­nGs del Sur al tiempo que apoyaban los derechos universales de los trabajadores, se oponํan a que los mismos fuesen usados como una condicionante en la liberalizaci๓n del comercio, por la sencilla raz๓n de que ellas querํan ponerle freno al libre comercio y restringir el poder de la OMC, no darle mแs poder para controlar a๚n mแs temas.

El debate se transform๓ rแpidamente en una disputa surrealista sobre qui้n tenํa mแs legitimidad para hablar en nombre de los trabajadores del mundo: la CIOSL, que formalmente representa a mแs de 100 millones de trabajadores, la mayorํa de los cuales no saben de su existencia, o las o­nGs de intelectuales de clase media que no son representativas y que no le rinden cuentas a nadie.

De Seattle en adelante las relaciones entre los sindicatos y otras o­nGs han mejorado luego de que ambas partes hicieran esfuerzos para superar las diferencias y preparar una plataforma com๚n en torno a la cual trabajar coordinadamente. Animados por los sindicatos populares ‘movimientistas’ del Brasil y Sudแfrica, asํ como por las Federaciones Sindicales Globales progresistas como la Internacional de Servicios P๚blicos, los sindicatos modificaron claramente su posici๓n acercแndose en alguna medida a las posturas del World Development Movement del Reino Unido, el Alternative Information and Development Centre de มfrica del Sur y la Red del Tercer Mundo con sede en Malasia, cuyas crํticas consistentes de la OMC constituyen el fundamento del consenso de la sociedad civil de cara a Canc๚n. Por ejemplo, los sindicatos han adoptado una lํnea mแs dura frente al AGCS/GATS, han pasado del apoyo a la oposici๓n a las negociaciones sobre los Nuevos Temas y han abandonado la clแusula sobre derechos laborales como primera prioridad.

Con el sistema actual de la OMC en la cuerda floja, una voz unificada de la sociedad civil frente a los temas crํticos podrํa generar la presi๓n polํtica necesaria, tanto dentro como fuera del Centro de Convenciones de Canc๚n, para detener estrepitosamente el programa neoliberal de “reformas”. Sin embargo, el logro de un resultado de esas caracterํsticas estแ puesto en duda por las divergencias polํticas existentes al interior del movimiento por la justicia global, que atraviesan tanto a los sindicatos, como a las o­nGs y los movimientos sociales.

Divisiones en la sociedad civil

Tomemos el tema crucial de la agricultura. Los sindicatos pertenecientes a la Uni๓n Internacional de Trabajadores de la Agricultura y la Alimentaci๓n estแn de acuerdo con Vํa Campesina –el movimiento campesino internacional integrado entre otros por el Movimiento Sin Tierra del Brasil y la Confederaci๓n Campesina Europea de la que forma parte Jos้ Bov้– en cuanto a que no es posible lograr la seguridad alimentaria si no hay soberanํa alimentaria, es decir, el derecho de los pueblos a definir y controlar sus propias polํticas agrํcolas y alimentarias, dando prioridad a la producci๓n alimentaria y al consumo local y regional antes que a las exportaciones. Como esto es incompatible con la liberalizaci๓n del comercio agrํcola a nivel mundial, quieren que la agricultura quede fuera del แmbito de la OMC. Pero estos postulados de las fแbricas y los predios campesinos no han llegado a la sede de la CIOSL, de la Confederaci๓n de Sindicatos Europeos, ni siquiera a Oxfam. Estos otros actores demandan mayor acceso a los mercados de los paํses industrializados para los paํses en desarrollo, a fin de que ้stos puedan superar la pobreza. Ellos sostienen que no existe contradicci๓n alguna entre proteger a los peque๑os agricultores y fomentar el crecimiento de las exportaciones agropecuarias de los paํses en desarrollo.

Desafortunadamente estแn equivocados. Tal como argumentara Walden Bello de Focus o­n the Global South el a๑o pasado en su cuestionamiento p๚blico a Oxfam por su enfoque libremercadista, promover el crecimiento centrado en las exportaciones en los paํses en desarrollo s๓lo beneficia “a los intereses agro-exportadores monop๓licos” y fomenta el desarrollo orientado hacia las exportaciones. De esta forma se destruyen la peque๑a producci๓n agrํcola y el control local sobre la producci๓n alimentaria.

El tema ha ocasionado grandes tensiones al interior del Movimiento por la Justicia Comercial –una gran coalici๓n de grupos activistas, o­nGs y sindicatos del Reino Unido. Seg๚n un integrante de la coalici๓n perteneciente a una o­nG, la consigna de Oxfam de ‘acceso a los mercados’ le ha “permitido al gobierno decir ‘estamos de acuerdo con ustedes’ con respecto al comercio justo, lo que no s๓lo no es cierto sino que ha desviado el foco de atenci๓n de la primera prioridad del Movimiento por la Justicia Comercial –denunciar la lํnea dura del gobierno en defensa de los Nuevos Temas”.

Las divisiones en torno al tema agrํcola son un reflejo de las que existen respecto a los ‘Nuevos Temas’, asํ como en torno a los acuerdos sobre servicios y derechos de propiedad intelectual. Al tiempo que los conservadores quieren que las normas que rigen en tales แreas se modifiquen para que se vuelvan mแs justas, los radicales quieren que esas แreas queden fuera de la jurisdicci๓n de la OMC y punto. Ademแs estแ la cuesti๓n de un eventual ๓rgano de o­nGs asesor de la OMC: la mayorํa de los sindicatos internacionales y especialmente la CIOSL quieren ocupar una ‘silla en la mesa contigua’ de este tipo, mientras que o­nGs como Focus o­n the Global South se oponen con vehemencia y alertan respecto a la cooptaci๓n del movimiento por esa vํa.

En cierto sentido estas divisiones no deberํan importar, ya que existe un consenso bแsico en toda la sociedad civil para impedir que las negociaciones sobre inversiones –consideradas junto a la agricultura como los temas de los que depende el ้xito o el fracaso de las negociaciones—se inicien en Canc๚n. Sin embargo, estas divisiones podrํan ser muy significativas en lo que respecta a la estrategia del movimiento hacia la reuni๓n Ministerial.

Frente a la OMC: ฟcabildeo o desmantelamiento?

En octubre del pasado a๑o la Federaci๓n Nacional Campesina de Ecuador hizo el primer llamado a un dํa de acci๓n continental contra la OMC. En Porto Alegre, en el 2003, cientos de grupos y movimientos inclusive la central sindical sudafricana COSATU y la Internacional de Servicios P๚blicos acordaron ‘กDescarrilar la OMC!’ en Canc๚n. Resulta significativo que la CIOSL –que formalmente representa a 158 millones de trabajadores en todo el mundo- no se sumara al llamado.

En mayo se llev๓ a cabo una hist๓rica Asamblea Continental y Mundial Contra el ALCA y la OMC, en Ciudad de M้xico para llevar a la prแctica este llamado. En esa oportunidad se decidi๓ que el 9 de septiembre se celebrarแ una jornada mundial de acci๓n contra la OMC, que inaugurarแ una semana de acciones directas y otras formas de desobediencia civil creativas y pacํficas con el prop๓sito de trastornar la reuni๓n ministerial. El 13 de septiembre serแ escenario de la ‘Marcha Mundial contra la Globalizaci๓n y la Guerra’. El ‘Foro de los Pueblos por una Alternativa a la OMC’ se desarrollarแ en paralelo a las negociaciones comerciales incluyendo una gran Feria de Comercio Justo. Se espera que lleguen a Canc๚n unos 100,000 ‘mundialistas alternativos’.

El llamado a ‘descarrilar la OMC’ es acertado. Si bien muchos de los que promueven el ‘descarrilamiento’ quieren alg๚n tipo de OMC, ellos entienden que las agendas neoliberales de EE.UU. y la UE, respaldadas por su enorme fuerza polํtica y econ๓mica (y una secretarํa de la OMC tendenciosa), inevitablemente traerแ malas noticias para los paํses en desarrollo en Canc๚n e implicarแ a๚n mแs liberalizaci๓n y p้rdida de control democrแtico. La ๚nica forma de impedir un escenario de este tipo es simple: impedir cualquier acuerdo en Canc๚n. Como plantea Walden Bello, “la toma de decisiones por consenso es el tal๓n de Aquiles de la OMC, y tenemos que impedir a toda costa que emerja un consenso”.

Sin embargo esta estrategia plantea algunos riesgos. Si EE.UU. fracasa en imponer su voluntad en la OMC, concentrarแ su poder de persuasi๓n coercitiva para dar inicio al ALCA –una propuesta a๚n mแs siniestra. Tal como se proyecta hoy, el ALCA expandirแ al resto del continente americano, a excepci๓n de Cuba, una versi๓n extrema del TLCAN. Las empresas podrแn llevar a juicio a los gobiernos si los mismos imponen normativas laborales o ambientales ‘costosas’. Este fantasma siniestro ha movilizado a un enorme movimiento de base panamericano, conducido por la Alianza Social Continental, que tiene como prop๓sito descarrilar la Cumbre Ministerial del ALCA en Miami, s๓lo 8 semanas despu้s de Canc๚n. Los sindicatos estadounidenses liderados por la AFL-CIO estแn tan preocupados por el ALCA que en gran medida estแn ignorando la reuni๓n ministerial de la OMC y concentrando sus recursos para informar y llevar a los sindicalistas a Miami.

Pero no tenemos otra opci๓n que la de descarrilar tanto la ministerial de la OMC como la del ALCA. No serแ fแcil. Particularmente en el caso de Canc๚n no serแ suficiente con las protestas callejeras –a menos que puedan resolver el problema de los cocodrilos que abundan en el lago, los activistas no podrแn ni siquiera acercarse al Centro de Convenciones. Por ello serแ muy importante la presi๓n que se pueda ejercer adentro para impedir que se logre un consenso, pero esto tambi้n serแ difํcil porque el n๚mero de o­nGs acreditadas para la Ministerial es muy restringido.

Por esta raz๓n el papel que juegue el movimiento sindical internacional en Canc๚n podrํa ser fundamental. La CIOSL y sus afiliados llevarแn a mแs de 100 lํderes sindicales para presionar a los negociadores comerciales. Ellos coordinarแn con unos pocos sindicatos que formarแn parte de las delegaciones de gobiernos social dem๓cratas, y con la Confederaci๓n de Sindicatos Europeos que integrarแ la delegaci๓n de la Comisi๓n Europea. Aunque la mayorํa de los sindicatos oficialmente se opone a la estrategia de descarrilamiento, si se mantuvieran firmes en sus intenciones declaradas y trabajaran junto a otras o­nGs para impedir un acuerdo sobre los Nuevos Temas, entonces se podrํa bloquear el consenso y llevar asํ al colapso de la reuni๓n. Sin embargo, si los sindicatos deciden traicioneramente buscar la forma de conseguir ‘una redacci๓n mแs adecuada’ sobre derechos laborales a cambio de no oponerse a un acuerdo final, sin importar cuan malo sea, entonces todo podrํa estar perdido.

Los presagios no son buenos. En Seattle, los lํderes sindicales separaron a la marcha de 40,000 trabajadores de las protestas masivas en el dํa de apertura de la Conferencia Ministerial de la OMC, a cambio de una reuni๓n con Bill Clinton. Mแs recientemente, un lํder sindical britแnico estaba “sorprendido por cuแn dispuesta a coincidir estaba la CIOSL” en la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible del 2002, a cambio de alg๚n arreglo de su conveniencia. Esta gran disposici๓n a negociar no es s๓lo ideol๓gica, sino que se sustenta en los intereses particulares de la organizaci๓n: la CIOSL y la Confederaci๓n de Sindicatos Europeos reciben importantes fondos de los gobiernos Occidentales. ฟMorderํan acaso la mano que les da de comer? Pronto sabremos la respuesta.

* Stuart Hodgkinson es investigador sobre polํticas laborales internacionales y muy activo en el movimiento de protesta mundial [email protected]. Una versi๓n editada de este artํculo fue publicada por primera vez en la revista Red Pepper, una publicaci๓n mensual de los verdes independientes y de la izquierda socialista de Gran Breta๑a. Les sugerimos leer la edici๓n especial de Red Pepper para Canc๚n, que incluye un artํculo de Aileen Kwa de Focus o­n the Global South, www.redpepper.org.uk